Armstrong busca fuerzas en Schwarzenegger

18/07/2003 a las 05:00h.

TOULOUSE. A Ivan Basso se lo llevaron por delante. A Thor Hushovd, el descendiente de Odín, no le tiraron de milagro. Los gorilas de «Terminator» casi provocan un destrozo más bestial en el pelotón que cualquier caída masiva. Por el Tour se ha pasado Arnold Schwarzenegger. En Narbona, mediterráneo puro y duro, el rey del músculo y el culto al gimnasio se hizo notar. Como en sus películas, trabuco de androide en mano. Llegó para promocionar «Terminator 3», uno de los patrocinadores de la carrera. Y como si fuera parte del espectáculo, fue atizando leña. No lo puede evitar. Es lo suyo.

Schwarzenegger llegó acompañado por su mujer y sus cuatro hijos, saludó a Jean Marie Leblanc, repartió abrazos, enseñó cacha y su tez morena enfundado en un traje de lino claro. Y quiso conocer a Armstrong. Una corte de energúmenos, que no pueden catalogarse como guardaespaldas, le siguió hacia el autobús del US Postal apartando moscones, fueran ciclistas o no. De repente, una salida del Tour estaba acordonada por tipos liberados de la ciencia-ficción. Trajes oscuros, ultramodernos auriculares con aspecto de patilla, gomina a manta, barba de tres días, gafas negras, gestos de cabreo... La corte de «Schwarzy».

Lance: «No sé qué pasará»

Si Armstrong encontró la fuerza o no en los bíceps de Schwarzenegger se conocerá hoy en la primera contrarreloj. Porque el Tour vive en la duda. ¿Es el de siempre o se anticipa la sucesión? Ni él es capaz de responder: «No sé qué pasará. Conozco muy bien el perfil de la etapa, lo he visitado varias veces. Es duro y apto para los rodadores».

Hay quien dice, como Manolo Sáiz, que Armstrong está repartiendo el pastel. «Si coge tiempo, gestionará aún más los Pirineos». Y hay quien como Gorospe -director de Mayo y Zubeldia-, no dice ni sí ni no: «El Tour no se va a acabar en la contrarreloj. Todo depende de las piernas. Por muchos aficionados que vengan a los Pirineos, son las piernas de los corredores las que deciden». En las apuestas, Tyler Hamilton cotiza al alza. Desde que en su equipo enseñaron la radiografía de su clavícula herida, parecen haberse liberado de una sospecha. Y el americano puede untar más de un morro en una modalidad que domina.