Polideportivo
El deporte, principal pasatiempo de todo tipo de gobernantes
Desde tiempos inmemoriales, la realeza ha practicado la caza, el tiro con arco o las actividades equinas. Hoy en día los presidentes se solazan con el gol o el atletismo. Eso sí, en algunos casos de tapadillo
![Macron y el fútbol o Putin y el judo, algunos ejemplos](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/10/11/politicos-deportes-DESK-RqZQUWlaHITkB1rbFYKU1nN-1200x840@abc.jpg)
Las actividades básicas de los hombres en las etapas primigenias de la evolución (cazar, pescar o correr) pronto se convirtieron en competiciones. Las ganas de triunfo y el espíritu de superación fueron llevando a que las clases dominantes dieran el salto de realizarlas por ... necesidad a simplemente para divertirse.
Los primeros ociosos fueron los egipcios, que vieron cómo las carreras de sus carros de guerra o el tiro con arco les producían grandes satisfacciones. Un paso más lo darían los griegos o los romanos, que proyectaron en otros el gusto y la habilidad por competir (en los Juegos Olímpicos o las carreras de cuádrigas). Luego, en los oscuros años que llevaron hasta la Edad Media, se siguieron realizando ejercicios más dados a mantener la destreza con las armas, en especial la lucha o la caza.
Pero fue en el Renacimiento cuando apareció el golf en Escocia y la reina María se destapó como una consumada practicante. Luego, en el siglo XIX, el concepto actual de deporte se estableció en las Islas Británicas y en todo su imperio. El espítiru del 'gentleman' caló entre las casas reales, que asumieron esa nueva moda con avidez. Un ejemplo fue Alfonso XIII, que tocó todos los palos (tenis, golf, automovilismo, esquí, vela o caza), unas aficiones que legó a sus descendientes, que las han seguido con mayor o menor intensidad.
![Vladimir Putin, un entusiasta del judo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/10/11/Putin_20231011210614-U27360050827lLi-624x350@abc.jpg)
La realeza británica también ha sido una apasionada de los deportes, aunque en su caso más centrada en el mundo de la hípica. La reina Isabel II era una devota de los caballos y Carlos III, del polo. Sus hijos, Guillermo y Enrique, son unos locos del rugby. Las disciplinas náuticas cautivan a los monegascos, hasta el punto de sufrir una tragedia (la muerte del marido de Carolina, Stefano Casiraghi) en una competición de lanchas motoras. El príncipe Alberto navega, esquía y también ha hecho sus pinitos automovilísticos en el París-Dakar.
Los presidentes
Otra forma de gobierno como la república también ha incorporado estas prácticas en sus dirigentes. La más longeva en cuanto a la afición de sus presidentes ha sido la estadounidense, que desde Eisenhower hasta ahora han practicado el golf con mayor o menor fortuna. Dwight, en concreto, fue socio del Augusta National, al igual que hoy Condolezza Rice, quien fuera secretaria de Estado.
El penúltimo mandatario, Donald Trump, llegó con la afición aprendida, ya que buena parte de sus negocios inmobiliarios se centran en resorts de lujo, algunos de los cuales han sufrido las consecuencias de su política. El Royal & Ancient sacó a Turnberry de la rotación del Open Británico y el PGA Tour al Doral de sus torneos profesionales. Precisamente en este recorrido, antes de que llegase a la Casa Blanca, Gonzalo Fernández-Castaño tuvo la ocasión de jugar con él. «Fue con motivo de la reinauguración de Doral, pues yo era vecino y el único profesional de esa zona de Florida», recuerda el madrileño. «Fue una partida muy divertida, con Trump contando muchas anécdotas (todas sobre sí mismo, claro) y pude apreciar que tenía un buen nivel de juego. Desde entonces hemos mantenido el trato de vez en cuando, pero ya no hemos vuelto a jugar juntos».
