Suscríbete a
ABC Premium

Baloncesto

Pozzecco, el loco que ha puesto patas arriba el Eurobasket

El entrenador de Italia se ha convertido en la sensación del torneo por su enérgico comportamiento en el banquillo y éxito deportivo tras eliminar a Serbia en octavos

Pozzecco celebra el triunfo ante Serbia redes sociales
Pablo Lodeiro Fernández

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Pocos aficionados al baloncesto podrán sentirse decepcionados con el Eurobasket 2022, una montaña rusa de sensaciones, grandes actuaciones, polémicas y volantazos inesperados que han mantenido a la parroquia de la canasta en un trance infinito desde que el torneo comenzase el pasado 1 de septiembre. De las monstruosidades de Luka Doncic (47 puntos contra Francia) y Giannis Antetokounmpo (máximo anotador con 29 tantos por encuentro), a los gruesos fallos arbitrales, pasando por el inesperado renacer de España, pocos partidos han seguido el guion esperado, una constante que pretende prolongarse en los cuartos de final.

Entre los supervivientes y en la carrera por el título aparece Italia, el combinado que mejor ejemplifica la bendita locura que ha traído el campeonato continental. Los mediterráneos, que se enfrentan hoy a Francia (17.15, Cuatro), sufrieron un durísimo golpe al perder a su mejor jugador, Danilo Gallinari, a solo tres días de su debut tras romperse el alero el ligamento cruzado en un encuentro de preparación. Sufrieron de lo lindo en la fase de grupos, cuartos clasificados, y, cuando parecían destinados al abismo, sorprendieron al mundo al tumbar el pasado domingo en los octavos de final a Serbia (86-94), una de las máximas candidatas a hacerse con el oro. Pese al gran partido de Nicolo Melli, Simone Fontecchio, Marco Spissu y Achile Polonara, capitanes ante la tempestad balcánica, fue su técnico, Gianmarco Pozzecco, el hombre de la noche.

El de Gorizia fue un torbellino desde el primer minuto de partido. Tan enérgico fue su desempeño en el banquillo italiano que solo tardó unas pocas jugadas en recibir su primera técnica, una sanción que volvió a recaer sobre él en el segundo cuarto, cuando Serbia coqueteaba con romper el duelo con una ventaja superior a los diez puntos. Fue entonces, con la expulsión ya certificada, cuando las lágrimas comenzaron a deslizarse sobre el rostro de Pozzecco. El técnico, que en un principio se resistió a abandonar su puesto de combate, tuvo que encarar el túnel de vestuarios mientras se despedía de todos los componentes del banquillo rival, no sin antes pedirle a sus pupilos que ganasen el partido por él, como reconoció Spissu posteriormente en rueda de prensa.

La táctica motivacional funcionó e Italia arrolló a Serbia en el último cuarto con un parcial de 28-18, certificando su pase a los cuartos de final. «Cuando abandonó la cancha, recibimos un refuerzo anímico muy importante. Ganamos por él porque además de nuestro entrenador, también es como un compañero», resumía Polonara tras la victoria. El show de Pozzecco fue más allá de los banquillos: tuvo que ser retenido por sus asistentes porque quería volver a la pista aún con el reloj en funcionamiento y, tras la machada, comenzó a correr como un loco por las entrañas del Mercedes Benz Arena de Berlín. Por allí andaba Antetokounmpo, que jugaba poco después contra República Checa.

Al encontrarse con el gigantón griego, el italiano se lanzó a sus brazos y le dio un beso en la mejilla que quedará como una de las imágenes del torneo. «Es una persona genial, por eso le abracé y le besé», dijo Pozzecco, además de asegurar, medio en broma medio en serio, que le había dado su tarjeta de crédito a sus jugadores para que celebrasen sin límites la icónica victoria: «Que hagan lo que quieran».

Una estrategia recurrente

No es la primera vez que Pozzecco fuerza una expulsión para motivar a sus jugadores. «En las dos temporadas que coincidí con él en el Dinamo Sassari, lo expulsaron ocho veces. Ganamos los ocho partidos», aseguró estos días el pívot croata Miro Bilan en el medio italiano 'La Gazzetta dello Sport' cuando fue preguntado por el particular método del entrenador, más balcánico que italiano, nacido el técnico en 1972 a solo unos kilómetros de la frontera con Eslovenia.

Incluso como jugador, etapa en la que fue apodado como 'La Mosca Atómica', el ahora seleccionador mostraba una actitud igual de temperamental. Conocido por sus particulares peinados (llegó a jugar con el pelo teñido de rojo, una anomalía en los 90 en el baloncesto europeo), el escolta fue presa de su excelso talento y de su fuerte carácter, lo que le llevó a situaciones tan dispares como pelearse con varios de sus entrenadores en Italia o ser seleccionado por los Toronto Raptors en el Draft de la NBA, aunque nunca llegó a cruzar el Atlántico, el gran error de su carrera, como siempre recuerda. Tras retirarse en 2009 con la plata olímpica de 2004 en Atenas como gran logro de su carrera, alternó trabajos de entrenador desde 2012, prácticamente todos ellos en su país natal. En junio, casi de sorpresa, recibió la llamada de la federación. El resto, ya es historia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación