Super Bowl
Burrow, el orgullo de la América olvidada
El joven quarterback de Cincinnati es la esperanza para que el equipo perdedor de una región arrinconada gane la Super Bowl
Cuánto dinero se lleva el ganador de la Super Bowl

No hay acontecimiento que pare EE.UU. como lo hace la Super Bowl. Todo el país estará pendiente esta noche -la madrugada del lunes en España- de la final de la NFL, la liga del fútbol americano, entre Los Ángeles Rams y Cincinnati Bengals ... . Pero nadie lo vivirá con la intensidad de los vecinos del condado de Athens, en el sureste de Ohio. Se juegan más que una victoria deportiva.
Su hijo predilecto solo tiene 25 años. Se llama Joe Burrow y es el ‘quarterback’ de los Bengals, un equipo con el que nadie contaba para la Super Bowl. Igual que nadie tiene en cuenta a este rincón de Ohio en las faldas de los Apalaches. Burrow era un crío cuando cerró la última mina del condado, en 2002 . Como otras regiones mineras en declive desde mediados del siglo XX, Athens se convirtió en un lugar poco deseable. Es la América blanca, profunda y olvidada. La de la epidemia de opiáceos, la de la huida de las fábricas, la que manda a los jóvenes al frente, la que desconfía de los ‘progres’. La que sedujo Donald Trump con su caramelo de glorias pasadas. El de Athens es el octavo condado más pobre del país. Allí a los hijos se les educa para que se marchen y encuentren un mejor futuro en otro lugar.
Su principal motor económico es la Universidad de Ohio, una institución educativa del montón, a la que van los estudiantes del estado que no consiguen plaza en otros centros de mayor prestigio. El padre de Joe Burrow, Jim, encontró trabajo en este lugar como coordinador defensivo del equipo de fútbol americano. En las ciudades y pueblos como los del condado de Athens, al igual que en buena parte del país, desde las llanuras del Medio Oeste a los humedales del Sur, el fútbol americano es religión . El viernes se peregrina al campo del instituto para ver al equipo local. El sábado se siguen los partidos de la universidad. Y el domingo, como hoy en la gran final, se reserva a las grandes estrellas, a la NFL.
A nadie sorprendió que Burrow, hijo de ex jugador y entrenador profesional, destacara en el equipo del instituto de Athens. Lo impensable es que el chaval lo llevara a la final estatal de 2014 , un escenario reservado para los colegios privados que reclutan a jugadores de todo el estado. Delante de diez mil personas se enfrentaron a Toledo Central Catholic, un colegio poderoso de la cuarta ciudad de Ohio. Burrow y el resto de compañeros consiguieron hacer creer a su gente que ellos también podían tener protagonismo en los grandes escenarios.
Esta noche ocurrirá algo similar en la Super Bowl. Los Bengals de Cincinatti, también en Ohio, eran este año poco más que un equipo prometedor. En la temporada pasada, solo consiguieron cuatro victorias . El resto fueron once derrotas y un empate. La esperanza este año era un cambio de rumbo con la llegada del hijo pródigo: Joe Burrow.
Después de aquella final con su instituto, a Burrow le ofrecieron jugar en Ohio State, uno de los pesos pesados del fútbol americano universitario. No acabó de afianzarse como titular y prefirió cambiar de aires. Le fichó otro gran equipo, el de la Louisiana State University (LSU) , con los que alcanzó la gloria: trofeo Heisman -el que le dan al mejor ‘quaterback’ del país- y campeón nacional universitario (si hoy gana la Super Bowl, Burrow será el primer jugador en conseguir los tres hitos).
Regreso a casa
Nada entusiasmó a Ohio más que el regreso a casa de Joe Burrow con los Bengals. Pero el suflé bajó a las primeras de cambio, con una lesión de rodilla que le dejó sin su temporada de debut.
Este año ha sido diferente. Era un equipo quizá para soñar con glorias futuras, gracias a la recuperación de Burrow, a la incorporación del recibidor Ja’Marr Chase -compañero de Burrow en LSU y ‘rookie’ del año- y a la presencia de otras jóvenes promesas. Una de ellas es Tee Higgins , otro recibidor, que se salió en la final de conferencia -la semifinal del campeonato- contra los Kansas City Chiefs de la superestrella Pat Mahomes.
Burrow ha sido el timonel de este ascenso inesperado de los Bengals a la finalísima. Lo ha hecho con una personalidad tremenda, dentro y fuera de la cancha. Con el casco puesto, y a pesar de su juventud, no le tiembla el pulso. «Tiene hielo en las venas» , ha dicho de él esta semana su compañero C. J. Uzomah. «Es un asesino frío cuando tiene que diseccionar las defensas». Cuando acaban los partidos, tiene el ’swagger’, la chulería de los genios. Su mejor muestra fue el habano que se fumó en el vestuario de LSU tras convertirse en campeón.
Hoy los Bengals partirán cuesta arriba. La Super Bowl se juega en la ciudad de los Rams, Los Ángeles, con el público y la climatología - un calor impropio de este momento del año - a favor. Tienen en contra una de las mejores defensas de la NFL, liderada por el temible Aaron Donald. Y en ataque cuentan con un ‘quarterback’ veterano y sólido, Matthew Stafford, y dos puntales como los recibidores Odell Beckham Jr y, sobre todo, Cooper Kupp, el jugador ofensivo del año en la NFL.
Burrow perdió, por muy poco, aquella final estatal con su instituto de Athens en 2014 . Fue el peor día de su vida. «Me acuerdo de ese partido todo el tiempo», ha reconocido esta semana. La Super Bowl podría ser el escenario de su redención. Y un recordatorio para sus vecinos de que la gloria también puede llegar a la América olvidada.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete