Juegos Paralímpicos
Del accidente a la medalla a través del diván
Expertos en psicología y deportistas explican cómo es el proceso de reconstrucción mental de reorientar la vida y la importancia del deporte en ese cambio, que puede derivar en una mejora para el día a día y hasta en una medalla
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Carlos Tatay se encontró en una curva del trazado de Estoril una nueva realidad: no volvería a caminar. En otra curva, Eva Moral se quedó sin movilidad en las piernas tras caer por un terraplén cuando circulaba en bicicleta. Luis Miguel Marquina terminó con ... una lesión medular de la que apenas sabía nada al precipitarse con su moto. La primera parada en este viaje hacia un presente incierto que se encontraron de un segundo para el otro fue el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Para Sara Andrés, ese primer paso fue el Gregorio Marañón, donde se despertó después del accidente de coche. No recuerda nada, pero sí el momento en el que levantó la sábana y descubrió que le habían amputado ambas piernas. Las salas de rehabilitación y de fisio fueron su nueva casa, donde recibieron la ayuda médica que requerían sus lesiones y un poco más: un apoyo humano para transitar de la forma más liviana posible en este nuevo episodio de su vida. Los cuatro ya tenían en las venas la sangre deportiva, y la recondujeron a su nuevo presente: piloto de coches Tatay, ciclista Marquina, triatleta Moral, atleta Andrés. Un objetivo de vida impulsado o inculcado y prescrito por los psicólogos que los recibieron en esos días oscuros de sus nuevas realidades.
«El deporte es una vía a la que animamos porque produce aceptación y recuperación de vuelta a la vida. Desde el principio se toma como rehabilitación complementaria, por las tardes, después de la rehabilitación propiamente dicha. Son actividades para que se adapten a la nueva situación: jugar al tenis de mesa, a los dardos… Aportan beneficios para la parte física y de recuperación de la lesión, y el beneficio de la satisfacción de estar haciendo actividades por disfrute», explica Carlos Delgado, psicólogo clínico del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
«Al principio, el entrenamiento a la vida fue como volver a nacer y aprendes todo, a ser independiente, a andar. Un proceso duro e ilusionante, porque todo es nuevo. Recordé lo que tenía olvidado, eso de que te emociona todo cuando eres pequeño y vamos perdiendo con la edad», recuerda a este periódico Andrés, que tiene estas palabras para el apoyo mental que recibió en ese tránsito: «El psicólogo que tuve en el hospital forma parte de mi vida; es una persona magnífica. Y todo el equipo que me ha llevado. Me han cambiado la vida. El trabajo que hicieron conmigo a través del humor, dándome una nueva ilusión de la vida, un marco para ser quien yo quisiera; brindarme eso en ese momento fue vital. Estoy y estaré agradecida eternamente».

«Trabajamos con personas que han tenido una ruptura en su situación vital, por enfermedad o accidente; un cambio de vida. Intentamos que pasen un proceso de duelo lo más sano posible para que no tengan que repetir terapia fuera. Por norma atendemos a todos los pacientes, pero hay personas que se niegan a ver a un psicólogo cuando ingresan; entienden que no necesitan este apoyo. Lo respetamos. Aunque una cosa es lo que dice y otra cómo reacciona. Se puede seguir intentando. La mayoría son muy receptivas, aunque luego la frecuencia de atención es diferente. Hay gente que necesita sesiones al principio casi todos los días, pero luego solo de vez en cuando. Es una relación adaptativa. Como psicólogos, trabajamos con la perspectiva y con el plan de recuperación», señala Delgado, que pone el foco en el día a día, en la costumbre a la silla o a las prótesis, una etapa desafiante en lo físico y en lo psicológico.
Adaptación
Hay quien solo necesita un pequeño apoyo moral para sacar la fortaleza mental que ya lleva de serie. «Las lesiones medulares te cambian la vida sin avisar. Cuando me pasó, no había tanta información de qué era esta lesión o qué se podía hacer. Te genera incertidumbre de si recuperarás tu independencia. Es muy duro en la parte emocional. Si no sabes a lo que te enfrentas no tienes un punto de salida. Cuando lo supe fue un trabajo de autopercepción y autoaceptación que tan poco de moda está en estos tiempos. El hospital tenía un grupo de psicólogos excepcionales. Pero mis sesiones fueron dos o tres en esos seis meses. No lo necesitaba: saber lo que había pasado me ayudó a empezar a construir mi futuro», recuerda Marquina. Un futuro que, para Delgado, tiene una máxima: «Recalcamos y animamos mucho a que se centren en las cosas que sí pueden hacer; no en las que no pueden. Y entre las que sí pueden es el deporte más o menos adaptado».
«Para rehacer un proyecto de vida, ayuda volver al trabajo y a sus actividades normales. El deporte siempre va bien y abre perspectivas»
Carlos Delgado
Psicólogo clínico
Para este psicólogo es el camino más satisfactorio y sano para la vuelta a la vida, para su readaptación a una sociedad todavía hostil para las personas con discapacidad, por barreras físicas y mentales, y para demostrarles que siguen siendo independientes. «Para rehacer un proyecto de vida, ayuda volver al trabajo y a sus actividades normales. El deporte siempre va bien y abre perspectivas. Y te enseña a reaccionar ante un cuerpo que ha cambiado. Cuando la médula se ve afectada, el cuerpo funciona diferente. O con una extremidad que ya no se tiene. Nos fijamos en la pérdida de movilidad de las piernas, pero no en la del intestino, por ejemplo. Y hay que asesorarse, entrenarlo… y el ejercicio siempre va a beneficiar». Por eso, hay quien encontró en el deporte una vía para reintegrarse en un grupo y hacer ejercicio para volver a sentirse activos. Otros, incluso, una carrera profesional después de la que tenían antes de todo.
«El trabajo que hicieron conmigo a través del humor, dándome una nueva ilusión de la vida, un marco para ser quien yo quisiera... fue vital»
Sara Andrés
Atleta
Marquina tuvo que aparcar la moto, el kárate y el atletismo y se sentó en una silla de ruedas donde descubrió el baloncesto. Poco a poco, Andrés también se olvidó del tenis, la hípica y el kárate y orientó su nueva vida hacia el atletismo. «Empecé a correr por hacer deporte, porque me faltaba la parte de esforzarme, de la competición, no solo la de caminar», confiesa la atleta. «La actividad en sí misma es gratificante. Toda la actividad que pueda recuperar la persona es muy buena. Van a estar más activos, más sanos, más animados para seguir haciendo cosas», sigue Delgado.
Otra vida, otro objetivo
Una cosa es el deporte para superar un infortunio y otra, muy distinta, convertir en medallas ese infortunio. La meta ayuda a levantarse y darse cuenta de que la discapacidad no tiene por qué frenar nada. Es otra etapa en la que también hay mucho trabajo personal, sacrificio familiar, y entrenamientos físicos, emocionales y mentales.
«No sé si se puede ganar una medalla con la capacidad mental, pero seguro que se puede perder antes. Cuando no vas preparado psicológicamente, aunque vayas con más preparación física que los demás, podrías perderla. Incluso siendo el más talentoso. No me atrevo a decir si se pueden ganar porque es algo mágico, tienen que coincidir tantas cosas, y la psicología es una más. Pero sí que su ausencia puede influir para perderla», explica tajante Manuela Rodríguez Marote, psicóloga del Comité Paralímpico Español (CPE).

