Cucho Hernández, el niño que quería jugar descalzo y que tomó su apodo de Cambiasso
El colombiano llega al Betis después de una dilatada trayectoria dada su precocidad, con gran arrope familiar y determinado a volver con su selección de cara al Mundial 2026
El Contragolpe: «El giro del Betis en la delantera está orientado al presente y al futuro»

En Colombia «cucho» es el término que utilizan los jóvenes para referirse a las personas mayores, a los padres o madres. Con Juan Camilo Hernández Suárez se veía que iba a ser maduro desde muy pequeño. El apodo lo asumió cuando cumplió ocho ... años pero no con ese significado, sino por una anécdota. Un día sus padres le raparon el pelo y acudió con su equipo. Su entrenador le dijo que se parecía al Cuchu Cambiasso y ahí se le quedó. Nació en el barrio de Las Mercedes de Pereira en abril de 1999 y sus padres, Néstor y Yanet, vieron desde muy pronto que su hijo único podía seguir los pasos de su gran afición: el fútbol. Ellos se habían conocido en un torneo aficionado de microfútbol, en el que el equipo del padre fue campeón y la madre fue la máxima goleadora. Vestían al chico con camisetas del Pereira, Once Caldas, Real Madrid y la selección colombiana y lo completaban con guayos (botas) para que fuera perfectamente equipado desde los dos años, cuando empezaron a verle condiciones pateando un balón, aunque a él le gustaba hacerlo descalzo. Hoy le viste Nike. Fue creciendo como buen estudiante pero con el objetivo de salir de la pobreza siendo futbolista profesional. Y el nuevo fichaje del Betis puede decir que lo ha conseguido subiendo sueño a sueño en una carrera que le ha devuelto a LaLiga.
Como tantos otros niños, a los cinco años entró en una escuela de fútbol de su ciudad y fue creciendo hasta ser convocado a una selección de Risaralda, donde llamaba la atención por su pequeña estatura dado que jugaba siempre con niños mayores. Era bueno en los estudios pero se centró en la actividad deportiva y sus padres le daban sobre todo arroz, huevo y papa frita, su comida preferida, para que creciera sano y fuerte y con catorce años ya dio el estirón hasta el 1,75 que mide ahora, con un pie pequeño (número 40). Cada domingo el plan familiar era ir a ver a Cucho en los tres equipos en los que jugaba al mismo tiempo. Su padre nunca quiso irse a trabajar fuera sino que la apuesta era la carrera de su hijo y se dedicó a la venta de pulpa de frutas, se empleaba como jardinero en otras casas, vendía huevos, pollo, carne... Y era árbitro aficionado.
En ese último papel vivió una de las anécdotas clave en la historia de Cucho. Ya había estado el jugador con doce años con su padre haciendo pruebas en Nacional pero no quisieron que se quedara a vivir solo en Medellín, continuó en el Pereira de su ciudad y con quince años debutó en el primer equipo. Tuvo que cambiar sus rutinas para poder seguir estudiando e incluso fue a otra escuela para poder hacerlo por las noches. En la dinámica de los mayores recibió mucha ayuda de veteranos como Battiste, que le dejaba botas para poder jugar. Hernán Lisi lo había visto y tiró de él a pesar de su precocidad. Y llegó su primer gol. Le tocaba jugar en Floridablanca contra el Real Santander y su padre no pudo asistir porque ejercía arbitrando partidos de aficionados para ganar algún dinero. Se las ingenió para seguir el partido con una pequeña radio mientras iba pitando el encuentro que le correspondía hasta que marcó Cucho y pegó un grito que hizo parar el encuentro que estaba dirigiendo. Era septiembre de 2015.
Un año después ya sobresalía (marcó 20 goles en la segunda división colombiana), tomó galones vistiendo el dorsal 10 y fue captado por Norman Capuozzo como agente, quien gestionó rápidamente su venta al Granadapor dos millones de euros. No podía ir a España hasta que no cumpliera los 18 y fue cedido al América de Cali, con el que anotó cuatro goles en 17 encuentros. El Granada descendió antes de que se incorporara y vendió sus derechos al Watford, del mismo grupo, que cedió al jugador al Huesca, en Segunda, donde tuvo de entrenador a Rubi y de compañero al Chimy Ávila. Entró con buen pie y su primer gol lo anotó el 26 de agosto de 2017 ante el Lorca. Luego hizo quince más y fue clave para el ascenso del equipo oscense. Ya en Primera pudo hacer goles en el Camp Nou y en el Santiago Bernabéu. Fue el jugador colombiano más joven en estrenarse en LaLiga.
Había destacado en el Sudamericano y el Mundial sub 20 pero al fin llegó su primera internacionalidad absoluta con Colombia en octubre de 2018 marcando dos goles contra Costa Rica y su nueva cesión en Primera, esta vez al Mallorca en la 2019-20. Estuvo un tiempo lesionado pero le dio tiempo a marcar varios goles, uno de ellos contra el Betis, en una temporada condicionada por el Covid y por el descenso final de su equipo. De ahí se marchó, nuevamente cedido por el Watford, al Getafe donde con Bordalás tuvo un protagonismo intermitente. Al año siguiente se marchó al Watford, con el que hizo cinco goles en 23 partidos en la Premier y fue traspasado al Columbus Crew de la MLS.
Cucho y su llegada al Betis
En Estados Unidos se ha destapado como una de las estrellas de su liga y como un goleador implacable: 58 tantos en 94 partidos, campeón de la Leagues Cup y de la Copa MLS y segundo mejor jugador del torneo en 2024 tras Messi. Ha hecho historia en su club al ser el quinto máximo anotador histórico y sale como una leyenda sólo con 25 años, cuando el Betis ha abonado trece millones por sus servicios. Ahora su padre podrá añadir la camiseta verdiblanca al museo que tiene en su casa con balones, botas y otros elementos que repasan la trayectoria deportiva de su hijo, cuya aspiración ahora es volver con su selección de cara al Mundial 2026 (hay una enorme competencia en la delantera con Luis Díaz, Jhon Córdoba, Jhon Jader Durán o Santos Borré) tras dejar huella en un Betis que ha apostado de forma seria por sus servicios para el delantero de los próximos años entendiendo el contexto que tiene alrededor: Vitor Roque está cedido y Bakambu acaba en 2026. El contrato de Cucho hasta 2030 expresa la intención del club de hacer del colombiano su estandarte ofensivo en las próximas campañas.
En verdiblanco puede llevar el dorsal 17 ó el 19, algo que está aún por decidir. Su primer cicerone será Chimy Ávila, con quien mantiene una excelente relación. También trazó muy buena conexión con Álvaro Ladrón de Guevara, secretario técnico verdiblanco, con quien coincidió profesionalmente en sus primeros años en España. Hoy llegará a Sevilla y será presentado por la tarde con Antony. Se espera que viaje a Vigo para hacer piña con el equipo pero lo normal es que su estreno sea ante la Real Sociedad en el próximo duelo en el Benito Villamarín.
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