Atletismo
La carrera comercial por las zapatillas de los récords
El tope mundial en maratón de la etíope Assefa con un calzado de usar y tirar y 138 gramos plantea el dilema del dopaje tecnológico y la evolución de la industria en las multinacionales por encima del esfuerzo del atleta
Assefa revienta los límites con las zapatillas mágicas

Tigist Assefa cruzó la Puerta de Brandeburgo, ciñó a su cintura la orla como vencedora del maratón de Berlín, miró el cronómetro que la entroniza como récord mundial y lo primero que hizo fue besar una zapatilla blanca. No fue un beso protocolario ni ... funcional, ni solemne ni ritual, sino aparatoso, festivo. Un mimo prolongado y gracioso, decenas de besuqueos a una deportiva que impulsó la ley de la aerodinámica hacia el infinito. Son las zapatillas voladoras que causan furor en el atletismo y que ponen en cuestión la pureza de los registros conseguidos en contraposición con la lógica y necesaria evolución tecnológica.
Los atletas y los aficionados de todo el mundo quedaron atónitos después de asistir a la hazaña de Assefa: récord mundial de maratón femenino, 42 kilómetros en solo 2 horas, 11 minutos y 53 segundos. Son más de dos minutos (131 segundos) mejor que el tope anterior. ¿Hablamos de dopaje tecnológico o progreso de la ciencia en la industria del deporte?
El pasado agosto, en el Mundial de Budapest, nadie intuía que Adidas preparaba una revolución en el calzado. La Adidas Adizero Adios Pro Evo1 que Assefa besó agradecida por su contribución al récord es, en realidad, un peso pluma comparado con cualquier zapatilla de élite en el atletismo. La firma alemana fabricó 64 pares que distribuyó entre sus atletas más rutilantes del maratón de Berlín.
Otros corredores de primer nivel que han probado la Adizero son el actual campeón olímpico y dos veces ganador del Maratón de Berlín, Peres Jepchirchir, el dos veces vencedor en la capital alemana Benson Kipruto, y el campeón nacional germano Amanal Petros.
«La zapatilla de Adidas es papel -asegura a ABC el exatleta Jesús Ángel García Bragado, presente en ocho ediciones de los Juegos Olímpicos desde Barcelona 92-. Han conseguido rebajar 100 gramos de peso. Una zapatilla habitual de competición pesa entre 200 y 220 gramos. 100 gramos es una barbaridad».
«Estas son las zapatillas de carreras más livianas que he usado jamás y la sensación de correr con ellas es una experiencia increíble, como nada que haya sentido antes», dijo Assefa. Las deportivas pesan sólo 138 gramos. Su suela es una pequeña lámina de carbono, que se consume y deja de ser útil para un nuevo intento. Usar y tirar.

Las zapatillas del récord
Marca: Adidas
Modelo: Adizero Adios Pro Evo 1s
Peso: 138 g
Parte superior
La malla «CELERMESH» proporciona flexibilidad, transpirabilidad y soporte ligero en áreas específicas
Suela intermedia
Son los nuevos EnergyRods, acodados entre dos piezas de espuma «LightstrikePRO» y rematados con una placa de talón de fibra de nylon y fibra de carbono
Suela
Goma ligera que proporciona una tracción amortiguada
Adidas / ABC

