Girona 4 - 3 Atlético
El Girona desmonta el recital de Morata
jornada 19 liga
Un gol de Iván Martín decide un partido inmenso en el que marcó tres tantos el delantero atlético
El éxito de García Pimienta, una víctima de Laporta
![Morata, ante el Girona](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2024/01/03/morata_20240103233325-RtLSjzaTZaTMK8Ee9iuUw0M-1200x840@abc.jpg)
Partido inmenso entre dos gladiadores y destino cruel para el Atlético. El Girona sigue soñando después de derribar al equipo de Simeone, el recital de Morata y sus tres goles y la sensación de grandeza que dejó el Atlético. Un gol de Iván Martín en el tiempo de prolongación decantó un encuentro de primer nivel mundial. El resultado aleja al Atlético de la Liga, a diez puntos ya del conjunto catalán y del Real Madrid.
La Liga regala un partido para exportar más allá de la costumbre cansina del Madrid, el Barça y su rivalidad: 45 minutos de opulencia y riqueza estética, mayúsculo el espectáculo que deparan Girona y Atlético. Fútbol de vértigo, un golpe detrás de otro, trepidante ejercicio de generosidad de ambos contendientes en una primera parte símbolo de abundancia.
El Girona juega sin un complejo, matiza cada acción con exactitud quirúrgica, grupo detallista que se procura diversión, jugar y tocar, pasar y moverse, profundidad en las bandas, controles orientados hacia el armazón del rival, media vuelta y a correr, en dirección a la portería enemiga. Una delicia su propuesta que atrapa al Atlético con el calzón bajado en los primeros minutos. Fabrica dos ocasiones el Girona y cuela una, minuto 1, Valery en un eslalon en conducción del balón.
El Girona respeta la pelota, los modales del juego, da gusto verlo, pero el Atlético es un colectivo de colmillo que ha ennoblecido su fútbol este curso, al ritmo que piden sus jugadores. Ya no hay Raúles García o Gabis para chocar, sino Riquelmes y Linos que quieren jugar, asociarse, regatear. Simeone colocó a los dos extremos en el once, necesitado su equipo de un juego abierto ante un adversario de categoría.
Morata iguala en un lance que antes fallaba y ahora, sereno y en cambio de piel, la lleva a la cazuela con propiedad. El partido no admite tregua. Savio desempata antes de la media hora en un gazapo de Koke, premioso en el flujo, media vuelta a cámara lenta. El Girona no especula, no afloja con el marcador a favor, exprime lo suyo, sigue sin dar un pelotazo, Eric García no parece el leño de la selección, Blind es un primor con la zurda.
El central holandés activa la alerta roja en la nave colchonera al aprovechar un córner en ese viento a favor de un Girona que vuela en globo. 3-1. El fútbol es un estado de ánimo, como dijo Valdano, y el equipo de Míchel regala confianza a cualquier deprimido.
El Atlético no se rinde, levanta la cabeza en ese temporal que amenaza por momentos con goleada y cuchillos largos. De nuevo Morata atisba luz en el callejón sin salida, un contragolpe magnífico de Rodrigo de Paul, cada vez más importante su aportación, y el aplomo del delantero para probar, fintar y tocar a la red. Sensacional. El Atlético se desboca porque ve sangre y quiere la pieza, Morata vuelve a marcar, fuera de juego esta vez, y el Girona respira mientras reconoce en su rival a un aspirante al título.
El Atlético es un torbellino en el prólogo del segundo tiempo. Una locura su puesta en escena, toma al asalto Montilivi con una personalidad apabullante, cinco ocasiones en seis minutos en un bombardeo que el Girona despeja en los brazos de Gazzaniga. Es el Atlético más intenso de los últimos tiempos, aquel cholismo de brío y camisetas rasgadas al que acompaña un buen trato al balón, además de pañielos anudados.
De Paul es el ejemplo de esa mezcla de calidad y coraje. El argentino se explaya en el liderazgo del partido y cobra pieza. Conduce con criterio, rompe la línea y sirve un pase bárbaro a Morata, que la lleva al fondo de la portería con una vaselina. Empate a tres, triplete del delantero de la selección, que vive los mejores días de su vida deportiva.
La igualdad en el marcador aplaca la furia rojiblanca y decreta un tramo de equidad. Parece más fuerte en el aspecto físico el Atlético y tiene más mentalidad positiva, autor de una remontada valerosa. El Girona no cede y crea ocasiones en transiciones rápidas, pero ya no domina el partido, que es propiedad de De Paul.
Los cambios atenúan el ritmo del choque y el Atlético acaba más entero, más cerca del portero rival, más ambicioso en su propósito. Pero es el Girona quien clava la pica. Iván Martín, otra vez Koke flojo en el duelo, marca el 4-3 en el tiempo de prolongación.
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