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Arturo Pomar, el español que puso contra las cuerdas a Bobby Fischer

77 movimientos definieron un duelo que terminó con una frase fulminante del estadounidense dirigida al ajedrecista de España

'Tablas': una película de animación recrea el duelo entre Arturo Pomar y Bobby Fischer

Pomar contra Francisco José Pérez archivo
Alexia Columba Jerez

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Hace unos días saltaba a titulares la noticia de Faustino Oro, el niño de 10 años que ganó una partida de ajedrez al campeón mundial, Magnus Carlsen, en una competición abierta de partidas online ultrarrápidas con una duración de un minuto. Según el diario 'Clarín, el joven argentino se mudó a España para perfeccionar sus habilidades. Pero no es ni mucho menos el primero en conseguir de forma precoz una victoria semejante y superarla. En España, destaca el nombre de 'Arturito Pomar', 77 movimientos dejaron un nombre olvidado para la historia de su época, pero recuperado después.

Barcelona, noviembre de 1946. Arturo Pomar que tomó parte en el Torneo Internacional de Ajedrez que se celebró con motivo del XXV aniversario del Club de Ajedrez Barcelona JOSEP BRANGULÍ

 El mallorquín con cinco años ya jugaba con su familia, y con 13 consiguió hacer tablas con el campeón mundial Alexander Alekhine, del que decía de Pomar que poseía «unas dotes excepcionales de intuición para llegar a ser un gran jugador de ajedrez». De hecho, se convertiría brevemente en su discípulo. En su recorrido Pomar fue cosechando triunfos, se convirtió en el primer español en llegar a ser Gran Maestro, el mayot nivel de excelencia.

Se enfrentó a nueve campeones del mundo y el Régimen construyó el mito de Arturito en los cuarenta. Un icono para la propaganda de la España del momento que luego pasó a ser solo Arturo, mientras su talento se malgastaba. Y sin embargo, una mañana de 1962, en Estocolmo Pomar en 77 movimientos y nueve horas de partida consiguió poner entre las cuerdas al ajedrecista Bobby Fischer, que al final de la competición dijo la amarga frase: «Pobre cartero con el talento que tienes y vas a tener que volver a una oficina de Madrid a pegar sellos».

Una historia 'en tablas'

La obra de Paco Cerdá, «El peón» recuperó su gesta. «Sentado frente a él hay un español de corta estatura, calvicie pronunciada y dentadura de posguerra. Su mirada anda a ratos perdida, la boca entreabierta. Su actitud parece indolente, cuasi abúlica por momentos. Es su carácter, ya sea frente al tablero blanquinegro o delante de la correspondencia que cada día ordena en las grises oficinas postales de Ciempozuelos. En realidad sólo tiene 31 años, pero ya parece viejo«, describe el libro.

Lo cierto es que el ya adulto Pomar pidió un mes de permiso sin sueldo para poder afrontar esta prueba internacional. Y lo hizo sin ningún tipo de apoyo que sufragara los gastos del viaje o estancia .Quedaba lejos ya el lustroso halo con que antaño se presentaba al joven Arturito. Cerdá dice de él que compensaba con una intuición deslumbrante la falta de preparación teórica que siempre lo lastró, «Arturito nunca quiso estudiar el ajedrez; quiso jugarlo, intuirlo, vivirlo«, describía a la publicación Marca.

Pomar fue un autodidacta que empezó mirando las partidas que jugaban su padre y su abuelo. Con 8 años ya daba exhibiciones de partidas simultáneas a ciegas con cien tableros y llegó a hacer giras por Estados Unidos mostrando sus dotes. Al tiempo que intervenía en campeonatos internacionales con sabios del ajedrez. La prensa lo encumbró como una estrella y lo apodó 'el Mozart del ajedrez', y la multitud se reunía para contemplar a la figura del momento.

Llegada a Barajas de los jugadores de ajedrez Arturo Pomar (14 años) josé zegri

Y el NO-DO decía de él: «Este muchachito moreno, de cuño español, en cuyos ojos, entornados por la meditación del juego, se vislumbra la furia ibérica, ofrece en su aire colegial un arquetipo de la adolescencia acrisolada. Tiene los nervios de la infancia y el nervio de la juventud… De repente, el Goliat francés se levanta y saluda en reverencia de vencido al triunfal David español. Estalla una ovación formidable. Bernstein-uno de sus contrincantes- se dispone a salir. Arturito Pomar le tiende hidalgamente la mano… Pero como el rival es un gigante, el niño español se empina, se empina, como España». Sin embargo, en el interín no recibía ninguna clase de formación para perfeccionar su potencial y su técnica.

Francisco de Cossío en las páginas de ABC mostró su admiración por este niño que jugaba como un viejo. «He aquí un caso que maravillará al mundo. He aquí una propaganda viva de nuestras posibilidades humanas. Un niño que gana a los hombres».

Con el tiempo, y pese conseguido ser siete veces campeón de España y haber participado en numerosas Olimpíadas, se terminó convirtiendo en 'historia pasada' en los cincuenta. Seguía jugando al ajedrez, práctica que conjugaba con su puesto como funcionario de Correos. Por entonces el mejor puesto que conseguiría sería el 40º del ránking de la FIDE, en 1967.

Madrid, junio de 1960. Campeonato Mundial de ajedrez. Nuestro campeón Arturo Pomar, igualado para el primer puesto con Donner, Gligorić y Portisch álvaro garcía pelayo

Pero quien tuvo retuvo y Pomar mostró un último capítulo de brillantez con ecos en un duelo con Bobby Fischer que terminó en tablas. Esta leyenda del ajedrez tuvo siete hijos. Y uno de ellos llegó a contar que Estados Unidos le ofreció la ciudadanía para jugar para ellos, pero rechazó la propuesta. Al mismo tiempo que lamentaba la falta de apoyo de las instituciones que hubieran hecho de su padre una figura a la altura de otros grandes de la historia del ajedrez.

Al final de su vida empezó a sufrir una enfermedad degenerativa que le provocaba pérdidas de memoria. Falleció en 2016, en Barcelona, a los 84 años. Xosé Zapata, director del 'Tablas' , fue el primer largometraje de animación dedicado al ajedrez. Y mostraba la partida con Fischer.

Y mientras para algunos aún resuena la frase del oponente estadounidense: «Pobre cartero con el talento que tienes y vas a tener que volver a una oficina de Madrid a pegar sellos». Zapata resumió a los medios el recorrido de Pomar como el del propio Bobby Fischer diciendo en algunos casos «la vida son tablas».

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