El presidente eterno llega a su ocaso
Tuvo la excusa perfecta para justificar su retirada: «No queremos producir más división de la existente», afirmó

«Parece claro que se quiere un cambio». Con estas palabras decidió empezar su despedida el presidente del Deportivo de La Coruña, Augusto César Lendoiro, que después de 25 años al frente del club renuncia a presentarse a las próximas elecciones , que tendrán lugar el día 21 de enero.
Lendoiro eligió poner punto final a la presidencia más longeva del fútbol español de hoy en día como siempre: a su manera. Una rueda de prensa convocada con un par de horas de antelación en la mañana de Nochebuena marcó, en sus propias palabras, «un día verdaderamente importante que quedará grabado en el calendario personal, familiar y deportivista».
Fue precisamente su personalísima manera de actuar la que le granjeó en igual medida apasionados admiradores y acérrimos detractores . Se enfrentó públicamente con jugadores, clubes, medios de comunicación e instituciones , pero generó en un sector del deportivismo un afecto sin parangón entre los demás presidentes del mundo del balón: el «lendoirismo», un grupo (cada vez menos nutrido) que se sigue refiriendo a él, en gallego, como «O Líder».
Su primera derrota en Junta
Solamente así se puede explicar que, en el momento más delicado de la historia reciente del Deportivo, en pleno concurso de acreedores, sin convenio después de un año de negociaciones y con una deuda de 160 millones de euros que estuvo a punto de enviar al club a Segunda B este 31 de julio (y que fue evitada a tan sólo media hora del límite), la derrota de Lendoiro en la Junta de Accionistas del pasado viernes 20 no fuese todavía más estrepitosa.
El presidente, nacido en la localidad costera de Corcubión hace 68 años, vio cómo los accionistas del Deportivo le tumbaban todos y cada uno de los puntos del orden del día: sus cuentas anuales (que la administración concursal, la auditora y el juez habían criticado por irreales), el presupuesto para esta temporada, su informe de gestión y el nombramiento de la auditora. A pesar de todo, Lendoiro obtuvo el apoyo de alrededor del 45% de las acciones representadas en la Junta.
Este apoyo incondicional le dio la excusa perfecta para justificar su retirada: «No queremos producir más división de la existente», afirmó.
A lo que Augusto César Lendoiro no renuncia es a presidir la Junta de Acreedores del próximo 10 de enero , que se antoja decisiva para el futuro del Deportivo y el suyo propio. Del club, porque de esa junta saldrá el convenio que regirá los plazos y condiciones según las que se devolverá la deuda. Del propio Lendoiro, porque si no fuese él el negociador y se aprobase una quita superior al 33% de la deuda, se abriría una pieza de calificación que podría acarrearle responsabilidades penales.
Lendoiro dio por hecho que su sucesor será el claro favorito para las elecciones, Tino Fernández, presidente de la consultora tecnológica Altia . Al empresario le dio una de cal y otra de arena, ofreciéndole por una parte y «sin problema ninguno» un asiento en sus negociaciones con la Agencia Tributaria (principal acreedor del club), pero por la otra dejándole la responsabilidad de acometer el mercado de invierno, a pesar de que no tomaría el control del Deportivo hasta, como muy pronto, solo 10 días antes del cierre del mercado. «O Líder» no dio su apoyo a ninguna candidatura, pero no renuncia a morir matando.
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