Maestro de la paradoja
Erwitt supo ofrecernos una versión icónica del mundo donde el humor se entremezcla con lo poético, dando como resultado una imagen paradójica, casi siempre amable: la anécdota elevada a categoría estética
Muere a los 95 años Elliott Erwitt, uno de los grandes fotógrafos del siglo XX
![Elliott Erwitt](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/11/30/elliott-kgiF-U60792365772ARH-350x624@abc.jpg)
Elliott Erwitt es uno de esos nombres que nunca podrían faltar en cualquier antología del medio fotográfico que quepa imaginar. Autor de fotografías memorables, seguro que cualquiera de los lectores de estas líneas conserva en su memoria muchas de ellas aun cuando no sepa ... que él fuera su autor. Un logro ciertamente difícil en un contexto desbordante de imágenes y de grandes profesionales. Gracias a su perspicacia para hallar y capturar con prodigalidad ese punctum del que hablara Roland Barthes, Erwitt supo ofrecernos una versión icónica del mundo donde el humor se entremezcla con lo poético, dando como resultado una imagen paradójica, casi siempre amable: la anécdota elevada a categoría estética. Sus instantáneas nos ofrecen una versión del mundo que bien valdría para reconciliarnos con nuestros semejantes; y acaso con nosotros mismos, a través de eso que André Breton llamó «magia cotidiana». Como dijo de él Robert Delpire: «Elliott Erwitt puede ser comparado con un narrador de historias pequeñas y en apariencia insignificantes, en las que sale a la luz lo cómico de la situación de un momento, que hay que leer como un pequeño aforismo irrefutable».
También le debemos una soberbia galería de retratos de muchos de los personajes más notables desde la segunda mitad del siglo XX, de los más diversos campos: Marilyn Monroe, Yukio Mishima, Simone de Beauvoir, Jack Kerouac, Richard Nixon, Fidel Castro, Ernesto 'Che' Guevara, John y Jackie Kennedy, Nikita Jruschov, Arnold Scwarzenegger… la lista sería tan interminable como su curiosidad sobre la naturaleza humana.
Hijo de emigrantes rusos, Elio Romano Erwitz nació en París en 1928. Tras pasar su infancia en Italia y Francia, en 1939 llegó a los Estados Unidos huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Después de un periodo donde llevó a cabo diversos trabajos ligados al mundo de la fotografía, a principios de la década de los años cincuenta se estable por su cuenta en Nueva York, donde enseguida entrar a integrar la prestigiosa agencia Magnum, de la que sería presidente entre 1966 y 1969. Firmó múltiples reportajes para algunas de las mejores revistas gráficas de la época (Collier's, Look, Life, Holiday…); realizó también trabajos comerciales, de carácter publicitario (Air France, KLM, Chase Manhattan Bank…) e incluso llegó a filmar algunos documentales: «Beauty knows no Pain» (1971), «Red, White and Bluegrass» (1973) o «Glassmakers of Herat, Afghanistan» (1977). En nuestro país, el MNCARS le dedicó una exposición antólogica en 2002 y, más recientemente, en 2020, la Leica Gallery también ofreció una muestra de su trabajo centrada en las «décadas de amistad entre el fotógrafo y su cámara Leica»; ambas en Madrid y enmarcadas en el festival PhotoEspaña. Erwitt ha fallecido en su domicilio de Manhattan a los noventa y cinco años.
En su producción más significativa, su estilo se mantuvo siempre dentro de unos presupuestos estéticos estables. Llama la atención que su vigencia continúe hasta nuestros días, permitiéndonos así disfrutar de unas instantáneas que no han dejado de resultar elocuentes y que, sin ningún género de dudas, lo seguirán siendo mientras cuenten con un público atento, sensible y dispuesto a aceptar la tremenda ironía que a menudo destila nuestra existencia.
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