Polideportivo
La doble moral de Arabia Saudí: millones para ellos, migajas para ellas
El megacontrato de Rahm evidencia el diferente trato con las deportistas que aún existe en Arabia Saudí, un país que discrimina a minorías y mujeres
Jon Rahm da el gran pelotazo
![Rahm y Normam](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/12/08/rahm-norman-RF8QdPZixeoDnZA6aQqlgjI-1200x840@abc.jpg)
Desde hace unos años, dibuja Arabia Saudí una nueva realidad sobre el deporte. Casi de ciencia ficción por la dimensión de sus horizontes y porque las cifras que manejan exceden las que se movían en el 'viejo mundo', casi hasta mermar la capacidad racional de ... entenderlas. Ahí están las carreras de MotoGP y de Fórmula 1, y el Dakar, la Copa de Maestros júnior de tenis -están en negociaciones para tener un Masters 1.000-, la idea de albergar unos Juegos Olímpicos de invierno, y también, los 500 millones de euros que recibirá Jon Rahm en cuatro temporadas como nuevo jugador de la liga saudí de golf. Una nueva realidad de la que solo se está viendo el inicio, pero de la que surgen una y mil dudas y recelos: sobre los que firman un contrato que contradice un mensaje anterior -«no juego por dinero, sino por amor al golf», dijo Rahm hace un año- y sobre lo que realmente subyace de esta compra del deporte con cheques de petrodólares, más allá de diversificar las entradas de capital para no depender tanto del petróleo y el gas, y que, por el momento, lucra a jugadores, pero no a jugadoras.
Para muchos, el objetivo principal de esta inversión milmillonaria es blanquear la imagen de unos países que siguen contando entre sus legislaciones con artículos que persiguen a minorías y a quienes critiquen al gobierno, que condenan, y son motivo de cárcel y hasta pena de muerte, las relaciones entre personas del mismo sexo y que discriminan sistemáticamente a la mujer.
Mientras se firman contratos millonarios con deportes con presencia mayoritaria masculina, en Arabia Saudí, hasta 2015 no se permitió el voto femenino, hasta 2018 no podían conducir ni entrar en un estadio deportivo. Ejemplos de esa otra realidad que choca con ese aperturismo que se pretende impulsar con los rostros de Cristiano Ronaldo, Neymar, Benzema y el propio Rahm. «Es una combinación de cosas que han puesto juntas: que tienen muchísimo dinero, que quizá quieren limpiar la imagen de la mujer, sin ninguna duda, que quieren avanzar en ese aspecto a nivel mundial, tampoco tengo dudas», resume esta dicotomía Marta Figueras-Dotti, presidenta del circuito europeo femenino de golf (LET).
Es precisamente este abrir las puertas en el que confía Figueras-Dotti para el que permitirá una mejora en la vida de estas mujeres que todavía necesitan de una firma del marido o del padre para poder sacarse un pasaporte o viajar al extranjero si tienen menos de 25 años. «En el LET tenemos una colaboración muy buena con ellos -seis pruebas las patrocina el dinero saudí-. Estamos encantados, nos tratan impresionantemente bien cuando jugamos allí o en lugares del mundo que son patrocinados por ellos. Y les agradezco el apoyo porque ha sido esencial para seguir sobreviviendo; en Europa es difícil encontrar patrocinadores para el deporte femenino. Pero seamos honestos, es una burbuja, llevada por unas personas que meten mucho dinero. Lo que pasa después con las mujeres no lo puedo decir».
Promocionar el golf
Figueras-Dotti está convencida de que la ayuda en su caso es bidireccional, que son las propias golfistas que participan en estos torneos -algunas de ellas reacias por cuestiones morales en un inicio- las que impulsan las mejoras de estos países en aquellos aspectos que en otras sociedades están superados. «Intentamos ayudar creando clínics para niñas y mujeres. Creemos que promocionar el deporte, en este caso el golf, es una herramienta para que mejoren las cosas». Y recuerda que Marruecos o Dubái vivían estas mismas situaciones que ahora ella ve en Yedah, donde en febrero se celebró un torneo con cinco millones de euros en premios. «Es lo mismo que pasaba allí antes. ¿Ha mejorado la situación con respecto ahora? Quiero pensar que sí». También reflexiona que en Estados Unidos sigue habiendo clubes solo para hombres y otros que exigen que la indumentaria de las mujeres para jugar sea una falda.
