Vuelta a España
Roglic examina la salud del ciclismo español
El esloveno, Bernal y Carapaz miden la sequía de los españoles, que no ganan una gran carrera desde Alberto Contador. Enric Mas y Landa, las opciones
![Roglic examina la salud del ciclismo español](https://s2.abcstatics.com/media/deportes/2021/08/14/vuelta1-kwII--1248x698@abc.jpg)
La población flotante de la Vuelta y su feria itinerante se reúnen junto al río Arlazón y alPuente de San Pablo, la estatua del Cid Campeador a un lado y el Museo de la Evolución Humana, sede de la salida de la ronda, al otro. ... Hace calor en Burgos, aunque no la ola extrema que propaga el alarmismo de los nuevos tiempos. La gente se saluda cordial después de meses sin verse y se escapan besos y abrazos por el afecto acumulado sin vía de salida. Pero estamos en pandemia y, responsable cual sacerdotisa, la organización de la carrera recuerda que la salud de la prueba depende de la distancia de seguridad y las mascarillas. Con los ciclistas no hay contacto directo. Viven en su burbuja 1, la que solo permite comunicación por videoconferencia. Por la tecnología se conocen las sensaciones de Enric Mas, en tono agridulce tras el Tour y animado ahora ante una nueva opotunidad a sus 26 años. O se aprecia el laconismo de Mikel Landa (31 años), respuestas casi en monosílabos para decir, prudente, que quiere una etapa, tal vez un podio. Son los dos puntales del ciclismo español, maltrecho y en sequía desde que se retiró Alberto Contador. El madrileño es el último español que ha ganado la Vuelta (2014), el Tour (2009) o el Giro (2015).
Locuaz y cordial
Hace dos veranos, en su primera Vuelta triunfal, Primoz Roglic concedía pocas florituras al tendido. Sus mensajes tenían que caber en tres preguntas, lo máximo a lo que accedía después de cada etapa. El esloveno es otro, ahora que apunta a su tercera victoria consecutiva. Sonriente, locuaz, atento en sus respuestas desde la pantalla, y sin eludir ningún asunto. Se cayó en el Tour en la primera semana y se despidió sin medirse en igualdad de condiciones a su compatriota Pogacar. Como siempre, se ha levantado de un brinco, sin tiempo para la melancolía o las lamentaciones. Ganó el oro olímpico contrarreloj en Tokio , frente a especialistas acreditados como Tom Dumoulin y Rohan Dennis.
«Claro que he trabajado la parcela psicológica con especialistas después de la caída en el Tour –responde a la pregunta a de ABC–. Es una parte más del ciclismo, es parte de la vida misma. Seguir, no rendirte y dar siempre el máximo».
Por su jerarquía en las ediciones anteriores y su solidez en la competición (perdió el Tour 2020 en la última contrarreloj ante Pogacar), el esloveno es el primer favorito. Conoce los vaivenes de la carrera, su sentido volcánico. Aunque este verano la organización haya reducido la dureza en la primera semana, los puertos de largo trayecto y la contrarreloj de cierre en Santiago (34 kilómetros) le favorecen en teoría.
«Me gusta mucho la Vuelta , tengo muy buenos recuerdos de esta carrera –dice el exesquiador–. Los éxitos que hemos conseguido son fruto de un duro trabajo que hemos realizado mi equipo y yo. Hay mucha gente involucrada en los dos triunfos que conseguimos». En la ronda tendrá como escuderos al fantástico escalador Sepp Kuss, a Steven Kruijswijk (casi ganador de un Giro) y al estajanovista Robert Gesink. Roglic medirá la talla de los españoles y pondrá el termómetro para establecer referencias.
«Si tienes piernas, habrá menos problemas, pero iré día a día», dice el esloveno.
Ineos, Bernal y Carapaz
Egan Bernal y Richard Carapaz llegan a la Vuelta desde la abundancia. El colombiano conquistó el Giro y aspira a un doblete que reafirme su rutilante ascenso a la cima del ciclismo cuando ganó el Tour 2019 con solo 22 años. Se consideró entonces que era el eje de una nueva generación, la de los superdotados y alucinantes que ahora mandan en las carreras. No fue así. A Bernal lo han superado Tadej Pogacar ( dos Tours con 22 años), Remco Evenepoel (casi a carrera ganada por carrera disputada, salvo el Giro que le ganó en mayo Bernal), Van der Poel (puro espectáculo directo a la grandeza) o Van Aert (vence al esprint en París, en contrarreloj, y en la montaña del Mont Ventoux). Egan aparenta en un escalón inferior. «Después de ganar el Giro, cogí el Covid y tuve que parar, por lo que no ha sido la mejor preparación –cuenta el colombiano–. Pero intentaré ganar dos grandes en la misma temporada».
En el mismo transatlántico corre Richard Carapaz, podio en el Tour y campeón olímpico en Tokio . A Ineos le sobran candidatos para todas las carreras. Carapaz no es de los que se arredran. No lo hizo en el Giro con el Movistar. Ganó por encima de las pretensiones de Mikel Landa. En la Vuelta no admite pleitesía de entrada hacia Egan Bernal. «Tenemos varias opciones para la general y será la carretera la que pondrá a cada uno en su sitio».
Salvo el inmenso lapso de no haber contratado nunca a Alberto Contador, el Movistar siempre manejó como idea de vida el fichaje del mejor ciclista español del momento . Lo hizo con Valverde, trabajó sin éxito la opción Landa y hace dos años se hizo con los servicios del mallorquín Enric Mas, designado por Contador como su sucesor y a quien le está pesando ese vaticinio más de lo que se esperaba.
Otro escalón para Mas
Enric Mas fue segundo en la Vuelta 2018 con el Deceuninck, quinto en 2020 en el Tour y en el Giro con Movistar, y sexto en el último Tour de regreso con los telefónicos. Ha dado la impresión en su ciclo con el Movistar de ser un ciclista regular, pero no dominante. Se esperaba un salto en su rendimiento, un nuevo escalón en su talla como aspirante a ganar carreras que, de momento, no ha dado. El pelotón de Andorra, tantos ciclistas como youtubers o pilotos de motos, ha apreciado que está más delgado que nunca para afrontar el reto de la Vuelta, 58 kilos. Un suspiro. «Terminé el Tour con sabor agridulce porque iba por el podio. Ahora se me presenta otra nueva oportunidad, otra carrera, y el equipo confía en mi para ser el líder junto a Valverde y Miguel Ángel López», dice el balear.
Más que ningún otro, Mikel Landa abanderó las ilusiones del ciclismo español. Los resultados no han llegado (subió al podio del Giro 15 que ganó Contador y alguna otra píldora más), pero él siempre se ha sentido cómodo como vértice del ‘landismo ’. Un movimiento según el cual los resultados importan poco porque se supone que Landa es un ciclista que da espectáculo en la montaña y es capaz de enardecer a las masas.
«Estoy motivado y contento, aunque no al cien por cien –asegura el alavés–. En estos años de mala suerte, caídas y demás he aprendido a tener paciencia y a entender que el ciclismo no es solo ganar, sino actitud y mantener una trayectoria».
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