Tras la dosis de realidad, el deber de recomponerse

Sergio A. Ávila

Sevilla

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

17/03/2024 a las 10:16h.

Compartir

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete

Vacunado de realidad en Burgos, donde se precipitó al vacío de los gruesos defectos que parecían enmendados, el Real Betis Baloncesto vuelve a hacer las maletas para completar este domingo el doble turno a domicilio de la semana con la visita a Torrelavega, donde se medirá al Grupo Alega Cantabria. Un equipo que también apunta a la pelea por la novena plaza. Suma, de hecho, nueve victorias, una menos que los verdiblancos, y viene de encadenar un par de triunfos fuera tras profanar las canchas del Cáceres y el Melilla. Es indudable que el equipo de David Mangas se presenta al partido ante su afición en un gran estado de forma y con la moral por las nubes tras dar una doble zancada a la permanencia en la categoría y seguir en la pomada del pelotón de equipos que porfían por el último billete del play off.

Ahí anda el Betis, décimo, tras sufrir un un golpe importante en El Plantío, donde el Tizona Burgos lo sacó del partido poniendo más energía, intensidad, capacidad física y deseo para atacar el rebote. Todos esos intangibles cuya ausencia dejan al desamparo la competitividad. Si el Tizona jugó a un gran nivel, el Betis estuvo en las antípodas: desdibujado, sin aranceles defensivos y fiado a la 'Polanco-dependencia'. Metió el dominicano, que rara vez está mal, 26 puntos, pero no hace milagros ni puede quedarse sin socios en el tajo anotador. Que nadie formara sociedad limitada con él redujo al mínimo las opciones del Betis, cándido en sus dominios y huérfano de ese veneno ofensivo que otras veces lo ha sacado del atasco sin estar defensivamente brillante.

Dicho todo esto, conviene ahuyentar el drama. Al menos en el aspecto deportivo, que lo institucional es desgraciadamente harina de otro costal. Desde el cambio de año, el parcial de victorias-derrotas sigue siendo positivo tras haberse apuntado seis victorias en nueve jornadas. Los tropiezos los contabilizó en sus visitas al Movistar Estudiantes, el Leyma Coruña y el Tizona Burgos. Que son tres equipos mejores, más completos, estables y sólidos.

Hace un par de meses, el Betis estaba hasta los tobillos en el fango de la zona de descenso y ahora se encuentra en mitad de la tabla, con opciones de subirse al último vagón de las eliminatorias de ascenso (el Ourense sólo tiene un triunfo más tras perder ayer en Valladolid) y muy cerquita de sellar la salvación. Parece muy poco considerando la historia de la entidad y bastante teniendo en cuenta en qué tesitura estaba el club en agosto y en qué limbo se halla ahora mismo. En San Pablo reina la incertidumbre. Una intranquilidad que genera ansiedad. Y no es sencillo navegar en ese proceloso mar para sus trabajadores.

En Burgos, el equipo se desvió del camino. No fue compacto defensivamente. Se quedó corto en ambas canastas: sin amianto en su canasta ni pólvora en la rival. En ataque, Polanco batalló solo contra el mundo, especialmente en la primera parte, siendo el único asidero al que agarrarse. El Tizona le refrescó las ideas, por si se hubieran olvidado. Para ganar partidos a rivales de la zona alta de la tabla, hay que pisar a fondo el acelerador de la intensidad y minimizar el capítulo de los errores. Y asegurar el rebote, claro.

El Betis jugó el miércoles y vuelve a hacerlo este domingo. ¿Le afectará a nivel físico? ¿Y a su rival? Veremos. No ha tenido mucho tiempo para descansar pero tampoco para recrearse en la derrota ni clavarse puñales. Se trata de asumir los errores, hacer propósito de enmienda, limpiar la mente y enfocarse ya en el duelo en Torrelavega. Con humildad y buena letra, siendo consciente de que la conquista de la novena plaza es una tarea muy compleja. Almazán, que causó baja de última hora en Burgos por un problema lumbar, viajó con el equipo a tierras cántabras.

La cuenta atrás de las diez últimas jornadas comienza en el pabellón Vicente Trueba, donde aguarda un rival que ha cambiado en su fisonomía respecto al que perdió en San Pablo a mediados de diciembre. Ha mejorado bastante y sigue en ese proceso porque no deja de reforzarse. En el debut como verdiblanco de Frazier, que se estrenó anotando 20 puntos, el Betis se impuso por 80-70 en un partido muy igualado que no se desequilibró hasta los minutos finales. Desde entonces, el Grupo Alega ha efectuado varios cambios en su plantilla. El último ha sido este viernes, con el fichaje del escolta estadounidense Brandon Tabb. Ya no están Walker ni Litttleson, sus dos americanos, el segundo por lesión; ni tampoco Radunic ni Peñarroya. En su lugar llegaron los interiores Milovanovic y Tulio Da Silva. También otro exterior americano, Garrett, que está lesionado.

En Cáceres y Melilla, el conjunto de David Mangas impuso su defensa, frenando a sus dos rivales en 71 puntos. No es un equipo con mucha metralla (78 puntos de media) ni especialmente esponjoso en defensa (81), como se ha certificado en estas dos últimas salidas. Con los fichajes ha ganado sobre todo en poderío físico en los tableros y querrá, además, hacerse fuerte ante su público para dejar casi atada la permanencia y soñar, por qué no, con esa novena plaza aún sin dueño.

En Torrelavega, el deber del Betis es recomponerse. Y reivindicarse reflejándose en el espejo de la competitividad perdida en Burgos. Hay que jugar con más revoluciones en defensa y con mayor dinamismo y claridad de ideas en ataque, además de asegurar el rebote, para tener opciones ante este Grupo Alega Cantabria que también mira de reojo, y cada vez con mayor ambición, al play off.

Ver comentarios (0)

Reportar un error

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete