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Real Madrid 80 - Partizan 95

Final violento para un Madrid desbordado

Los blancos, superados de nuevo por un gran Partizan, vieron cómo los árbitros daban por finalizado el encuentro a 1:40 del final tras una tángana provocada por Llull

Rudy: "Tenemos que pedir perdón y que no se repita"

Así fue la pelea que obligó a suspender el partido

Resultados de los playoffs de la Euroliga 

Los jugadores se enfrentaron en los últimos minutos EFE
Emilio V. Escudero

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No hubo consuelo para el Real Madrid, magullado el martes y golpeado otra vez ayer por el Partizan. Derrota que terminó de la peor manera, con una pelea lamentable que obligó a los árbitros a dar por finalizado el encuentro antes de tiempo. Sopapo que deja a los madridistas más lejos de la Final Four a la que solo les une ya un milagro. Un hilo de esperanza que le obliga a levantar el 2-0 con el que la eliminatoria viajará a Belgrado la próxima semana. Losa que nadie ha levantado en la historia de la Euroliga y que, visto lo visto sobre la cancha, parece improbable que ocurra esta vez. Porque no fue la derrota, sino las sensaciones. Con un equipo levitando sobre la cancha y otro ofuscado. Porque Obradovic sigue siendo Obradovic y Mateo no es Laso. Porque ni siquiera la épica le funciona ya a los blancos, deshechos en el tramo más importante de la temporada.

Se la jugaba el Real Madrid y no tenía en la pista a Tavares, su principal sustento defensivo y uno de losjugadores más difíciles de frenar. El más decisivo de la Euroliga. Un problema mayúsculo para Chus Mateo, que se vio obligado a reclutar a Poirier, operado de apendicitis hace menos de un mes y que todavía no había entrenado con el equipo. Recurso desesperado para evitar el 2-0 ante el Partizan, que ya el martes se había mostrado como un equipo magnífico al que le sobraba el talento. Una impresión que se reprodujo en el inicio del encuentro, con un parcial de 9-0 que explicó lo complicado que iba a ser todo para el Madrid.

La primera canasta blanca tardó tres minutos en llegar. Un triple de Williams-Goss que acarició el aro más por inspiración que por juego. Porque estaba atenazado el conjunto de Mateo, incapaz de encontrar el ritmo. Superado en todo por el Partizan. Fue la entrada de la vieja guardia, con Rudy y con Llull al frente, lo que revitalizó al Madrid, que empezó a solucionar sus males desde la defensa. La única forma de evitar que la sangría fuera mayor (21-31, min. 10).

Fue la garra de los veteranos y el acierto de Hezonja lo que rescató a los blancos en un inicio de segundo cuarto esperanzador en el que estrechó el margen al mínimo. Con Exum recuperando el aliento (11 puntos en los diez minutos iniciales), el Partizan tuvo un momento de flaqueza ofensiva que duró apenas unos instantes. Los que tardaron Smailagic y Punter en pisar la cancha, protagonistas de un parcial de 12-2 que silenció al WiZink Center (32-47, min. 18).

Sin épica y sin ideas

Por entonces, el Madrid se había convertido ya en la casa de los líos, donde cada uno hacía la guerra por su cuenta. Precipitación, pérdidas, errores fáciles... nada funcionaba y por un momento parecía que el encuentro se iba a romper definitivamente. Lo evitó Sergio Rodríguez que no había jugado ni un minuto en toda la primera mitad y que salió a la pista enrabietado. Su magia acercó al Madrid a cinco puntos, pero hasta ahí llegó la reacción, sofocada por un 3+1 de Nunnally y la sabiduría de Obradovic, un maestro moviendo sus fichas y enfriando el partido cuando había que hacerlo.

Esfuerzo estéril que le pasó factura en el último cuarto, en el que no hubo épica. Desfondado el equipo. Entregado a su suerte y sin ideas desde el banquillo. Impotencia que se tradujo en una tángana que dio inicio Llull con un manotazo a destiempo a Punter y que acabó con una pelea multitudinaria. Deck lanzó puños, Exum buscó la gresca y en medio del tumulto, Yabusele lanzó por los aires al base mientras Musa recibía por todos los lados. Imagen lamentable que, después de quince minutos viendo lo que había ocurrido en el monitor, obligó a los árbitros a dar por finalizado el encuentro. Situación inédita que dejó 1:40 en el reloj de partido. Veremos en qué quedan las sanciones, porque el Madrid podría viajar con muchas bajas a Belgrado, donde le espera un ambiente infernal. Mala manera de mirar hacia la final del martes, donde solo vale la victoria para no caer definitivamente al abismo.

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