Betis
La infancia de Rodri, el niño que soñaba por los pies
Las personas más decisivas en la carrera de la promesa definen el camino tan sacrificado que ha recorrido el talayuelano antes de llegar a lo más alto del Betis
Su talento abrió anoche el sendero del triunfo en el Nuevo Los Cármenes con liderazgo y un golazo extraordinario
![Rodri sigue enamorando al beticismo tras una nueva exhibición anoche](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/alfinaldelapalmera/2021/09/14/s/rodri-sanchez-betis-U20342007633MMt-1240x698@abc.jpg)
Fue Joaquín Sabina , en invierno ubetense, y en verano, roteño, quien cantó aquello de que bailar era soñar con los pies: «La vida no es un bloc cuadriculado, sino una golondrina en movimiento». Una que vuela tan alto, tan alto, como las botas ... que se anuda Rodrigo Sánchez , Rodri, cada vez que se enfunda su camiseta para bailar con el Betis. Anoche lo hizo en el Nuevo Los Cármenes con una exhibición inolvidable y un gol espectacular. Y el Benito Villamarín cuenta los días para ver cómo brilla de cerca su nueva joya para calibrar sus quilates. Quiere saber cuánto vale un talento que, según muchos que lo han visto crecer estos seis años verdiblancos, no tiene precio alguno. Se trata de un niño de Talayuela que nació soñando con vivir del fútbol y por el fútbol, sabiendo además que tendría que sacrificar mucho tiempo y aún más oportunidades antes de poder agarrar su gran objetivo: Rodri ya no es sólo una promesa en Heliópolis; es una realidad que el Betis tiene muy presente. Y en sus ojos Manuel Pellegrini aguarda un futuro más que ilusionante: «Estamos en presencia de un jugador muy importante; de una gran figura del Betis». De nadie ha hablado mejor el chileno la pasada temporada que dejó al beticismo el mejor regusto posible: el que sabe a Europa.
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La historia de Rodri comienza y termina con la pelota. La que nunca falla. La que le pone en su sitio con un gran disparo como el de ayer o con un gran pase como se han visto cientos. La cara del balón es el verdadero espejo del futbolista. Y no todos los días sonríe. Un alma de cuero pegada a los pies que obedece lo que le mandan y además disfruta de un juego que fue concebido para hacer disfrutar al resto. No le importa que, de ir sellada al exterior de su zurda, tenga que abogar por ir filtrada ante un desmarque de ruptura. O se convierta en objeto de una vaselina para beneficio de un delantero mejor situado. Un pase que rompa las líneas rivales, u otro que cosa las propias heridas.
![Rodri y Mourinho](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/alfinaldelapalmera/2021/09/14/s/canillas-rodri-mourinho-U37180464272ceA-220x220@abc.jpeg)
Justo así es la naturaleza de Rodri: un verso suelto e impredecible que no rima con nada y aun así armoniza todo. Un endecasílabo de arte mayor que compuso hace 21 años Francisco Sánchez , su padre, que elige ABC de Sevilla para hablar de su hijo. «Rodri empezó a jugar en la Escuela de Fútbol de Talayuela cuando era benjamín. Yo le veía maneras en fútbol sala, y desde pequeño ya iba a la selección extremeña. Entonces lo apunté a las pruebas del Real Madrid . Fuimos a Valdebebas y me llamó Paco de Gracia diciéndome que lo quería para el Alevín A. Ahí ya me puse a pensar, porque era muy pequeño… así que al final lo cedieron al Canillas, donde jugaba José Mario, hijo de José Mourinho . Cada entrenamiento eran 400 kilómetros de viaje, 200 de ida y 200 de vuelta, y el día antes al partido se quedaba en un hotel. Salíamos a las 15.00 y volvíamos a las 23.00. Así que nos sentamos la familia, con mi mujer, María José, y dijimos: «Vamos para adelante, porque nosotros creemos en Rodri»».
«No me explicaba las cosas que hacía»
Para entonces, Rodri tenía poco más de diez años y su familia ya tenía que sacrificar muchas cuestiones en busca de un sueño que muy pocos tienen oportunidad de crear, y muchos menos logran cumplir: «Recuerdo perfectamente que el gasoil estaba a un euro y medio el litro. Había que parar a cenar, a repostar…», subraya. «Y poco tiempo después llamó el Atlético de Madrid , que me decía que lo fichaba para el Infantil B de Paco Lobato », añade, antes de dar relevo al entrenador rojiblanco, que responde a la llamada de este periódico. «Recuerdo que estaba conmigo en el equipo de alto rendimiento. Aparte había dos equipos más: uno de fundación y otro de academia, pero el que competía era ese. Fue Carlos Aguilera quien presentó a Rodri. Lo recuerdo perfectamente. Era de complexión pequeñita y de pelo largo. ¿La primera vez que lo vi? No me explicaba las cosas que hacía. Yo decía: «¡Le habrá salido de suerte!» Y entonces lo repetía. Eso ya era talento. Tenía una zurda muy especial, jugaba escorado y marcaba goles de fuera del área. Todos centraban y él tiraba y metía», rememora, voz vibrante, como si hoy fuera siempre todavía.
