Lino y Griezmann imponen la calma antes de la tormenta

Los prolegómenos del encuentro dejan un homenaje de la parroquia colchonera a dos de las mayores leyendas en la historia del club. Simeone recibe una atronadora ovación antes de dirigir su partido número 500 en Liga, mientras que Luis Aragonés siente el cariño del Metropolitano, al que se une la afición bermellona de la que también fue entrenador, once años después de su muerte.

Llega la hora del fútbol. El técnico argentino aplica el partido a partido del que tanto hace gala, se olvida del derbi que le espera dentro de siete días y hace uso de inicio de los tres apercibidos que se perderían la cita del Bernabéu de ver una amarilla: Le Normand, Koke y, sobre todo, Julián Álvarez. Además, introduce un cambio por línea y Azpilicueta, De Paul y Griezmann dejan su sitio a Reinildo, Barrios y Sorloth.

Sorprendentemente, es el Mallorca quien asume de primeras el control del juego. La profundidad de Mojica por la izquierda busca con constantes centros sin premio a Larin y Muriqi. A los ocho minutos, cuando el feudo rojiblanco vuelve a acordarse del sabio de Hortaleza, cambia la dinámica hacia el guion esperado, con el Atlético dominando la posesión. Koke y Barrios se adueñan del centro del campo, pero encuentran dificultades para encontrar huecos en el muro de contención bermellón.

Hasta que aparece Julián, que le brinda un buen balón a la carrera de Sorloth y obliga a Greif a repeler el potente disparo del noruego. Por primera vez, el Atlético coge desordenada a la zaga mallorquinista y no lo desaprovecha. Un robo de Le Normand a Muriqi permite a Giuliano salir desbocado hacia el área rival y encontrar al desmarcado Lino por la izquierda. El brasileño conecta un gran remate cruzado ante el que nada puede hacer el meta eslovaco para evitar el primer tanto de la tarde, segundo consecutivo en Liga de un Lino que vuelve a aprovechar sus minutos.

Intenta reaccionar el Mallorca, pero la faltan argumentos para llegar hasta un Oblak que ejerce de espectador de lujo. Lo prueba de nuevo Julián en modo asistente, que se deshace con habilidad y rapidez de Valjent y dispone un centro tenso hacia el área pequeña, donde Giuliano se lleva las manos a la cabeza cuando ve cómo los reflejos gatunos de Greif impiden el segundo gol atlético.

Tras el paso por vestuarios, entra el encuentro en una zona valle. El Atlético busca ampliar su renta sin demasiado ahínco y el Mallorca, sabedor de que con el 1-0 está metido en el partido, alarga sus posesiones y el baja el ritmo de juego, consciente de que alguna opción tendrá para el empate. Entretanto, Simeone, ahora sí, piensa en las dos citas trascendentales que se avecinan y retira a Julián, disponible para el derbi, y a su hijo Giuliano, de nuevo desfondado y acertado, para dar entrada a Griezmann y Gallagher.

Para fortuna del aficionado, vuelven las hostilidades al Metropolitano. A punto está el francés de llegar y besar el danto, pero por centímetros no alcanza a rematar una gran combinación entre Barrios y un Le Normand reconvertido en extremo. Pero responde el Mallorca gracias a la vitalidad desde el banquillo de Robert Navarro y Asano y, por primera vez en el encuentro, transmite sensación de peligro. Darder se topa en dos ocasiones con el larguero, en un centro que toca su parte superior y tras una falta lateral, que le cuesta la amarilla y el derbi a Le Normand, punteada por Oblak para evitar ser sorprendido. Los siguientes ocasiones de Dani Rodríguez y Muriqi instalan definitivamente la preocupación en la afición colchonera.

El Atlético se sacude el dominio mallorquinista y, superada la sensación de agobio constante, trata de sentenciar el partido. Una precisa falta de Riquelme se topa con el travesaño y, ya en el descuento, el canterano comanda un contraataque finalizado por Griezmann con una vaselina magistral sobre Greif. Celebra el Metropolitano acordándose de su eterno rival. La semana de derbi ha comenzado.