Golf
El artificiero que explota la mente de Jon Rahm
Joseba del Carmen traslada su experiencia como baloncestista, golfista y pirotécnico a empresarios y deportistas a través del 'coaching'
Jon Rahm: «Olazábal me dijo que Seve me había ayudado y casi lloramos»
![Del Carmen, el coach mental de Rahm](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/04/16/rahmycarmen_20230416193717-R0BhEwiusUaSQPgOoPcvSxL-1200x840@abc.jpg)
Si la carrera de Jon Rahm (28) puede sorprender a más de uno, la de Joseba del Carmen (56), el hombre que cuida su mente, es absolutamente increíble. Ni en un guion cinematográfico se podría componer un personaje tan poliédrico como este ... vitoriano que se ha convertido en el 'coach' mental de moda en España. Los deportistas y los equipos confían en él y también las empresas le reclaman para ayudar a sus directivos a gestionar grupos de trabajo y a tener éxito.
En el equipo de trabajo de 'el león de Barrika' ocupa un papel fundamental su entrenador mental. A nadie escapa que en esta última década ha cambiado mucho su explosividad y se ha convertido en una persona más calmada. Del Carmen, que trabaja con él desde 2014, encuentra varios aspectos clave en este cambio. «Por un lado, la propia evolución de alguien de 19 años que luego triunfa, se casa y tiene dos hijos; y, por otro, todo el trabajo que ha hecho en estos años en cuanto a aprender técnicas de relajación, de meditación y de saber afrontar con éxito los momentos de presión». Pero, ¿cómo llegó Joseba a la vida de Jon?¿Qué experiencia podía transmitirle?
«Yo nací en Vitoria y jugué al baloncesto en San Viator junto a Pablo Laso. Luego, ambos pasamos al Baskonia de ACB, yo estuve dos años y él ya vemos dónde ha llegado..«, recuerda con humor. Pero su carrera deportiva siguió todavía cuatro temporadas más en Primera B (Askatuak) hasta retirarse en el Easo, de Segunda. Porque, de repente, un suceso trágico le cambió la vida. »Mi padre murió y yo, que soy el mayor de cinco hermanos, tuve que hacerme cargo de la empresa familiar en unos momentos muy difíciles. Sufrimos una quiebra muy importante a raíz de la crisis de 1992 y tuve que tomar decisiones muy duras, como desmontar una organización con muchísimos empleados y quedarnos con sólo cinco personas para poder mantener a mi familia«, rememora.
Y como no estaba claro que esta empresa de servicios industriales pudiera ser la solución, tomó la decisión de buscar otro trabajo alternativo. Y terminó en la Policía autónoma vasca en otra vuelta de tuerca a su situación laboral.
En ese momento Del Carmen optó por entrar en la Ertzaintza porque tenía que realizar numerosos pagos después de la quiebra y había que seguir hacia adelante. «Había que reinventarse y lo más rápido que encontré fue entrar en la Policía autónoma en 1994 y a los tres años ya ingresé en el cuerpo de Desactivación de Explosivos, donde estuve hasta 2000», explica.
Lo curioso es que no tenía una vocación especial por ser policía o desactivador, sino que se fue adaptando a lo que se le iba poniendo por delante. Y eso es algo que luego él transmite a sus clientes después de ver cómo «la vida te va poniendo recodos en el camino, debes tomar decisiones y adaptarte a ello». «Esta es la forma en la cual yo he ido desarrollando mi trayectoria, tomando mis caminos y aprovechando mis experiencias», añade.
Desactivador de bolmbas
Las más significativas, sin duda, son las que vivió como desactivador de bombas. En 14 años realizó más de mil intervenciones, de las cuales 130 fueron con artefactos reales, no falsas alarmas. Que salió con éxito de todas ellas lo demuestra el hecho de que «conservo todos mis dedos intactos», comenta con un sonrisa, pero lo que transmite siempre en conclusión es cómo saber actuar bajo presión. Cómo tomar las decisiones más acertadas cuando lo que está en juego es la propia integridad física. «Para ser artificiero necesitas varias cualidades que luego trasladarás a tu vida privada. Tienes que tener sangre fría; un conocimiento muy alto de todo lo que tiene que ver con artefactos explosivos y armamento militar; debes saber gestionar las emociones y, especialmente, los momentos de gran tensión».
La siguiente duda es cómo se pueden trasladar esas sensaciones a la cabeza de un deportista profesional de alto nivel. Para el preparador mental la clave está en ser consciente de que «el miedo es algo que está ahí, hay que trabajar bajo presión. Yo debía tomar una decisión y estaba en juego mi vida; un deportista buscará ganar un torneo. Tienes que decidir en cada momento lo que es idóneo y pensar con claridad para resolver esas situaciones de conflicto, en las que hay mucha tensión y mucho miedo. De todo esto se aprende y te vale para el futuro».
De repente, incapacitado
La trayectoria vital de Del Carmen volvió a sufrir un revés inesperado en 2008, cuando una lesión de cadera se le complicó y, después de implantársele una prótesis, recibió la incapacidad laboral permanente para seguir siendo policía. Previamente, en 2006 se había hecho profesional de golf, ya que conocía este deporte por vinculación familiar (su tío Tito Belartieta también lo era) y necesitaba desfogarse con una actividad más tranquila. «Aunque no había jugado antes, en 2000 me saqué la licencia amateur y seis años después me hice pro. Necesitaba evadirme de la tensión de las bombas y el golf me daba esa oportunidad; lo que pasa es que, como me gusta hacerlo todo al cien por ciento, me esforcé para llegar a lo más alto. Me hice profesor, pero nunca ejercí». Y fue en su club común, Larrabea, donde conoció a Rahm años después.
«Con la noticia de la baja necesitaba reflexionar una vez más y decidí irme a vivir al monte, a una casa que teníamos en Cantabria. Debía reinventarme de nuevo y fue cuando descubrí el crecimiento personal y comencé a estudiar y a formarme en todo lo relativo al 'coaching'. Veía que podía transmitir mis experiencias a otras personas y colectivos», explica. De manera que, en 2014, comenzó a ofrecer sus servicios a quienes tenía más cerca: el Baskonia y Jon Rahm. «Hablamos y decidimos empezar a trabajar juntos. En principio como algo a medio plazo, que luego se ha mantenido en el tiempo hasta hoy en día», prosigue. Desde entonces la nómina de personajes y clubes que con los que ha trabajado incluye a Adam Hanga (baloncesto), Maverick Viñales (Moto GP), Pedro Martínez Portero (tenis), los clubes Deportivo Alavés, Sporting de Gijón y Español y los futbolistas Marc Roca, Paulo Dybala, Jaime Seoane o David López. Y lo más curioso es que el mundo empresarial también le ha reclamado. «Ayudo a directores generales de multinacionales a tomar decisiones y a gestionar el estrés y el trabajo en equipo», explica.
Lo que interesa saber, a raíz de esta vasta experiencia profesional, es si Joseba podía imaginar que el adolescente que conoció en Larrabea llegaría a ser número uno del mundo. «Ha evolucionado mucho. No tiene la misma cabeza un chaval de 19 años que un padre de familia de 28. Siempre se puede mejorar en función de lo que se quiera conseguir en la vida. Ahora mismo no tiene límites, tiene que seguir creciendo centrado en el buen objetivo, no en las emociones. Estas hay que mostrarlas en el campo, sacar las frustraciones, pero que se queden ahí. Y sí, siempre he pensado que iba a ser muy grande y que iba a ganar 'majors'. ¿Cuántos me gustaría que ganase? Pues muchísimos más».
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