![Rodri, el segundo por la izquierda en la fila de abajo, como rojiblanco](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/alfinaldelapalmera/2021/09/14/s/rodri-atletico-madrid-U52758758336QbY-510x349@abc.jpeg)
«Disfrutamos muchísimo con «Tala» , como lo llamaban los compañeros, pero teníamos el hándicap de que jugábamos contra gente de segundo año, y eso se nota», abunda el preparador madrileño, antes de contar una lección que jamás olvidaría el jugador: «Decidí no llevarlo a LaLiga Promises porque a esas edades los niños suelen tener los humos un poco subidos. Me dolió mucho, pero soy entrenador y formador. Quería que entendiera que era una enseñanza y no un castigo», recuerda Paco Lobato, que también aprovechó su edad formativa para amarrarle los cordones de los estudios, que son los únicos que dan de comer con certeza. Entre tanto, el teléfono del padre de Rodri seguía sonando: era Jordi Lardín , del Espanyol . «Mi cuñado se fue con Rodri a vivir a Barcelona. Y Lardín se enamoró de él. Nos propuso un contrato de ocho años, pero Pere Guardiola, que era su representante, no aceptó la propuesta. Y poco después me llamó Albert Puig, de la cantera del Barcelona, ya en 2014. Y yo pensé: «¿Qué mejor sitio que La Masía para el fútbol de Rodri?», así que fichamos por el Barcelona, donde Rodri compartió habitación con Juan Miranda », comenta risueño, consciente de que nada en el mundo une más que un balón que ahora comparten en Sevilla.
«Cuando Rodri estaba en el Barcelona, fue Fran González quien se fijó para llevarlo al Cadete A del Deportivo de La Coruña . Una locura, ¿eh? Hemos pasado por muchísimos sitios en pocos años. Creo que pocos jugadores y familias han pasado por lo que hemos pasado con Rodri», destaca, pero el cacereño terminaría acusando la fatiga de tantos destinos y los kilómetros en muy poco tiempo y prefirió esperar una nueva aventura donde todo empezó. Por eso regresó a la escuela de fútbol de su localidad… hasta que el Betis llegó a su vida.
Habla el talento
«Le gustaba aparecer por todas las zonas del campo. Muchas veces parecía desordenado, pero seguía apareciendo por todos lados», declara Gustavo Sánchez , primer entrenador de Rodri en el Betis. «Somos muy obcecados con la orden de no perder la posición. Para mantener la posesión hay que mantener la posición. Y él tiene esa forma de jugar. Tiene su impaciencia por querer participar siempre en una zona cercana a la pelota. A nivel físico, ese recorrido debe ir controlándolo para ganar en calidad de sus participaciones», fija su técnico, que vio, al igual que Mena, las condiciones y el potencial de un todocampista valiente, descarado y distinto : «No se esconde. La quiere siempre. En el trabajo físico igual. A los compañeros había que apretarle, y a él no. Es trabajador y muy tímido, sigue siéndolo, pero con la madurez hace que se suelte. La timidez la perdía en el campo. Al principio le decíamos: «¡Pero si este no habla!» ¡Y mira cómo se sabía después los nombres de los compañeros para pedirla!».
Gustavo confía en que los profesionales de la cantera heliopolitana son esenciales en el desarrollo, pero los que deciden su porvenir casi siempre son los propios jugadores, algo en lo que coincide Mena, que asegura que el ascenso del talayuelano fue raudo y diligente en cuanto Pellegrini lo captó, previo paso a un Betis Deportivo que tuvo un notable plus de calidad cuando el dorsal diez bajó a echar una mano en forma de bota zurda para regocijo de Manel Ruano: «No sabíamos que se dispararía tan rápido. Pellegrini lo adelantó todo; él aumentó su juego. La confianza de Pellegrini y la dirección técnica han tenido el peso de que el chico adquiera confianza y tenga el rendimiento», esgrime. Y anoche pasó lo que pasó en Granada.
La familia de Rodri ha encontrado ahora el premio a toda una década de emociones, una ruleta rusa de victorias y algunos sinsabores que le han servido para que su hijo encuentre un sitio ideal en el que poder seguir bailando con los pies . Aún queda mucha música, y el sueño cumplido de llegar al primer equipo permite que Francisco Sánchez pueda aparcar su coche un buen tiempo: «Ojalá haga el resto de su carrera en el Real Betis Balompié. Ha encontrado su estabilidad y él está contentísimo. Este año cumple seis años y estamos muy agradecidos al club», concluye, antes de responder a la pregunta final. El último pase. ¿Cuál es el secreto de su talento? Y lo revela sólo al que haya llegado al final de este reportaje: «Que cuando pita el árbitro, él cambia el chip. Él juega al fútbol, que es lo que ama en esta vida. Y eso es todo lo que puedo contar sobre Rodri».
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