Juicio a la Liga 2023-24
El duodécimo 'porque yo lo valgo' de Simeone
«Ya no es un problema real el escándalo Joao Félix, que por niñato y faltón convirtió su posición de víctima del linchamiento de su entrenador en la de apestado irreconducible de la grada»
Joao Félix, nunca más (19/7/23)
![Simeone, durante una rueda de prensa en pretemporada](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/08/08/simeone_20230808182234-R9LRm1fd3HByKsPU5BnPoGL-350x624@abc.jpg)
Otro verano de poco por aquí, nada por allá, en el Metropolitano. Quizás con menos refuerzos luminosos en el nombre que nunca, con la clásica promesa de un fichaje grueso que no se sabrá si llega hasta el último día del mercado (o a ... lo peor, y más habitual, lo que se produce es una dolorosa salida postrera por la espalda), y poco más. Incorporaciones para hacer plantilla con la carta de libertad bajo el brazo, menos gastos que ingresos (camuflados estos con lloros institucionales de qué dura es la vida por acá), y la mayor inversión, como de costumbre, para soportar el sueldo del entrenador, el más millonario del planeta y de la historia («si uno se pone a valorar lo que dimos desde el primer día hasta hoy probablemente lo entendería muy fácilmente... ¿me explico?», comentó el propio técnico en As, uno de los medios a los que concede entrevista individual, con la humildad de quien realmente se cree el mejor. No sólo que un día lo fue, sino que lo sigue siendo; o que haberlo sido, le concede patente de corso vitalicia). Y son ya doce agostos en el banquillo del club.
El mejor once que se atisba es el mismo que había la temporada pasada. Lo que en realidad es una muy buena noticia (siempre que las lesiones, claro, no se instalen un año más en la plantilla, como en el último decenio, especialmente en futbolistas como Giménez, que ya tiene para mes y medio de baja, Lemar, Savic o Memphis; Reinildo sigue convaleciente). Simeone ha recuperado las riendas de una plantilla de la que hace un año se desconectó y ha mejorado su plan en vistosidad, ambición y ganas de ataque, aunque no se sabe si con fecha de caducidad. El equipo asoma de nuevo creyente, equilibrado, variado, capaz y hasta poderoso. Griezmann como centro indiscutible de toda esa fe y el 5-3-2 como dibujo definitivo. Una pinta estupenda.
Lo más ilusionante durante la pretemporada lo representó el retorno de Riquelme, ya formado del todo, con una habilidad y explosividad endemoniada que el club debería aprovechar (quizás prefiera hacer caja). Apunta a solución ofensiva, pero el Cholo, como casi siempre que detecta talento, lo está condenando al carril largo. Una obsesión por reinventar al futbolista jugón, cambiarle sus características, obligarle a mayores esfuerzos a riesgo de sacrificar sus mejores virtudes. Pero incluso a lo Carrasco, por el callejón del ahora convaleciente Nahuel, el ex del Girona ha lucido. Lo de la cara de malo de Soyuncu y la garra de Azpilicueta es fondo de armario para el centro de la defensa.
Se supone que antes de que acabe agosto, el Atlético habrá resuelto su particular callo en el pie. Ya no es un problema real el escándalo Joao Félix, que por niñato y faltón convirtió su posición de víctima del linchamiento de su entrenador en la de apestado irreconducible de la grada. O solo lo es contractual, para los bolsillos de los dueños de la franquicia. El portugués no cuenta, tampoco puede contaminar, dividir el ambiente, tiene que irse. Y se irá.
Si el Atlético, como amenaza, es el que acabó la temporada pasada, es un candidato a todo. Si se atreve, claro, y no se refugia en el manido y cómodo objetivo del tercer puesto ni afronta las competiciones con una mirada económica y conformista. Mimbres tiene para pelear. Queda en manos del techo de exigencia que imponga su jefe y de su capacidad (que la tuvo) para mantener al personal enchufado y hambriento. Simeone se somete a revisión. Tiene otra vida. Y van...
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