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Ciclismo

Van der Poel también se exhibe en la París-Roubaix

Brillante triunfo del neerlandés, que soltó a Van Aert a falta de quince kilómetros y que cabalgó luego en solitario hacia la victoria en el tercer monumento de la temporada

Van der Poel es monumental

Van der Poel celebra su victoria en el velódromo AFP
Emilio V. Escudero

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La contundente figura de Mathieu van der Poel cabalgó en solitario hacia la leyenda en la París-Roubaix 2023 que ya lleva su nombre para siempre. Victoria del gigante neerlandés, implacable en el último gran tramo de pavés del tercer monumento de la temporada. Ataque al salir del Carrefour de l'Arbre con el que derribó la resistencia de su último rival. Un Van Aert impotente ante la grandeza de su rival, verdugo este año en el Mundial de ciclocross y también en la Milán-San Remo.

No hay días de descanso para los nuevos caníbales del ciclismo, que salen siempre a ganar sin importar el día, la hora o la climatología. Ni siquiera su estado físico. No hay excusas. De hecho, aparecía Van Aert dolorido tras su caída en el Tour de Flandes, pero cuando tocó apretar para intentar inscribir su nombre en la historia, lo hizo.

Fue él, arropado por todo el Jumbo-Visma, el que trató de romper la carrera cuando aún quedaban cien kilómetros para la meta. Un ataque al que se soldó, entre otros, el implacable Van der Poel. Se formó un grupo de elegidos que caminó en buena sintonía a la caza de los escapados. Caídas y pinchazos que redujeron la gloria a siete elegidos. Eran siete, pero en realidad todos los ojos se centraban en ellos dos. En Van Aert y Van der Poel. En Van der Poel y Van Aert. En ausencia de Pogacar, el otro caníbal de este ciclismo moderno, ellos eran los grandes favoritos y los dos se las apañaron para protagonizar el duelo final.

Potencia descomunal

A veinte kilómetros de meta, sobre el tramo de pavés más icónico y técnico del final de carrera, Van Aert volvió a atacar. Se aprovechó de la incertidumbre por la caída de Degenkolb para tratar de abrir hueco, pero estaba muy atento el neerlandés.

Juntos acapararon los focos durante un par de kilómetros, lo que tardó Van der Poel en imponer su potencia descomunal. Porque no fue un ataque como tal, si no una rendición de Van Aert ante el poderío de su rival. Salió el neerlandés del Carrefour de l'Arbre con una ventaja mínima de cuatro segundos, aunque nadie dudaba ya de que la victoria sería para él. Lo confirmó el pinchazo de su rival, inoportuno, pero salvador. Porque le evitó un sofocón y le permitió luchar por la segunda plaza, que finalmente se llevó Phillilpsen. Doblete del Alpecin.

Es el tercer monumento que conquista Van der Poel, tras sus alegrías en Flandes (2020 y 2022) y la de esta temporada en la Milán-San Remo. En el horizonte solo le quedan ya Lieja-Bastoña-Liega y el Tour de Lombardía. Nadie duda de que los conquistará. Solo queda saber cuándo.

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