Polideportivo
La agonía del voleibol español
El oro en el Europeo masculino de 2007 fue el último éxito de un deporte que vive anclado en el ostracismo, alejado del protagonismo internacional y, lo que es peor, sin una idea para volver a él
De los Nadal a los Llorente: familias cruzadas en el deporte
![Las chicas de la selección, en un partido ante Polonia](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/04/22/voleey-R3cAKFqLmeDKvfw9pMpJSfM-1200x840@abc.jpg)
Lo primero que se ve al entrar en la federación española de voleibol es un póster del Mundial 1998 en el que Rafa Pascual ocupa el lugar más prominente. El madrileño era la estrella que más brillaba por entonces en el panorama internacional. ... El mejor jugador del mundo. Orgullo de otro tiempo, pues han pasado 25 años y no ha aparecido otro talento nacional que oposite a un honor parecido. Pascual fue el líder de un equipo de leyenda cuya cúspide llegó en el oro Europeo de 2007. Un éxito inesperado entonces e impensable ahora. Porque desde aquella medalla comenzó un declive radical que sumió al voleibol en una depresión de la que no encuentra forma de escapar.
El encargado de reflotar el barco, al frente de la dirección técnica desde principios de siglo, es Luis Muchaga, en cuyo despacho hay muchas fotos de esos tiempos felices y ninguna de los recientes. Reflejo de la agonía actual del voleibol español. Hay poco de lo que presumir y mucho trabajo por hacer. Esfuerzos que, como reconoce el propio Muchaga, en muchas ocasiones no encuentran recompensa. «No sé cuándo vamos a ver la luz al final del túnel. No va a llegar en breve. Creo que pasarán años para que volvamos a brillar. No sé si yo lo veré. Se tienen que dar factores de desarrollo interno y de generación de recursos que, lamentablemente, no son a corto plazo. Hay cosas que no se pueden forzar. No podemos hacer milagros», sentencia con una autoridad que asusta. Por la seguridad con la que lo hace y por lo convencido que parece de no poder revertir la situación.
Para Muchaga, no hay una sola causa para explicar esta caída. «Aquella generación no encontró un relevo inmediato, luego llegó la crisis económica y eso también afectó. Además, en España se tiene que cambiar la idea de que el voleibol es un deporte recreacional para trasladar la de que tiene que ser un deporte de profesionales», señala, en clara alusión a la liga doméstica, que él considera que es «de tercer nivel», a pesar del gran esfuerzo que hacen los clubes para mejorar la competición.
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El deporte maldito de los Juegos
De los de equipos, es el que menos representaciones olímpicas ha tenido para España
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Fuente: elaboración propia / ABC
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El deporte maldito de los JJOO
De los de equipos, es el que menos representaciones olímpicas ha tenido para España
Fútbol
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Fuente: elaboración propia / ABC
Al buscar los brotes verdes, el aficionado puede mirar al número de licencias, que se ha duplicado en los últimos años hasta situar al voleibol entre los deportes con más practicantes en nuestro país. «Esperamos que eso traiga una mejora técnica y que ayude a la detección de talento, sobre todo en la selección femenina, pues la mayor parte de esas nuevas licencias son de chicas. Por eso, creo que estamos más cerca de lograr un alto nivel en la categoría femenina, pero también es ahí donde ese proceso de profesionalización del que hablaba va un poco por detrás del masculino».
Renuncias de jugadores
En medio de esta deriva negativa, la federación decidió hace unos meses cancelar la participación de las selecciones nacionales en la Golden League y dedicar todos sus esfuerzos a la preparación del Europeo, que tanto las 'Leonas' como los 'Red Lynxes' -apodos de los dos equipos españoles- disputarán en agosto. «Hemos hecho lo mismo durante 12 o 15 años y ni mejoramos en el ránking, ni llegaron los patrocinadores ni obtuvimos un mejor desarrollo de los jugadores. Por eso hemos decidido cambiar y acortar la temporada, porque con lo de antes no teníamos resultados», explica Muchaga, que espera que con este cambio se acaben las renuncias tan habituales en los últimos años.
«Los seleccionadores esperan que con este cambio se favorezca la presencia de los mejores jugadores y jugadoras en el Europeo. Uno de los problemas que aducían antes es que necesitaban tiempo para descansar y estar con la familia después de la temporada con sus clubes y esperamos que esto ayude», puntualiza el director técnico, que habla de la importancia que tiene para España acudir a los eventos grandes con los mejores jugadores. Algunos de ellos, consultados por ABC y que prefieren mantener el anonimato, denuncian cierta falta de cariño y desdén desde la federación a la hora de contar con ellos para el equipo nacional. «¿Si podemos darles más cariño? Está claro que podríamos y deberíamos hacer un poco más por cuidarlos, pero no creo que el jugador español esté mal. Ni económicamente ni en otras cosas», señala Muchaga, confiado en que los cambios introducidos esta temporada se reflejen en un avance, aunque mínimo, cuando acabe el Europeo.
Más dudas tiene Rafa Pascual, que atiende a ABC con un discurso muy crítico. Le duele seguir siendo el referente del voleibol nacional porque, explica, eso quiere decir que no han sido capaces de generar nuevos rostros que ilusionen al aficionado. «¡Yo me retiré hace doce años! Cuando la gente habla de voleibol y habla de mí me da vergüenza... A mí me gustaría que los jugadores quisieran venir a la selección, como antes, pero para eso hay que invertir, dar cariño y ofrecer condiciones dignas y en la federación hace tiempo que la selección dejó de ser una prioridad», afirma el madrileño, que ha intentado (sin éxito) acceder a la presidencia de este deporte en dos ocasiones. «Si no hay visibilidad, si la selección no está en los grandes eventos como pasa ahora, el deporte termina por desaparecer», critica. De hecho, si utilizamos el termómetro olímpico para medir la salud de un deporte, a Pascual no le faltaría razón. España, la gran potencia colectiva de los Juegos, la que más equipos lleva a cada cita olímpica después del anfitrión de turno, apenas ha contado con el voleibol en dos ceremonias de apertura (y una fue la de Barcelona).
«En estos deportes emergentes -huye de la palabra 'minoritarios'- se necesita estar en los Juegos o en el Mundial para mantener la popularidad y eso lo han hecho muy bien el waterpolo, el balonmano o el hockey hierba, que casi nunca fallan. Aquí, en 20 años que llevamos con esta visión desde la federación, lo único que han conseguido es que este deporte se haya vuelto invisible. Están dejando morir al voleibol», apunta con desazón. Porque le duele ver morir un deporte que quiere. Porque siente impotencia de no poder hacer nada para solucionarlo. «Tenemos grandes jugadores y jugadoras, buenos entrenadores y lugares magníficos para practicar el voleibol, pero hay muy poca unión. Cada uno tira por lo suyo y ya está. El equipo nacional es lo único que nos une a todos. El equipo y la bandera y por ahí debería llegar la reconstrucción». Un deseo teñido de esperanza.
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