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La batalla definitiva: Estados Unidos y Canadá llevan su tensión política a la pista de hielo

En un ambiente de gran tirantez, las dos selecciones norteamericanas juegan este jueves en Boston la final del Torneo Cuatro Naciones de hockey

«Me ardía la nariz y no podía respirar»: gases lacrimógenos y disparos en un torneo de tenis

El estadounidense Miller y el canadiense Parayko, durante una de las peleas habidas en Montreal AFP
Javier Ansorena

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

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El hockey hielo será este jueves, por una vez, el deporte rey en EE.UU. Toda la atención estará puesta en el partido que disputarán EE.UU. y Canadá —aquí el hockey es el deporte rey todos los días— en Boston, en medio de las tensiones políticas entre países vecinos y amigos desatadas con el desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca.

Estadounidenses y canadienses se verán las caras en la final del 4 Nations Face-Off, el torneo con el que la liga profesional de hockey sobre hielo, la NHL, ha sustituido este año al tradicional Partido de las Estrellas (la soporífera versión de la NBA podría aplicarse el cuento).

Ocurrirá pocos días después del partido de la fase previa del pasado fin de semana, en el que esas tensiones políticas se llevaron a la pista congelada. Los canadienses que abarrotaban el Centre Bell de Montreal abuchearon y silbaron con fuerza el himno estadounidense, lo que calentó un ambiente que ya venía cargado. Después, los jugadores trasladaron la batalla comercial y dialéctica entre Washington y Ottawa a los puños. En cuanto los árbitros dejaron caer la pastilla sobre el hielo, el canadiense Brandon Hagel y el estadounidense Matthew Tkachuk tiraron los palos y los guantes y se liaron a mamporros.

Las peleas son parte del hockey sobre hielo. Pero esta vez era diferente. «Lo hice por la bandera, no por las cámaras», dijo Hagel después del partido. «No me gustó y eso es lo único que podía hacer», replicó Tkachuk sobre la bronca contra su himno.

Ahí no acabó la cosa. Se desataron otras dos peleas cuando todavía no se habían cumplido los primeros nueve segundos de partido en el electrónico. Después fue un duelo memorable, de gran intensidad y emoción, que se llevaron los estadounidenses por 3-1.

Pero ahora se vuelven a encontrar en la final, tras haber eliminado a los otros dos países participantes en el torneo, Suecia y Finlandia. «Va a ser lo mismo», advirtió Hagel sobre la tensión que se espera en la pista.

«Creo que hubo una pequeña llamarada política», reconoció el director deportivo de EE.UU., Bill Guerin. «Son los tiempos en los que estamos». En esos tiempos Trump ha insistido en que quiere anexionar a Canadá, ha entablado una guerra comercial con su vecino —los aranceles del 25% que aprobó están suspendidos temporalmente— y ha provocado una corriente de opinión anti americana en el país del norte.

La tensión, sin embargo, ha supuesto un empujón fenomenal para el hockey. El favorito el otro día era Canadá y la victoria estadounidense, en el fragor de la batalla, ha disparado el interés. Aquel fue el partido de 'hockey' más visto en Norteamérica, fuera de los 'playoff' de la NFL, desde 2011. Y, tras el pitido al himno y las peleas, la audiencia este jueves podría ser mucho mayor.

En EE.UU., algunos analistas ya comparan el duelo con aquel 'Milagro sobre el hielo' de 1980, en el que los estadounidenses se impusieron por sorpresa ante la todopoderosa Unión Soviética en los Juegos Olímpicos de Lake Placid, en el norte del estado de Nueva York. Y, sin duda, es el partido de selecciones con más interés desde la final en los JJOO de 2010, donde Canadá se impuso con un gol de oro marcado por la sensación de entonces, Sidney Crosby.

Crosby estará también sobre el hielo en la noche del jueves —madrugada del viernes en España— para tratar de firmar la revancha, esta vez en territorio enemigo. Quien no se sabe si estará es el propio Trump, que en un mes en la Casa Blanca ya ha ido a la Super Bowl y las 500 millas de Daytona. Al menos, ha sido invitado por Guerin, consciente de que no hay mejor escaparate para el hockey que este partido calentado con la presencia del presidente. «Nos encantaría que estuviera entre el público», ha dicho. «Tenemos un vestuario lleno de jugadores y entrenadores estadounidenses y orgullosos».

Una cosa pone de acuerdo a los dos países: esto es fenomenal para el hockey. «Este deporte está ahora en un mejor lugar por lo que ocurrió el otro día», dijo el entrenador canadiense, Jon Cooper. «Es un escenario de ensueño», agregó el jugador rival, Matt Boldy. «Es el enfrentamiento deseado. Para ellos. Para nosotros. Para la tele, seguro que también».

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