Lo cierto es que sí vive Arabia cierta revolución de la mujer en algunos deportes desde estos tímidos avances que han integrado después de recibir a tanto extranjero. Como curiosidad, cuenta Figueras-Dotti, en el primer torneo de golf celebrado en tierras saudíes hace cuatro años, las golfistas jugaron con pantalón largo y camisetas de manga larga, pero «alguien debió de ver que estaban jugando así a 45 grados y al día siguiente, todas de corto». Es solo una opinión personal, remarca, pero augura que en un futuro también habrá contratos millonarios para las deportistas. Por el momento, no obstante, indica que ya les están mostrando «que hay otras formas de hacer las cosas».
Todavía es poca la presencia mundial de atletas saudíes: con participación en Juegos Olímpicos desde 1972, las mujeres (2) debutaron en Londres 2012, cuatro acudieron a Río 2016 y a Tokio 2020. Asoma alguna golfista amateur que participa con invitación, las primeras tenistas que defienden la Copa Billie Jean King júnior y esgrimistas que ya se cuelgan medallas internacionales. Pero donde se nota más el estirón es en el fútbol.
Sin poder ni ver un partido en directo en 2018, a crear el departamento femenino en 2019 y a aspirar a albergar la Copa Asiática en 2026 y quién sabe si el Mundial absoluto en 2035. Y no solo por cheques, sino con la intención de hacer un gran papel. En cuatro años se han creado 25 clubes que acogen a más quinientas futbolistas federadas, y que ya pelean en la Premier League, con ocho equipos, y en la First Division, con 17. Que el interés por integrar a las mujeres en el fútbol es real lo señala que cinco de los equipos más poderosos, Al Hilal, Al Ahli, Al Ittihad, Al Nassr y Al Shabab, hayan creado una sección femenina.
Según Monika Staab, seleccionadora nacional, el apoyo de las instituciones también es real. Contó con 400 aspirantes que acudieron al anuncio para un primer combinado a principios de 2022 -hubo una selección oficiosa en 2019-, y ganó su primer partido ante Seychelles. Ahora cuentan con una selección sub-15, otra sub-17 y una sub-20, pero también pide tiempo para que el crecimiento sea estable y no una burbuja de unos días. Por el momento, 50.000 niñas juegan al fútbol en 3.000 escuelas de formación.
Lo que piden las organizaciones defensoras de derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, es que este aperturismo se expanda al día a día, pues todavía hay muchas rémoras culturales, religiosas y de infraestructuras que impiden el acceso de las mujeres de todos los estamentos al deporte.
Y en el deporte, lo que desea Figueras-Dotti, y muchas otras voces de distintas federaciones, es que se fusionaran ambas realidades, como está intentando negociar el PGA y esta nueva liga saudí en el golf. «Me gustaría que hubiera un acuerdo global, con un circuito masculino y femenino potente, creando una huella a nivel mundial mucho más fuertes unidos que separados. Me encantaría, pero creo que seguirá habiendo una guerra de egos como hay en todos los aspectos de nuestra vida. Es el problema que está teniendo el PGA Tour y el European Tour. Si los saudíes ponen tantos millones de dólares en la mesa van a querer tomar decisiones y controlarlo. La pregunta es si queremos estar controlados por una sociedad como la saudí. Es muy difícil luchar contra ellos, pues nadie quiere estar en contra con gente poderosa y eso es el dinero. La situación es delicada para todos».
Rahm ha abierto la puerta para que muchos más se unan a esta nueva realidad del deporte. Una en la que chocan el lavado de imagen y la oportunidad.
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