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Baloncesto

Un Madrid a medio gas avasalla al Alba y sigue invicto en Euroliga

Los blancos, liderados por Campazzo, Hezonja y Musa, suman su novena victoria (99-75) en nueve partidos

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Pablo Lodeiro

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El Real Madrid, tras perder su primer partido de la temporada el pasado fin de semana ante el Unicaja, se reencontró con la victoria ante un flojísimo Alba de Berlín (99-75), colista de la Euroliga y que no le ha ganado un partido a los blancos en todo el siglo XXI. No fue un encuentro brillante de los chicos de Chus Mateo, pero la plantilla madridista es tan amplia y reluciente que, incluso en sus noches más espesas, es capaz de aplastar a casi cualquiera. No dio opción a los berlineses y sumó su novena victoria en nueve partidos.

El duelo entre líder y colista no prometía mucha chicha en un principio. Sin embargo, fue digno de ver en los primeros minutos un físico que le hiciese sombra al de Tavares, implacable el chadiano Khalifa Koumadje a la hora de hacer mates por encima del caboverdiano (la web oficial de la Euroliga le coloca tres centímetros por encima del madridista, 223 por 220). Contra el impacto del pívot emergió Hezonja, muy entonado en las últimas semanas, autor de once puntos en el cuarto inicial que dieron las primeras ventajas a las locales.

Parecía una pelea entre un boxeador y un recién nacido. Los alemanes, con mucho miedo en el cuerpo, salían despedidos cuando impactaban contra el músculo y la agresividad madridista, con ganas los pupilos de Chus Mateo de despegarse lo antes posible y de hacer disfrutar a su público. Pero tan deslavazado era el juego visitante que el Madrid, por momentos, parecía contagiarse del caótico ritmo de su rival. Pese a todo, la clarividencia de Campazzo, ocho asistencias en la primera parte, permitió que los locales llegasen al descanso con una ventaja de 11 puntos.

Las heroicidades de Johannes Thiemann, flamante campeón del mundo con Alemania, evitaban que el marcador fuese sonrojante para los berlineses, pues aunque el Madrid no estaba cuajando un gran partido, poco fluido su baloncesto, la diferencia de calidad era más que evidente, abismal incluso. Musa, que no había disputado un minuto en toda la primera parte, se puso las botas ante la floja defensa alemana y los dígitos no pararon de crecer para los blancos hasta el pitido final.

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