Bádminton
Carolina Marín: «Caí muy hondo, pero ya es pasado y voy a disfrutar de volver a competir»
La española regresa a las pistas en el Europeo tras diez meses de lesión en los que ha habido baches, pero también más tiempo para disfrutar de sí misma
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Carolina Marín se queda sin Juegos Olímpicos

Asegura que los nervios del debut le entrarán de golpe en cuanto pise la pista. Será el martes, en el Europeo que se celebra del 25 al 30 en Madrid. Máxima ilusión para Carolina Marín (28 años), que regresa en casa tras la ... lesión que se produjo en la rodilla el 28 de mayo; una rotura de ligamento cruzado anterior y los dos meniscos que la dejó sin Juegos. Tras la decepción y el no creérselo, diez meses de dolor, rehabilitación, sufrimiento, avances, retrocesos y pequeños triunfos hasta sentirse otra vez ella . Pero no otra vez la misma. Una nueva ella. Mejor, siempre mejor.
Campeona de cinco títulos europeos, ¿cuál es el objetivo para este?
Disfrutar de volver a competir.
¿Y cómo está la rodilla?
Está soportando muy bien toda la carga, que ha sido muy muy alta. Más alta incluso que antes de la lesión.
¿Qué Carolina aparecerá en este Europeo?
Después de casi un año fuera de las pistas, el objetivo es lo que he dicho: disfrutar de volver a competir. Cuando te lesionas, no sabes si vas a volver a competir o no. ¿Qué Carolina? En cuanto al plan táctico y nivel de juego siempre hay algo diferente. Las rivales verán algo más de Carolina.
¿Ha cambiado mentalmente?
Hemos pasado por muchas fases. La primera fue la aceptación de la lesión. Después buscar un objetivo que me hiciera levantarme cada día y sacar esa fuerza. Cuando me rompí, caí muy hondo, porque estaba muy bien física y mentalmente y fue complicado asumir que me iba a tocar ver unos Juegos desde el sofá de casa . Hemos pasado etapas con muchos retrasos en la recuperación. Y ha habido que tener paciencia y confianza en todo el equipo. Por ese trabajo mío diario y del equipo estamos aquí.
Después de la lesión de 2019, ¿cuántas veces se ha repetido 'por qué yo'?
Más que 'por qué yo' era que no me lo podía creer. Han sido dos años infernales: la lesión de la rodilla derecha, el accidente de mi padre, la pandemia, la muerte de mi padre, y cuando volvía a recuperar esa esencia de Carolina Marín, otra grave lesión, en la izquierda. He superado cada una de las piedras y esta era otra. Para calmarme, mi cabeza pensaba que Tokio no era para mí. Era la calma que tenía y la motivación era que me quedaban tres años para los siguientes Juegos.
¿Hubo pensamientos de que quizá, por edad, por desgaste, no volvería bien?
Siempre hay pensamientos de miedos, de inseguridades. Quien no te lo diga se estaría engañando o te estaría mintiendo o estaría ocultando estos sentimientos. Y eso es malo. Hay que trabajarlo. En tu cabeza piensas que no sabes si vas a volver al nivel, pero yo quería volver mejor. En mi cabeza ya no hay ninguna duda desde hace tiempo. Solo quiero trabajar para tener una mejor versión de mí misma.
¿Le ha hecho pensar en la vida después del bádminton?
Claro, tengo 28 años, y ya no es lo mismo que con 20. Vas viendo ya ese final de carrera, pero no me lo planteo. Quiero seguir creciendo como jugadora y como persona. Pero sí, en este tiempo de rehabilitación mi cabeza se ha planteado muchas ideas.
¿También de aburrirse?
No, absolutamente nada. Si no tenía que entrenarme, tenía fisio o rehabilitación o revisión al hospital o psicóloga. No tuve tiempo de aburrirme.
Ha dicho que es malo ocultarse los sentimientos. ¿Cuánto trabajo ha habido de psicología?