Tanto los jefes de Estado como los presidentes de gobierno de distintos países han visto en el deporte una manera de mantenerse en forma y, por qué no, de acercarse más a su pueblo. Eso sucede por ejemplo con el francés Emmanuel Macron, que practica el kick-boxing en la intimidad y el fútbol cuando se deja ver en algún partido benéfico; o con la italiana Giorgia Meloni, que se ha destapado como una auténtica atleta al correr, boxear, levantar pesas, hacer yoga, pilates y jugar al rugby.
![Macron, presidente de la república francesa, en un partido de fútbol](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/10/11/Macron_20231011210803-U57367442140FvU-624x350@abc.jpg)
Esa hiperactividad física la sienten también otros líderes como Vladímir Putin (judo y gimnasia) o Barak Obama, que practica golf, rafting y surf a vela. Esta actividad acuática también es del gusto del uruguayo Luis Lacalle, por otro lado un consumando 'skater'. Bastante más al norte en su continente, el canadiense Justin Trudeau quema su adrenalina con el boxeo.
De vuelta a España, echando la vista atrás, el anterior jefe del estado, Francisco Franco, tuvo devoción por la náutica, la caza, la pesca y el golf. De hecho, se mandó construir un campo de golf de nueve hoyos en el Palacio del Pardo que hoy está abandonado.
En España, golf escondido
Al césped también se acercaron los presidentes de gobierno Arias Navarro y Adolfo Suárez aunque, curiosamente, desde la transición parece que esta actividad ha caído en desgracia. No tanto porque no se desarrolle entre los mandatarios, sino porque parece que está mal visto dejarse ver con unos palos en la mano. De hecho, salvo José María Aznar, Esperanza Aguirre y José Luis Martínez Almeida, es difícil ver a políticos presumir de ser golfistas. Y eso que hasta Fidel Castro y el Ché Guevara lo practicaron en los primeros años de la Revolución.
Eso sí, en deportes más comunes como el atletismo o el baloncesto, los rectores no han tenido problema en mostrar en público sus aficiones. En el primer caso se sitúa el propio Aznar, que se hizo un gimnasio en La Moncloa y hacía series de carreras por los jardines hasta convertir su cuerpo en un fortín. De hecho, su entrenador de entonces, el desaparecido Bernardino Lombao, declaró en su día a este diario que el vallisoletano era «una auténtica bestia en el plano físico».
![El presidente de Canadá, Justin Trudeau, en un combate de boxeo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/10/11/Thrudeau-U13652405068ZEa-624x350@abc.jpg)
En cuanto a los dirigentes socialistas, el baloncesto fue el deporte de juventud de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque luego sus condiciones no le dieron más que para sufrir alguna que otra lesión. Con más cualidades cuenta Pedro Sánchez, que surgió de la cantera del Estudiantes y que sigue jugando pachangas con sus amigos. «Cuando yo entrenaba a los chavales de 1971 me subieron al primer equipo, por lo que no llegué a tenerle directamente a mi cargo, pues él nació en el 72», indica Pepu Hernández. «De esa época no tengo muy claro si alguna vez como junior estuvo con los mayores porque luego ya le perdí la pista pero, por alguna conversación que he mantenido con él, es que es un gran aficionado, se lo ve todo por televisión y trasnocha para seguir los partidos de la NBA», comenta el exseleccionador nacional.
Más curiosa fue la inquietud que tuvo Felipe González por dos disciplinas minoritarias. «El sevillano era muy obsesivo con sus aficiones -explica Sergio del Molino, autor del libro 'Un tal González'- como le sucedió con los bonsáis, las gemas, la petanca o el billar. De hecho, en cuanto alcanzaba un buen nivel, las abandonaba y no las volvía a retomar».
De su primera época con las bolas de hierro pasó a las de marfil de la mano de su buen amigo José Luis Coll. Tuvo una famosa mesa de billar en La Moncloa «y llegó a jugar mucho; luego, como el presidente lo puso de moda, se televisaron torneos, creció mucho este deporte en España y se creó la federación», rememora el escritor.
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