El vacío y yo
Con esto del periodismo y las relaciones públicas, uno se enreda por las mañanas y pasa lo que pasa. Ha sucedido esta mañana. Cuando me he querido dar cuenta, se había ido todo el pelotón. Después del día de descanso uno está tan relajado que ni mira el reloj. Estaba hablando con un periodista sobre anécdotas de la carrera y de repente veo marcharse al público. No había nadie en la salida, ningún ciclista. Imaginad el esprint que he hecho para coger al pelotón.
Menos mal que un compañero de la gendarmería andaba tan perdido como yo, me ha abierto paso entre el público y me ha acompañado por Narbona hasta que hemos cogido la carrera. Justo en el kilómetro 0. Nos hemos reído los dos, pero la diferencia entre nosotros era que él iba en vespa y yo, en bici. Del susto que me he llevado se me han bloqueado hasta las pestañas. Ha sido pasar el kilómetro 0 y han empezado los ataques.
Esto del pluriempleo tiene sus pros y sus contras. Por un lado te enteras de muchas noticias, como ocurre en la Prensa del corazón; pero por otro, si te descuidas, la lías como he hecho yo. Seguro que en los próximos días, si tengo que atender a alguien, lo hago en la línea de salida. A estas alturas de Tour uno no está para sustos.
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