Soy una persona muy emocional. Muchas emociones me las quedo dentro, quizá por no mostrar esa debilidad o esa fragilidad o esa inquietud o miedo, pero llega un momento en que, por mucho que te creas la más fuerte, nadie puede con todo. Yo me lo he creído y mi cuerpo explota. Sale alguna enfermedad o una lesión. Es muy importante exteriorizar emociones, con amigos o la familia o con un psicólogo, que es mucho mejor porque te da otra visión y técnicas. Ahora mismo, con mi psicóloga hemos trabajado mucho en poner nombre a las emociones durante las etapas.
¿Puede recordar el momento de la lesión sin sufrir?
Yo lo puedo recordar siempre. No hay angustia ni nada. Es algo por lo que he pasado y pasado ya desde hace diez meses. Nunca he querido esconder ninguna frustración. He caído muy bajo. Fue un golpe muy muy duro, pero he podido hablar de ello, y cada vez que lo hablo me viene bien. Ahora ya estamos en otro momento, otra etapa.
Fue más lento que la otra lesión. ¿Fue buscando en google cómo debería ir? ¿Cómo llevó la paciencia?
No, no busco en google, me guío por la opinión del doctor y del equipo. Confío totalmente en ellos. Sé que cualquier palabra o frase que me digan es totalmente cierta. Ellos son los especialistas y lo consultan todo. Y no me gusta comparar las lesiones. Hubo unos días en los que se me vinieron pensamientos de comparar los tiempos de recuperación, pero lo expresé con Fernando [Rivas, su entrenador] y mi psicóloga y me dijeron que no se podía comparar: eran diferentes piernas, diferentes operaciones, diferentes funciones de la rodilla para el juego. En cuanto me dijeron eso, mi cabeza cerró esa capítulo.
¿Qué se inventó el equipo para la recuperación?
Con dedicarme más tiempo a mí misma. Aunque me resultó raro. En agosto dejé la raqueta guardada en el raquetero y solo me dediqué a rehabilitación. Tenía libre de jueves a domingo. Así que hice planes con mis amigos por primera vez. Fue disfrutar más de Carolina como persona.
¿Es capaz de estar dos horas en la playa sin hacer nada más?
En el momento en el que quiero desconectar, desconecto. Si pienso en la playa de Huelva, solo pienso en eso. Si tengo algo concreto que hacer sí le dedico tiempo. Pero si no, me hago paseos sola, leo un libro -muchos en estos meses, sobre todo de motivación-, me tumbo a ver el mar, quedo con los amigos... tengo muchas formas.
¿Hubo miedo al volver sobre si aguantaría la rodilla?
Ha habido contratiempos. Con la rotura de los dos meniscos, el interno no podía pisar suelo hasta los tres meses. Hubo un quiste en el externo; me sale líquido de vez en cuando. Eso estaba impidiendo mi progresión en la pista. Hubo que tomar la decisión de infiltrar ácido hialurónico para dar vaselina a esos cartílagos. Estuve un mes confinada por Covid... Muchas cosas.
¿Compite con dolor?
Sí, siempre. El que diga que no entrena o compite con dolor es un bendito y un santo. Los deportistas tenemos esa cara oculta que nadie sabe. Por eso remarco mucho que las medallas son muy bonitas, pero que sufrimos mucho. Y eso la gente ni se lo puede llegar imaginar. Hay que darle mucho valor al que sale a la pista, no solo al que gana, porque eso depende de otros factores. Pero la gente suele ser muy poco empática. Yo lo puedo entender, las exigencias son altas y las críticas son fáciles, pero deberían ponerse en la piel del deportista. Yo he jugado muchas veces con dolores. Ni siquiera mi rival ha sabido cómo estoy, o si he dormido esa noche.
Esta vuelta, ¿qué medalla es?
Es la de estar agradecida y volver a disfrutar de lo que es mi trabajo.
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