A veces no son grandes tratamientos ni terapias los que encaminan la ilusión y el entrenamiento hacia un podio. A veces, es solo una frase, un empujón, un ver el problema o la posible solución desde fuera, como indica Marquina que fue su caso: «Lo que yo he recibido del hospital y del CPE son pequeñas directrices y nociones que te hacen perfilar y afianzar esa fuerza mental para salir de una situación física o retos deportivos». Hasta encontrar ese punto que necesitaba, los psicólogos también deben hacer su propia 'competición' interna.
«Debería ser obligatorio que todos los pacientes y todos los deportistas tuvieran este acceso a los profesionales de la psicología para afianzar lo que ya tienen o desarrollar lo que no»
Luis Miguel Marquina
Ciclista
«Se realiza una evaluación del deportista, un diagnóstico de detección de áreas de mejora. Porque no siempre es fácil expresar lo que uno quiere y entender lo que demanda. Cuando empiezas a evaluar se pueden encontrar ciertas partes que no están en sus peticiones, pero que le pueden ayudar. Puede que haya otras necesidades. O que la demanda esté encubriendo otra más importante que puede precisar y que está más interna», cuenta Rodríguez.
Y específica que no siempre es un examen conversacional; hay otros entrenamientos más objetivos: test, cuestionarios, pruebas psicológicas «diseñadas para identificar el estado de ánimo del atleta y cuantificar las variables que son importantes».
Tras esa primera prueba, se entra en el torneo más a largo plazo, con las líneas de trabajo más adecuadas para llegar a un acuerdo de lo que se quiere reforzar para llegar a la meta. A veces es urgente y otras, básico. «Normalmente van dirigidas a la mejora deportiva, pero pueden surgir otros elementos paralelos o interrelacionados: una lesión, bloqueo con ciertos resultados, miedos a fracasar, una excesiva presión interna o externa», dice la psicóloga.

Después de experimentar el baloncesto en silla, en cuanto Marquina se subió a la handbike en 2014 supo que ese era su deporte, y empezaron los triunfos: campeón de España en contrarreloj y en línea desde 2018 hasta 2023; subcampeón de Europa y del mundo; medalla de bronce en Tokio 2020, cuarto en París 2024. Andrés, que ejerce de profesora de Primaria, luce oros nacionales, platas europeas y bronces mundiales sobre el tartán y en salto de longitud. Cada uno con su propio camino en cuanto a ayuda psicológica, han sacado lo mejor de sí mismos.
«Debería ser obligatorio»
Por eso Andrés recomienda sin dudar acudir a un profesional, tanto para la vida como para el deporte. Y aporta su experiencia para que el resultado sea el mejor: «Cuando te encuentras vacío, con dolor en el alma y el corazón, es un soporte magnífico. Observa tu reacción con el psicólogo: si te vas de la consulta y te da ansiedad, no es bueno; si quieres volver, pero no hace falta que sea mañana, ese sí. Hay que encontrar ese profesional que encaje. No rendirte hasta que des con el bueno para ti. La gente tiene miedo de llegar y que no te ayude. No son dioses, no aciertan siempre. Pero hay que ir sin miedo para conocernos mejor. Tienes gripes, infecciones, también puedes tener ansiedad y depresión. Todo el mundo necesita ayuda». Marquina es más tajante: «Debería ser obligatorio que todos los pacientes y todos los deportistas tuvieran este acceso a los profesionales de la psicología para afianzar lo que ya tienen o desarrollar lo que no». Para ganar medallas ante infortunios, incertidumbres y rivales.
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