Los Eagles arrasan en la Super Bowl y dejan a los Chiefs de Mahomes sin triplete

Fue un resultado histórico que estropeó la cita con la historia de los Chiefs. El equipo de Kansas City buscaba el triplete, los tres campeonatos consecutivos, algo nunca conseguido en un deporte muy igualado como la NFL. Y también arruina las discusiones que se iban a producir este lunes sobre Mahomes y su posible comparación con el más grande de siempre, Tom Brady. Ese debate, por ahora, tiene que esperar.

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'¡Pegadles por abajo! ¡Pegadles por arriba!', dice la letra de la canción, que escupían las gargantas afónicas de los de Filadelfia después de muchas horas -muchos días, para algunos- por las calles procelosas del distrito histórico de Nueva Orleans. Y así fue: la defensa de los Eagles pegó por arriba y por abajo, fuerte y flojo. Mahomes sufrió un acoso y derribo al que no está acostumbrado.

Él, 'quarterback' de los Chiefs, el tipo con más talento en este deporte, se maneja mejor que nadie en el alambre, en la finta imposible, en el pase mientras le placan. Pero la presión de los defensores de los Eagles fue insoportable. Le placaron hasta en seis ocasiones, desprotegido por una línea ofensiva de los Chiefs, la muralla humana que rodea al 'quarterback', que hacía aguas.

Pero tampoco fue el Mahomes mágico, capaz de resolver situaciones imposibles. Ante el acoso, le interceptaron dos pases. También perdió la pelota en una ocasión, en el balcón de la zona de 'touchdown', de anotación. No hay nada más importante para un 'quarterback' que mantener la posesión de la pelota ovalada, cuidarla como si fuera su vida. Y Mahomes fracasó en el intento.

La defensa de los Eagles desató la debacle de los Chiefs y el ataque del equipo de Filadelfia la remató. Desde la primera posesión, demostraron que podían ser la 'kriptonita' que tumbara a los imbatibles Chiefs. La gran amenaza de su ataque, claro, era Saquon Barkley. Juega en la posición de 'running back', especializado en jugadas de carrera. La primera pelota fue a él, un especialista en atravesar muros defensivos, en sortear masas humanas, en resistir placajes. Este año se ha consolidado como uno de los mejores de la historia en esa posición y, aunque no tuvo un día excelso, su presencia intimidaba y abría otras opciones. Esas opciones las aprovechó a la perfección el MVP del partido: Jalen Hurts, 'quarterback' de los Eagles, que lleva el número uno en la espalda y que se impuso en la partida al 'número uno' Mahomes.

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Hurts es un portento físico, con doble amenaza, de carrera y de pase. Este año ha encontrado lo que necesitaba: tomar las decisiones adecuadas. Desde la grada del Superdome de Nueva Orleans, daba la sensación de jugar con total tranquilidad. Suyo fue el primer 'touchdown' de los Eagles, con un 'tush push', una melé en la que empujó la pelota hasta la anotación. Pero también anotó otro en carrera y dio otros dos de pase. «Esto es un esfuerzo de equipo», diría después al recoger el trofeo, entre una nube de papelillos. Y tenía razón: el motivo de esa tranquilidad en el juego estuvo en su línea ofensiva, que fue un muro infranqueable. Hurts pudo pensar y ejecutar.

Con esa suficiencia, los Eagles se fueron al descanso 24-0, un resultado que nadie esperaba. El jolgorio se desataba entre los que llevaban el verde de Filadelfia en las gradas. Los seguidores de los Chiefs, borrachos de triunfos -y de los tragos helados que dan en Bourbon Street- no se lo podían creer. Con gracia carnavalesca de Nueva Orleans, la hinchada de los Eagles hacía el canto del 'tomahawk', una afrenta que algún día tendrá venganza. Se sentía el apetito de revancha. Hace dos años, los de Filadelfia perdieron por la mínima contra los Chiefs, pese a otra gran actuación de Hurts y gracias a la magia de Mahomes. La remontada, que siempre parece una posibilidad si él está en la cancha, era quimérica.

En la segunda parte, continuó el vuelo de las Águilas y los Chiefs solo consiguieron maquillar el resultado final con dos anotaciones postreras. Cayó el cubo de agua helada sobre la cabeza de Nick Siriani, el excéntrico entrenador de los Eagles, y se desató la fiesta entre la parroquia verde. Y hay pocos sitios en EE.UU. para irse de juerga como Nueva Orleans.