Betis
Isco, Rey Mago
El malagueño puso la magia, el gol y la ilusión de que con él todo es posible
La magia de Isco le regala al Betis el pase a octavos (0-1)
Gent - Betis, en directo
«Huesca, la magia». La proclama para atraer turistas a la provincia oscense lleva años en el estadio de El Alcoraz: en las vallas publicitarias y, algunas temporadas, en la camiseta de los jugadores blaugranas. Pero la única magia que se vio en el campo ... de la Sociedad Deportiva Huesca la puso un malagueño, Francisco Román Alarcón. El «todocampista» bético ofreció todo su repertorio de sorprendente inventiva: desequilibrio en el uno contra uno, pases milimétricos al compañero, omnipresencia en el campo e, incluso, lo que no le corresponde: eficacia goleadora. El único tanto que campeó en el marcador al final de la tarde es un prodigio de inteligencia e ingenio. Si no hay tiempo para armar la pierna, Isco se saca de la chistera un recurso solo al alcance de los genios y marca de certero golpeo con el exterior, sorprendiendo al portero.
Los sevillanos que optaron por viajar a Huesca se perdieron la Cabalgata de Reyes Magos, adelantada un día por el riesgo de lluvia. Algún padre bético lamentaría haber adquirido hace semanas una entrada para que él y sus hijos acompañaran al Betis a la ciudad aragonesa. Sin embargo, a falta de poder ver a sus Majestades por las calles de Sevilla, los aficionados pudieron disfrutar de la magia de un futbolista que parece nacido para hacernos soñar. No solo nos regaló un gol maravilloso, sino que marcó otro que fue anulado por falta previa de Vitor Roque. Si el malagueño parece tocado por una varita mágica, el brasileño está gafado, como si le hubieran echado un maleficio: no acertó ni cuando solo tenía que golpear el balón con el portero ya batido. Se fue desencantado.
El Occidente cristiano no es el único lugar donde la Navidad trae un tiempo vinculado a la esperanza, la magia y el encantamiento. En casi todas las culturas, el solsticio de invierno, así como los finales e inicios de año, han sido propicios para relatos sobre seres mitológicos y sobrenaturales, como si el hombre necesitara renovar periódicamente la creencia en que los dioses o las fuerzas benefactoras están de nuestra parte para ilusionarnos con un nuevo tiempo, que nos permita matar lo antiguo y renacer renovados, con nueva esperanza. Los vikingos creían que el Dios Odín surcaba los cielos en su carro, castigando a los que habían sido malos y recompensando a los buenos. En otros lugares, San Nicolás era el que abría la ventana de las casas más pobres y dejaba unas monedas, para que las niñas de las familias más necesitadas no tuvieran que hacer la calle, para sobrevivir. Así, infinidad de relatos hablan de algún misterioso ser, responsable de acciones increíbles, mágicas. En unos lugares son duendes, en otros santos o magos venidos de Oriente, para rendir tributo al nacimiento de un Niño-Dios, como los romanos creían en el periódico nacimiento de su divinidad solar.
Incluso el más escéptico, no puede sustraerse al ambiente extraordinario de la Navidad, favorable a suscitar la creencia de que la vida no está solo marcada por el raciocinio y las acciones instrumentales. Revivimos nuestra infancia porque echamos de menos un tiempo en que creíamos que todo era posible. Necesitamos magos que nos permitan romper con el cotidiano tedio y alienten la fe en que la belleza, el arte y el hechizo son tan necesarios como el comer.
La Cabalgata se adelantó y también el regalo del rey Isco a todos los que acudieron a la llamada del fútbol en Huesca. Pocas veces aplaude la grada a un rival cuando es sustituido al final del partido. Pero la gente sabe identificar perfectamente cuando un ser trasciende lo corriente y es capaz de provocar un encantamiento que nos transporta a otra dimensión, como lo hace el ilusionista, la fe en un ser superior o el recuerdo de cuando éramos niños y creíamos en los Reyes Magos.
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