Baloncesto

Lucas Mondelo: «A veces pienso demasiado en baloncesto»

La selección femenina de baloncesto echa a andar con la mirada puesta en Río y marcada por la ausencia de Sancho Little

Lucas Mondelo, seleccionador nacional JOSE RAMÓN LADRA

A primera vista, Lucas Mondelo (Barcelona, 1967) impresiona, aunque su sobriedad aparente se desploma al primer contacto. Los recelos se diluyen cuando se empieza a hablar de baloncesto. Su pasión. La que le llevó a dejar su trabajo fijo para hacerse entrenador. Aventura que comenzó hace dos décadas y que le ha llevado a ser considerado el técnico más exitoso del baloncesto femenino, requerido incluso para dirigir en China. Tras el mazazo de la baja de Sancho Little , ya prepara los Juegos, que serán los primeros para él.

—¿Qué le impulsa a uno para fichar por un equipo en la liga china?

-Circunstancias de la vida. Me llegó una buena oferta en lo económico y en lo deportivo y me lancé en paracaídas para vivir una experiencia vital que de otro modo no hubiera vivido. Hay que adaptarse a una forma de vida que es totalmente diferente a la nuestra. Ni mejor, ni peor. Simplemente, distinta. La forma de pensar asiática no tiene nada que ver con la nuestra y cuesta mucho. En lo relativo al baloncesto, tampoco nos parecemos y eso me ha servido para entender mejor su juego y hacerlo mejor cuando nos enfrentamos a ellas con la selección.

-¿Qué le llamó más la atención a usted allí, el baloncesto o la vida?

-El tema de valores. Por ejemplo, allí la disciplina es radical. Son poco flexibles, tienen pensamiento único y mucha disciplina. Eso es bueno para unas cosas y malo para otras. Si no hay dificultades, es perfecto, pero si vienen curvas... no sirve. El no tener cintura a nivel deportivo te lastra un poco. Los horarios de vida también son muy diferentes, se acuestan antes y se levantan antes. Entrenan mucho, priman la cantidad sobre la calidad. Prefieren entrenar seis horas al día a que hagas un entrenamiento muy intenso de dos horas al día con mucha calidad y después des un descanso para asimilar ese trabajo. Ellos eso no lo entienden. Si no entrenas por la tarde, es que eres un vago. Hay que ir, aunque solo sea por ir.

-¿Qué se ha traído de allí para implementar en la selección?

-En el tema de las repeticiones infinitas que tanto gusta allí. Yo pensaba que estaba superado en España, pero me he dado cuenta de que a veces hay que mantener ciertas rutinas de trabajo de técnica individual y tiro. No dejarlo de lado y hacer hincapié de manera habitual. Y eso es algo que he recordado al trabajar allí y que estoy volviendo a utilizar en la selección.

-¿Dígame, que entiende usted como «Método FEB»?

-(Se ríe). A ver si soy capaz de explicarlo bien, porque parece una entelequia, como algo que está en la nube... Se basa en el trabajo de todos y con todos me refiero incluso a gente invisible que hace que sea posible. Lo que hace la federación es aglutinar todo ese trabajo y darle el toque final para sacar el máximo rendimiento. En ese trabajo de clubes, federaciones autonómicas y demás, añadiría nuestro gen competitivo, que es lo que nos ayuda a equilibrar el desfase físico que tenemos con las selecciones del Este de Europa. Ese gen no es casual, si no que se crea y se fomenta. Lo que hacemos como federación es poner a las niñas a competir desde los 11 años. Así, obligas a las federaciones a detectar de manera precoz el talento y las niñas juegan desde esa edad grandes campeonatos que van haciendo una selección natural. Competir solo se aprende compitiendo. De toda esta masa de jugadoras, la FEB hace un filtro para hacer un seguimiento. Los mejores de los mejores. La base es esa, aunque luego se unan otras jugadoras de crecimiento tardío.

-¿Y cree que se notará la ausencia de José Luis Sáez?

-Yo creo que Pepe ha sido un presidente que ha conseguido que la FEB esté en lo más alto y que ha creado una estructura tan sólida que cuando falta una pieza no se nota y esperemos que sea así a partir de ahora. Creo que la FEB es lo que es en gran parte por el trabajo que ha hecho Pepe Sáez. Un trabajo apoyado en un grupo de gente muy válido que ha sabido situar a su alrededor. Él ha sido el líder de un método en el que el creador, mentor y coordinador de todo ha sido Ángel Palmi.

-Los que le conocen dicen que es un ganador, un técnico cercano y que sabe sacar lo mejor de las jugadores... ¿Cómo se ve usted?