Las zapatillas del récord
Marca: Adidas
Modelo: Adizero Adios Pro Evo 1s
Peso: 138 g
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Parte superior
La malla «CELERMESH» proporciona flexibilidad, transpirabilidad y soporte ligero en áreas específicas
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Suela intermedia
Son los nuevos EnergyRods, acodados entre dos piezas de espuma «LightstrikePRO» y rematados con una placa de talón de fibra de nylon y fibra de carbono
Suela
Goma ligera que proporciona una tracción amortiguada
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Adidas / ABC
«El balancín del antepié, el primero de su tipo, genera un impulso hacia adelante, lo que proporciona como resultado una velocidad récord que mejora la economía de carrera del usuario», explica Adidas en la promoción de su producto. Para reducir el peso, la empresa alemana abandonó la plantilla convencional y utilizó una nueva versión de su espuma Lightstrike Pro para formar la entresuela.
«Es la cumbre de la ligereza -cuenta el marchador y entrenador García Bragado-. Si puedes correr con 100 gramos menos en cada pie, el ahorro de energía y el poder de amortiguación crecen. Con menos peso es mucho más fácil levantar el pie del suelo. Las nuevas espumas que se emplean para fabricar zapatillas son alta tecnología. Con menos peso se consigue la misma amortiguación o más que antes».
«Neumáticos de F1»
Calzado nunca visto de un solo uso. «Es como los neumáticos de la Fórmula 1, ofrecen su mejor rendimiento en la primera vuelta. Una vez exprimidos, la rueda se tira», explica Bragado.
Este peso mínimo no sólo mejora la economía de la carrera, sino que proporciona a los corredores un mayor retorno de energía, según especifica la marca. «En las pruebas que se disputan fuera de las pistas de atletismo, la influencia de estas zapatillas es extraordinaria -afirma a ABC Jorge González Amo, veterano entrenador de atletismo especializado en la media distancia-. Reducen la fatiga muscular al final de la prueba, muscularmente te hacen sentir mejor y el carbono mejora la zancada. Además permiten entrenar mejor, con más carga de trabajo. No es lo mismo entrenar cinco días con estas zapatillas que hacerlo solo dos».
En declaraciones a 'Runner's World', Charlotte Heidmann, gerente senior de producto global de Adidas, se explayó en los pormenores de la obra: «Es la suela más delgada y liviana que jamás hayamos creado. Todavía está hecho de goma, pero es completamente plana. Ya no tiene ranuras. Pero el agarre sigue siendo el mismo: lo hemos experimentado bajo la lluvia con nuestros atletas y también con nuestros probadores de ropa».
La parte superior del zapato está hecha de una malla ligera, que es transparente. Actúa así como una metáfora respecto a la ligereza del zapato.
«Me permiten centrarme plenamente en la carrera, que es exactamente lo que quieres como atleta», manifestó Assefa, la dueña del nuevo récord mundial.
El caso Stepanov
Como cabía suponer, las deportivas no son baratas. Salen hoy a la venta y cuestan 500 euros. Tampoco una barbaridad si se tiene en cuenta la inflación de precios y la abundancia de demanda entre todo tipo de públicos con el calzado deportivo.
En los años sesenta la Federación Internacional de Atletismo anuló una zapatilla de suela muy gruesa, entre 3 y 5 centímetros en la parte delantera, que utilizaba el saltador de altura ruso Yury Stepanov, ex recordman mundial, al considerar que actuaba como un trampolín de impulso que desvirtuaba las marcas. Era el culmen de la guerra fría en el deporte, la ciencia soviética le ganaba el pulso a la industria norteamericana.
Lo que hay en el tiempo actual es otra cruzada. La lucha entre las multinacionales del deporte. Nike, Adidas, Puma… Las zapatillas voladoras son un gancho para el consumo. «Los atletas populares se vuelven locos e intentan compararse con los profesionales, con sus récords -apunta Gonzalez Amo-. Pero ellos no saben que no siempre las zapatillas benefician. A los deportistas con un tobillo fuerte les beneficia menos que a los de tobillo débil. La venta de zapatillas es un negocio inmenso».
Igual que se venden bicicletas de 15.000 euros o existe un mercado de segunda mano para las monturas que usan los profesionales del pedal, Adidas ha lanzado un producto premium que promete encandilar a los corredores aficionados.
Los atletas eligen
«Adidas ha realizado una gran operación de márketing y de avance tecnológico, es indudable -comenta Jesús García Bragado-. La zapatilla tiene que haber influido decisivamente para mejorar dos minutos el tiempo en una maratón. Hoy en día, todos los atletas de élite reconocen que las zapatillas marcan la diferencia a la hora de competir. Valoran muchísimo las posibilidades de la marca deportiva cuando les hacen ofertas. Hay muchas diferencias entre la Nike y la Adidas para según qué tipo de pruebas. Y ya ni te cuento en zapatillas de saltos... Aquí eligen no por una cuestión económica, sino por la que les permitirá competir mejor y conseguir más ingresos. La tecnología influye mucho en el resultado en el atletismo actual».
Es probable que el éxito de la zapatilla de los récords resucite el debate entre la comunidad deportiva sobre el dopaje tecnológico que implica la influencia de un elemento externo. Como los bañadores de neopreno en la natación o el impacto del sol en la velocidad de las bicicletas en el ciclismo. «En el ciclismo se limitaron las tijas, los bañadores se prohibieron porque aumentaban la flotabilidad de manera artificial, en el triatlón se puso la norma de no usar neopreno cuando había temperaturas superiores a 21 grados -dice González Amo-. En el atletismo no se trata de que corramos descalzos, sino de proponer un reglamento para que las zapatillas tengan unos límites. Tantos milímetros de suela, este material... Si no, parece que las zapatillas logran los récords y no los atletas».
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