Baloncesto
Llull y Campazzo mandan al Real Madrid a las semifinales
copa del rey málaga 2024
El balear, con trece puntos, y la decisión del argentino en los minutos finales, deciden un partido durísimo ante el UCAM Murcia (84-79)
Estadísticas del partido
![Llull celebra uno de sus triples ante el UCAM Murcia](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2024/02/15/llu_20240215201333-RP57h3v3nc9WERFQ5q7W9OO-1200x840@abc.jpg)
Tremendo es el ejército que ha montado Sito Alonso en el Murcia. Los hermanos Kurucs, Todorovic, Ennis, Sant-Roos y compañía conforman uno de los equipos más pegajosos, físicos y valientes de la liga ACB. De hecho, llevaron al límite a todo un Real Madrid en el partido inaugural de la Copa del Rey. Un enfrentamiento denso y de fricción que no tuvo un claro vencedor hasta las posesiones finales, momento en el que Campazzo deshizo su floja actuación con varias penetraciones impresionantes.
Aunque la foto final fue para el argentino, el auténtico culpable de que el Real Madrid ya esté en las semifinales es Sergio Llull. Cuando peor estaban los blancos y cuando más gigante se hizo el UCAM, apareció el legendario escolta para destrozar la férrea defensa rival con lanzamientos desde todas las posiciones. Unos tiros que le permitieron convertirse en el máximo triplista de la historia de la competición. Nunca se rindió el Murcia pero, al final del día, el Madrid casi siempre es el que queda en pie tras una contienda. Y esta vez no fue diferente.
Ambiente fantástico en Málaga, festivo, agresivo también gracias a la afición del UCAM Murcia, que coqueteaba por momentos con generar un escenario balcánico en el Martín Carpena. Musa presumía de músculo ante las cámaras, en trance el bosnio porque se venía un tiroteo de los gordos. Preliminares rematados con un pulcro minuto de silencio por la muerte de la madre del presidente del UCAM. Así es la Copa, una cascada de sentimientos incontrolables.
El despliegue físico de ambos bandos fue excepcional, centrados los jugadores del Murcia en hacer muchas faltas, mensaje claro para los blancos de que el partido sería un suplicio. Deck, alma de guerrillero, estaba encantado con el guion y machacaba a Sant-Roos en el poste siempre que tenía oportunidad. Pero sin duda la noticia era que Marko Todorovic anulaba a Tavares. De hecho, el Madrid sufría con los centímetros rivales. Pero incluso con el Murcia firmando un partido genial, el Madrid mandaba, infinita su calidad.
Se volvieron los blancos un grupo salvaje, más feroces de lo habitual, picados por el agresivo planteamiento rival. Su defensa era de matrícula, gigantes Hezonja y Poirier a la hora de proteger el aro, rebotear y lanzar las cargas. A la fiesta se sumaron el trío calavera, el Chacho, Rudy y Llull, genial su conexión, inigualable, y la ventaja del Madrid ascendió como la espuma. Solo un par de errores, aprovechados ambos por Ennis, permitieron que la diferencia solo fuera de diez al descanso.
Deck fue a más y se hizo dueño del encuentro, hambriento como nunca el 'Tortuga' mientras el UCAM hacía lo imposible, a base de triples, para no descolgarse. Era encomiable su fe, amenazaba en cada posesión con subirse a la chepa de los blancos, brillante Ennis al contrataque. Tres mates del canadiense prendieron la mecha. El Murcia y su afición estaban en pie de guerra. El Madrid, noqueado, perdía balones impropios de su categoría.
El indómito ambiente lo enfrió Llull con sus clásicas obras de arte. Sacó dos tiros libres con mucha inteligencia, dio una gran asistencia a Poirier y anotó una bella suspensión desde la media distancia. Agua bendita para el Madrid que, gracias a las defensas de Todorovic y Kurucs, se había atascado de lo lindo. El balear cerró su batería con dos triples maravillosos, que dedicó a su familia, en la grada del Carpena. Triples que, por cierto, le convirtieron en el mejor tirador de la historia de la Copa. Pero la heroicidad de Llull ni mucho menos frenó al Murcia.
Dos tiros libres de Sant-Roos dejaron al UCAM a tan solo un punto a falta de menos de cuatro minutos. El intercambio de golpes fue agónico, sin miedo a la muerte ninguno de los dos ejércitos. Mandaba el Madrid, pero sus rivales estaban a tiro de piedra. Una dinámica rota por dos acciones del clan argentino. Un dos más uno de Campazzo y un mate de Deck a dos manos dejaron a los blancos muy cerca de la victoria. El base de Córdoba, tras un partido discreto, se volvió un general en las últimas posesiones, imparable en la penetración. Gritó al aire de Málaga con rabia. El Madrid estaba en las semifinales.
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