-Intuitivo. Es cierto que soy cercano y que me gusta escuchar, sobre todo a jugadoras profesionales. Creo que es bueno, porque te ayuda a sacar conclusiones y te ganas el respeto para que luego te escuchen a ti. Luego ya otra cosa es hacer caso a todo lo que te digan. Intentas convencer al jugador, porque un jugador convencido, aunque la idea sea equivocada, es lo mejor que puede tener en el equipo.

-¿Cómo consigue ese compromiso de las jugadoras verano tras verano?

-Tenemos un gran vínculo. Somos un equipo, no una selección. Podemos ir dando pasitos poco a poco, porque hay cosas que ya tenemos aprendidas de cada año. Es el yo por detrás del equipo. No hay egoísmo. A veces les tengo que decir que den un pase menos y que tiren alguna más.

-¿Qué es lo peor de Mondelo?

-Yo no tengo defectos (Se ríe). Creo que a veces pienso demasiado en baloncesto y cada vez intento relativizar más, aunque aún me queda.

-¿Eso no desgasta?

-Antes era peor. Me veía todos los días uno o dos partidos. Y estaba de repente con mi pareja, me venía una idea a la cabeza, y la tenía que escribir en algún sitio. Con el tiempo, supongo que la edad también influye, relativizas las cosas un poco más. Esto en el día a día. En el partido, no pienso de más. Ahí actúo, que es uno de mis valores.

-Serán sus primeros Juegos, ¿cómo los espera?

-Los Juegos tienen una aureola porque es lo máximo que puede disputar un deportista. Es un sueño, un orgullo y una responsabilidad. Hay muchos técnicos en España, capacitados y tú los representas a todos. Eres la punta de la pirámide y eso te da un punto de responsabilidad. Estás en un sitio en el que todos querrían estar. Me han dicho que es un poco caótico y que todos los deportistas están mezclados conviviendo en la Villa Olímpica... Todo se iguala. No hay deportistas de primera o de segunda y esa es la esencia del deporte.

-¿Sienten que tienen a un país detrás?

-En tu club estás defendiendo tu prestigio y tu trabajo. Tienes que ganar para seguir con tu trabajo y eso casa con los intereses del club. En la selección es un poco diferente. Estás representando a tu país y al colectivo de entrenadores. Me da orgullo y responsabilidad estar ahí.

-Asusta el grupo que les ha tocado...

-En el deporte no hay partidos fáciles o complicados. Hay veces que te toca el equipo que prefieres y lo pasas mal. Así que, al final, me da igual el rival. El que sea menos Estados Unidos y, si puede ser, Australia. El grupo que tenemos es muy fuerte, pero si nos clasificamos para cuartos no nos cruzaremos con Estados Unidos y eso es bueno. Hay que quedar clasificado segundo o tercero para evitar a Australia y a partir de ahí, luchar. Son los Juegos. El nivel de tu leyenda lo da también la dificultad de tus rivales.

-¿Se puede ganar a Estados Unidos?

-Imposible no es. Ya les ganamos en época júnior y hay varias jugadoras de aquellas selecciones que estarán en los Juegos. Fue un torneo extraño, que no tuve a todo el grupo junto hasta el avión. Entrenamos un par de días en Tailandia y le ganamos a Estados Unidos en el partido inaugural, que era algo que nunca se había conseguido y nunca se ha vuelto a conseguir. Ese día metimos muchos triples y ese es el único camino para ganar a Estados Unidos, meter muchos triples y con muy buen porcentaje, porque les obligas a sacar de fondo y ya no pueden correr. Hagas lo que hagas, ellas van a anotar mucho, así que tú tienes que hacerlo mejor y para eso el triple es el único camino. Estados Unidos el único día que hizo defensa en zona fue ante nosotros. Todo el partido. Estoy muy orgulloso de eso.

-¿Se ve jugando con ellas una final?

-Me encantaría verlas en la final, porque eso significaría que estamos ante un día grande para el baloncesto femenino español. Pero es algo lejano y muy complicado.

-¿Se ha imaginado como sería estar en ese podio?

-Intentamos no pensar en ese momento, pero es inevitable. Sí que a veces te lo imaginas, pero costará mucho y habrá que tener un poco de suerte. La suerte de los campeones, que no es un mito y sí que hace falta. Siempre hay un momento en el que, más allá del trabajo, hay que tener fortuna.

-¿Qué le parece el boom de la mujer en el deporte?

-La mujer está al mismo nivel del hombre para hacer cualquier cosa, pero en España había un retraso respecto al hombre y se han perdido muchos talentos porque no podían dedicarse al deporte como lo hacían los hombres. A partir de los Juegos de Barcelona esa brecha se ha ido cerrando y ha subido el nivel, como no podía ser de otra manera. Esa fue la base de los éxitos que estamos viendo ahora. No es algo por generación espontánea.

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