Atlético de madrid
Simeone pierde fuelle en Europa
El Atlético de Madrid no consigue finalizar como líder en una fase de grupos de la Champions desde 2017
Los rojiblancos, obligados a ganar hoy en Brujas para no buscarse un lío un año más en el camino hacia los cruces
Simeone, en rueda de prensa
Las cuatro primeras temporadas de Simeone en la Champions League rozaron la excelencia y también la gloria. El Atlético de Madrid se clasificó siempre como primero en las fases de grupos, lo que se tradujo en recorridos largos e ilusionantes: dos finales (2014 y 2016), ... unas semifinales (2017) y unos cuartos (2015). Sin embargo, desde entonces la liguilla se le ha atragantado al Cholo y a sus jugadores. No han vuelto a acabar como líderes de grupo y esas dificultades iniciales han desembocado en que no han podido superar nunca más unos cuartos de final. Este curso, la derrota en casa del Bayer Leverkusen (2-0) ha complicado otra vez el camino hacia los cruces de octavos de final y el conjunto colchonero está obligado a ganar esta noche en Brujas (21.00 horas, Movistar Liga Campeones) para enderezar el rumbo.
Hace más de diez meses, en la previa del Atlético-Milan de la fase de grupos, Simeone reconocía que algo había cambiado para su equipo en la Champions respecto a sus primeros años en la competición. «Ahora nos está costando más entrar en octavos. Los tiempos son distintos, en aquel momento todo parecía difícil. Y hoy seguimos repitiendo esa situación, pero a los números es verdad que nos está costando resolverlo antes», reflexionaba entonces el argentino.
Cambio de ciclo
Y con los números en la mano, aquel Atlético primigenio del Cholo (con los Juanfran, Godín, Filipe Luis, Gabi, Tiago, Diego Costa o Griezmann) quedó siempre primero de su grupo entre las temporadas 2013-2014 y 2016-2017. Cuatro años liderando, y no por tener grupos asequibles, sino quedando por delante de clubes del potencial de la Juventus o el Bayern Múnich. Era un Atlético fuerte, rocoso, casi insuperable en defensa, un animal competitivo que despachó en los cruces de aquellas campañas a un elenco de rivales estelares: el Barcelona de Messi (2014 y 2016), el Bayern de Guardiola (2016), el Chelsea de Mourinho (2014)... Hasta topar siempre con el mismo verdugo, el Real Madrid, con los más crueles finales, prórrogas y tanda de penaltis incluidos.
Sin embargo, la 2017-2018 (la temporada de la mudanza al Metropolitano) marcó un doloroso e irreversible (hasta hoy) punto de inflexión. Aquel curso el equipo no consiguió superar la fase de grupos, quedando tercero por detrás de Chelsea y Roma después de dejarse cuatro puntos con un desconocido equipo de Azerbaiyán del que pocos aficionados colchoneros olvidan su nombre: Qarabag. Los rojiblancos cayeron a la Europa League.
Fue entonces cuando el capitán Gabi pronunció una frase que dio mucho que hablar: «A día de hoy, te diría que la Europa League es una mierda». Pero, caprichos del destino, el Atlético de Madrid terminó levantado el título en esa competición de forma brillante, goleando en la final al Olympique de Marsella con un doblete de Griezmann y un gol de Gabi. Aquel fue el último partido del centrocampista madrileño con la camiseta rojiblanca.
Sin Gabi, sin Godín, sin Tiago, pero sí con otros jugadores que también participaron en esos años de éxito -Koke (siempre presente), Savic, Giménez, Oblak, Saúl o Griezmann-, el Atlético tampoco ha sido capaz de acabar líder en las fases de grupos de las siguientes Champions. Cuatro cursos consecutivos clasificándose como segundo. Un mal menor.
Precisamente la primera de esas campañas, la 2018-2019, marca un peligroso precedente a tener en cuenta hoy por Simeone y su equipo. El Atlético se presentó en Brujas en la última jornada, en el mismo escenario del partido de esta noche, dependiendo de sí mismo para poder terminar primero de grupo. Los del Cholo, en un partido timorato, no pasaron del 0-0 y el Borussia Dortmund acabó celebrando el liderato empatado a puntos con los colchoneros. En octavos, los madrileños se enfrentaron a la Juventus de Cristiano Ronaldo, quien sesgó el sueño europeo con una remontada en Turín.
Atascado como local
A partir de entonces, los cuartos de final firmados la pasada temporada, en la que los rojiblancos cayeron ante el Manchester City, han sido el tope europeo de un Atlético de Madrid que ha tenido en sus partidos como local uno de sus grandes males europeos a lo largo de los últimos años. Tras el triunfo en el Metropolitano ante el Salzburgo (3-2), en octubre del 2020, llegó el vacío, un alargado apagón de victorias al que el Cholo no consiguió poner fin hasta el pasado mes de septiembre con una agónica celebración ante el Oporto con dos goles en el tiempo de prolongación.
La posterior derrota en Leverkusen (2-0) ha provocado que el panorama, otra vez, vuelva a complicarse para el Atlético de Madrid en una fase de grupos de la Champions. Lo que parecía un grupo asequible se ha dado la vuelta y vuelven a sobrevolar los fantasmas: el Oporto es colista, el sorprendente Brujas es líder con dos victorias y el Atlético ocupa la tercera plaza con tres puntos menos que los belgas. El de hoy es un partido de máxima exigencia para el Cholo y su tropa: por la calidad del rival y por la necesidad de amarrar el triunfo.
«Es un rival siempre difícil en su campo, con mucho empuje de su gente. Cuenta con mucho dinamismo, presión y un estilo ofensivo con mucha gente en campo rival. Eso le ha generado ganar tres ligas consecutivas y seguir compitiendo en la Champions, hacer cuatro goles en Oporto dice que su estilo es muy, muy bueno», advirtió Simeone ayer en rueda de prensa. Respecto al último partido de Liga, el Atlético recupera a Lemar, Hermoso y De Paul.