Una mano que puede ser letal (0-1)

El Betis se contagió del ambiente frío que hubo en el Villamarín. La lluvia caída durante el día, la bajada de temperaturas correspondiente y, sobre todo, la afluencia de aficionados más o menos a la mitad del aforo del estadio bético por la decisión del club de cobrar la entrada a los socios, se trasladó al césped. Incluso por disputar la que es tercera competición continental. Es verdad que Pellegrini sólo hizo cuatro variaciones en el once titular respecto al que inició el choque liguero del pasado viernes en Cádiz, pero la sensación que dejó el equipo verdiblanco, al menos en el primer tiempo, fue mala. Se esperaba que jugadores como Abde, Rodri o incluso William Carvalho dieran un paso al frente y, como el entrenador dijo en la previa demostraran por qué están en el Betis. Y eso no ocurrió, más bien al contrario. Fekir no estuvo tan entonado como en el Nuevo Mirandilla. Quizás porque el Cádiz no le presionó como hizo el Dinamo de Zagreb, quien le puso cada vez que el francés se descolgaba a por una pelota a un futbolista muy encima. Sólo los centrales, Pezzella y Chadi Riad mantuvieron un alto nivel para tener a raya a Petkovic, y Johnny Cardoso siguió con su positiva evolución en el centro del campo.

Así, fue llamativa, y bastante, la diferencia entre las prestaciones que ofrece el equipo con futbolistas como Marc Roca, Isco, Ayoze o Fornals en el campo, pese a que el castellonense no está inscrito para la competición continental, a las que dieron los Abde, Rodri o William Carvalho, quienes precisamente fueron los primeros futbolistas sustituidos por Pellegrini antes de la hora de juego en la búsqueda de una reacción por parte del banquillo que no se produjo.

El partido fue malo. Tremendamente malo. Muchísimas imprecisiones por parte del equipo de Pellegrini. Y muy cómodo que estuvo el equipo croata sobre el césped del Villamarín, llevando el encuentro al terreno que más le interesaba. Y todo ello en un duelo en el que, pese a que el Dinamo de Zagreb tenía más la pelota, fue el cuadro bético el que tuvo más, mejores y más claras oportunidades para haberse adelantado en el marcador. En el arranque del partido, Fekir tiró la pelota fuera después de recoger un rebote en la frontal del área. Y después, antes de la media hora de juego, un cabezazo de Pezzella, que tenía una posición clara para un remate más franco, fue estorbado por William Carvalho y la pelota se fue fuera por poco.

Con el 0-0 y una sensación muy mala se fue el equipo al descanso, que no cambió en la segunda mitad. Sólo con el 0-1 hubo algo de reacción. Con muy poca creatividad durante todo el encuentro y con mucha falta de claridad en los metros finales, el partido fue avanzando y los aficionados béticos se fueron desesperando, hasta que el choque fue languideciendo con la ventaja favorable para el cuadro croata.

La empresa se ha puesto muy complicada. El Dinamo de Zagreb no es mejor equipo que el Betis, pero sí está más acostumbrado a jugar en Europa. Y eso se termina pagando. Eso, o la desgana que volvió a demostrar el equipo verdiblanco durante noventa infames minutos que obligará a la hombrada en forma de remontada dentro de una semana en la capital de Croacia. Ya ocurrió hace dos años ante el Eintracht de Frankfurt, pero aquel Betis se veía un equipo mucho más entero, y también con muchos más efectivos que aportaban que el actual. Hay que evitar que el varapalo europeo sea prematuro en esta nueva competición europea. Y hacerlo sin Pezzella, que cumplirá sanción, lo puede hacer todavía más complicado.