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Fútbol americano

Tom Brady vuelve a despedirse: «Me retiro… para siempre»

El 'quarterback' se retira a los 45 años, con siete Super Bowl ganadas y como uno de los mejores jugadores de la historia de la NFL

Brady, durante un partido con Tampa Bay AFP
Javier Ansorena

Javier Ansorena

Corresponsal en Estados Unidos

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Tom Brady, el mejor 'quarterback' o mariscal de campo de la historia del fútbol americano, ya es historia. El líder de los Tampa Bay Buccaneers anunció ayer, a los 45 años, su despedida definitiva de la NFL, después de que el año pasado aguantara solo un mes retirado.

«Me retiro», anunció Brady en un vídeo que compartió en redes sociales. Tras una pausa intencionada, añadió: «Para siempre».

El propio Brady concedió que no era el momento para grandes alharacas, después de haber anunciado su adiós hace un año y dar la sorpresa poco después de que volvería al terreno de juego una vez más, con una edad en la que la mayoría de los jugadores de la NFL llevan una década retirados.

«Solo tienes la posibilidad de escribir una despedida emocional y esa la gasté el año pasado», dijo en el vídeo, grabado por él mismo. No pudo evitar la emoción, sin embargo, al dar las gracias a «familia, amigos, compañeros, rivales, contrincantes» por permitirle «vivir mi gran sueño. No cambiaría una sola cosa».

Es difícil pensar que Brady no querría haber cambiado lo ocurrido la última temporada. El año pasado, tras firmar una gran temporada con los Buccaneers, anunció lo que todo el mundo esperaba: el adiós. Llenó las portadas y los informativos, como no podía ser de otra manera para una de las grandes estrellas del deporte estadounidense de todos los tiempos y el mejor sin discusión en su puesto: ganador de siete Super Bowl, récord de pases de 'touchdown' o anotación, récords de yardas de pase y, sobre todo, dominador del deporte rey de EE.UU. durante casi dos décadas.

A Brady, sin embargo, le pudo el competidor insaciable. Lo había conseguido todo, pero quería más: despedirse con otro anillo. «Hay asuntos pendientes», dijo. De su vuelta a los ruedos, sin embargo, ha salido corneado. Este año ha firmado la peor temporada de su carrera, con dificultades físicas evidentes y sin la clarividencia en los pases que siempre le permitió destacar. Algunos dirán que se ha arrastrado. Con todo, su equipo llegó a los 'playoffs'. Pero solo para ser vapuleado por los Dallas Cowboys.

Brady ha tenido que lidiar además con un divorcio de altos vuelos. Sus problemas maritales con la supermodelo Giselle Bundchen han sido devorados por la prensa rosa, una situación que se complicó por el gatillazo de su retirada el año pasado: su familia no quería que volviera a jugar, ya más cerca de los 50 que de los 40.

Pero ni estas turbulencias ni la mediocridad de su última temporada empañan la carrera de Brady, que llegó a la NFL como segundón -fue elegido en 2000 en sexta ronda del 'draft' por los New England Patriots- y que se convirtió en su capo. No era ni el más rápido, ni el más fuerte, ni el armado con un brazo más poderoso: pero tenía la fiereza competitiva de los grandes campeones. En su segunda temporada en los Patriots, la lesión del 'quarterback' titular le dio la oportunidad: con cara de adolescente, llevó a su equipo a ganar la Super Bowl.

En Boston, junto a su entrenador, Bill Belichik, formó una dinastía que ganó seis campeonatos y puso al equipo siempre arriba: en 19 temporadas con los Patriots, solo se quedaron una vez fuera de los playoffs, el año en el que Brady se lesionó. Brady abría las defensas contrarias como un cirujano, siempre con la decisión acertada, con el movimiento preciso, con sangre fría y fe imperturbable en sí mismo. Los escándalos que siguieron a los Patriots -decisiones arbitrales, espionajes de Belichick a otros equipos, la trama de la presión baja de las pelotas de Brady- y, sobre todo, sus éxitos, convirtieron a los Patriots, Brady y su entrenador en los más odiados.

Contra todo pronóstico y con 42 años, encontró una segunda vida deportiva en Florida, con los Buccaneers. Nada más llegar, protegido por una línea ofensiva excelente, ganó otra Super Bowl. Esa hubiera sido la despedida soñada. Pero el campeón siempre tiene la tentación de querer volver.

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