Vuelta a Iberia en nueve días: cómo vive un chino sus vacaciones en España
En 2019, el viajero de China era la milla de oro del turismo. Con la reapertura del país vuelve la estampa del grupo que viaja apresuradamente de una ciudad a otra
A la caza del turista de lujo chino: España prevé su recuperación para 2024

Nueve días, 3.000 kilómetros, tres países y 13 ciudades. Más de 33 horas en un autobús. Este es el recorrido que hacen por la Península Ibérica 26 turistas chinos que disfrutan sus vacaciones veraniegas en España. Con el fin de la política de 'Covid cero' ... en China —que mantuvo a sus ciudadanos encerrados durante tres años—, el país abrió sus fronteras a principios de 2023. La atracción del viajero chino, que se había convertido en la milla de oro del turismo en Europa en 2019, vuelve a ser un preciado objetivo del tercer sector español.
Aeropuerto de El Prat, 8:10 horas de la mañana. Con lo dormido en el vuelo, los turistas se preparan para pasar un largo día en Barcelona. Con visita a la Sagrada Familia, el parque Güell y la casa Milà se podría llamar el 'día Gaudí', excepto por la parada en La Roca Village. El itinerario del viaje es una carrera contra el tiempo (y el calor), la Península condensada en nueve largos días. En la segunda jornada, la ciudad condal se convierte en un mero dormitorio, desde donde parten hacia Andorra y vuelven para dormir, siempre en hoteles de cuatro o cinco estrellas. Su interés principal por los monumentos, la gastronomía y las compras configura un turista deseoso por gastar dinero.
Los siguientes días, la comitiva seguirá intensas rutas monumentales que incluyen la Catedral de Toledo, la Alhambra de Granada y el Acueducto de Segovia, entre otros. El pasado marzo —mismo mes en el que el presidente del Gobierno visitó el país del dragón—, China reactivó sus viajes en grupo a España, lo que devolvió la estampa del pelotón de turistas chinos que viajan en autobús y bajan con el teléfono en lo alto. Poco a poco, se va recuperando este flujo de turistas, aunque conseguir un visado internacional es un lujo del que sólo el 5% de su población se llega a beneficiar. No es de extrañar que el perfil del visitante chino sea uno con alto poder adquisitivo.
El tercer día, a las 9:00 horas, se pone rumbo de la Costa Brava a la Costa del Sol. La playa se ve pero no se toca: en China, el moreno en la piel es sinónimo de jornalero. El sombrero, la gorra y la pamela son elementos indispensables en su colorida indumentaria, de ropa cara. Valencia espera con su paella como gran reclamo y la tarde se pasa alternando edificaciones; de la Catedral a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Además de la paella, el vino y el jamón son los productos más conocidos en China y probarlos en su origen es parte indispensable de este viaje de experiencias condensadas. Al día siguiente toca la ansiada Alhambra. Y un trayecto de unas seis horas.
Toros y flamenco
Qiu, representante de Tamitrip, empresa organizadora del itinerario y responsable del 62% del turismo de China en 2019, explica que «pagan unos 26.000 yuan, entre 3.000€ y 4.000€», en un paquete que incluye visado, vuelo, hotel, guía, comida, entrada a los sitios y desplazamientos. «Es casi el doble de caro que antes de la pandemia», precisa y revela como motivos la alta demanda, la escasez de visados y la falta de conexiones aéreas. Según los datos de Turespaña, el visitante chino dejaba en 2019 cerca de 2.600€, coronándose como el que más dinero gasta, frente a una media total de 1.102€.
Quinto día, 10:00 horas. La intensidad del viaje alcanza su punto álgido según se intensifica el calor. El día después de la Alhambra se sale desde Granada hasta Ronda, donde se visita la plaza de toros y puente Nuevo. Allí prueban un plato que, según los guías, hace las delicias del visitante asiático: el rabo de toro. Con falta de respeto absoluta al reposo tradicional de la siesta, se parte a Sevilla y se ve todo lo que permite una tarde al tórrido calor hispalense. Se acaba, cómo no, en la plaza de toros de la Maestranza y después de cenar acuden a un tablao flamenco. Faltan cuatro días y siete ciudades.
Un turista muy cotizado
Séptimo día. Lisboa, 9:00 horas. Algunos llevan ya más de tres horas despiertos. Se visita el cabo de Roca, Cascais y se vuelve a la capital para ver el Monumento a los Descubrimientos y la Torre de Belem. Esa misma noche se duerme en Badajoz. Quién sabe por qué Portugal quiere aumentar la duración de la estancia del visitante chino. Aún así, España es menos accesible que el vecino luso: su visado es más fácil de conseguir. «Nos ha pasado muchas veces, vienen desde Francia y Portugal para visitar España», argumenta Jorge Lausín, director de Relaciones Institucionales de Tamitrip sobre una dura competición en la que España todavía está por debajo de Francia e Italia como destinos más cotizados en Europa.
«Antes, de España solo conocían La Rioja; el vino era lo único que hacía publicidad en China», asegura Lausín y promueve que «el mejor marketing es que vengan al país y lo vean». La cifra de turistas que llegó a España desde China en 2019 —un total de 700.000—, palidece frente a un cómputo total de 83 millones de visitantes. También parece escasa teniendo en cuenta que China era en 2019 el país que más turistas emitió del mundo entero, con 70 millones de viajeros internacionales y creciendo. Este mercado en auge es la milla de oro, no sólo por su poder adquisitivo o su interés cultural, también porque «ayuda a esparcir la época de turismo», comenta Lausín, con picos de turistas en febrero y octubre, con el Año Nuevo Chino y la 'Golden Week', respectivamente.

Último y noveno día. Segovia se ve en dos horas y media, comida incluida. Por la tarde, se aterriza en El Corte Inglés del paseo de la Castellana, donde se compra en desenfreno y se finaliza en el Palacio Real. Allí Antonio —el guía de UTour con el que conviven durante todo el viaje y al que siguen con fervor religioso—, explica la Historia de los Borbones y relega a la guía oficial al papel de velar por el respeto de las normas del Palacio. Ella se muestra conforme con las explicaciones de Antonio, quien cree que es «de los que hacen su trabajo con pundonor». Lo sabe por los nombres históricos que menciona en cada sala y qué elementos señala de cada habitación. El momento de mayor asombro se produce frente a unas porcelanas chinas. «No les atrae lo pictórico» comenta la guía española, lo que concuerda con la idea monumentalista que copa sus itinerarios de visitas.
Actualmente, debido a la guerra en Ucrania, sólo las aerolíneas chinas pueden sobrevolar Rusia para llegar a España, lo que ha dejado fuera a Iberia y otras compañías con las que antes repartían el mercado y ampliaban la oferta. A pesar de ello y de la lentitud a la hora de recibir un visado en China, algunas cifras oficiales empiezan a situar a España como el país más anhelado para viajar desde las tierras de la Gran Muralla. Con el reinicio del mercado turístico chino, se abre una nueva oportunidad para dar la batalla por tan cotizado extranjero.
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