Urtasun se pone el chubasquero en la Biblioteca Nacional: una coartada y un anuncio para taponar las inundaciones
El ministro de Cultura culpa a Iceta de las graves goteras y anuncia un estudio para posibles «actuaciones» más amplias
Los trabajadores de la institución recibieron al portavoz de Sumar con el nuevo kit de bienvenida: un paraguas, un chubasquero y un patito de goma
Los sindicatos reclaman una reforma integral de la Biblioteca Nacional: «Es un edificio que lleva sin tocar 40 años»
Un premio Nacional de Conservación denuncia el abandono de la Biblioteca Nacional: «Las inundaciones no fueron mala suerte»

Casi una semana después de que el agua anegara algunas salas de la Biblioteca Nacional de España (BNE) y alcanzara a un centenar de obras del fondo moderno, Ernest Urtasun fue recibido ayer lunes en el 'lugar del crimen' por los trabajadores con ... el nuevo kit de bienvenida al trabajador: un paraguas, un chubasquero y un patito de goma. El ministro de Cultura respondió con una coartada y un anuncio. La coartada, que cuando él y los suyos llegaron al ministerio, la cubierta de la BNE ya presentaba todo tipo de desperfectos. La petición de responsabilidades, a Iceta, le faltó decir. Y el anuncio: «Vamos a elaborar un estudio para ver también el alcance de los desperfectos y para ver si es necesario ir más allá de las actuaciones que se están realizando en este momento».
Los sindicatos, además de mantener este breve encuentro con el portavoz de Sumar, a quien le pudieron transmitir sus preocupaciones, tuvieron una reunión más larga con el director de la BNE, Óscar Arroyo, nombrado por Urtasun en febrero, y la subsecretaria de Cultura, Carmen Páez. A ellos también les exigieron una reforma integral en la principal institución española para la conservación y difusión del patrimonio bibliográfico y documental: «Es un edificio que lleva sin tocar cuarenta años». Los trabajadores de la BNE creen que ya es hora de pasar de las palabras a los hechos para que los 34 millones de documentos que se conservan allí tengan la seguridad adecuada.
«Con estos mismos problemas, se hizo una reforma en los años 90 que no los solucionó. En el año 99, cuando yo ya trabajaba aquí, ya tuvimos goteras. Y desde entonces ningún director ni ningún ministro ha abordado la solución de esta problemática», afirma Jesús Rodríguez, del sindicato UGT, presente en la reunión con la dirección de la BNE y el ministerio. «Hemos mostrado nuestro malestar porque ya se sabía desde hacía mucho tiempo que esa zona tenía goteras. Avisamos la semana anterior de que la gotera estaba avanzando y que podía dañar el fondo. Sugerimos que evacuaran los libros de las estanterías. Confiaban en que la cosa no tuviera ese alcance, pero sí que lo tuvo», añade Rodríguez. «No sé si los actuales responsables del ministerio van a durar mucho o no, pero les ha tocado a ellos solucionarlo. No sé si lo harán. Pero, desde luego, como no se solucione, esto va a ir cada vez a más».
Emilio Murcia, responsable de Prevención y Salud Laboral de Comisiones Obreras y responsable del sindicato en la BNE, tiene una opinión similar. «Le he expresado al director que no gestiona bien la Biblioteca Nacional, sobre todo en cuestiones de mantenimiento y de gestión de personal. La mala gestión en esto de la cubierta es clara y manifiesta. No ha sido en absoluto nada preventivo. No podemos vernos abocados a que este mal hacer provoque que perdamos documentos de cierto valor. Porque esta vez ha sido la planta doce, que son documentos, libros y diferente material del siglo XX, pero es que mañana nadie podrá garantizar que esto no vaya a volver a ocurrir en una sala especial. Esto viene de demasiado tiempo atrás. Es un edificio que lleva sin tocar cuarenta años». A juicio de CC.OO, hacen falta unas reformas mucho más ambiciosas que las que se están acometiendo ahora: «Tienen que ser mucho más relevantes y de una importancia mayor. Debe protegerse la cubierta de la biblioteca porque si mañana vuelve a diluviar en Madrid vamos a tener otro episodio similar».
CSIF, que también participó en la reunión con el ministerio, habla de que las medidas adoptadas hasta el momento son «parches» insuficientes. Fuentes del sindicato explican que, a su juicio, debe abordarse «una reforma integral que pase por una reforma integral de las instalaciones y un plan integral de refuerzo de los recursos humanos en el ámbito de la gestión, la seguridad y el mantenimiento de la Biblioteca». Las reformas hechas hasta ahora, que comenzaron en enero de este año, «son parches que no resuelven la situación de gravedad». CSIF recuerda además que esas «actuaciones» que promete el ministro «se deben realizar también en la sede de la BNE en Alcalá de Henares, que se encuentra en unas condiciones precarias, similares o peores».
Urtasun acudió a la BNE porque ya lo tenía agendado, y no porque las circunstancias de la semana pasada le empujaran a ello. El ministro tenía que presentar allí el programa 'España País Invitado de Honor' en la Feria del Libro de Guadalajara e hizo de la necesidad virtud. A diferencia de otras inundaciones ocurridas anteriormente, en las que dejó correr el agua, esta vez, nada más llegar a la BNE se presentó ante los medios para colocar su coartada. «Nosotros cuando llegamos al Ministerio de Cultura encontramos toda una serie de desperfectos en la cubierta. Hemos estado desde entonces actuando con celeridad, desde el primer momento. Hemos invertido ya más de dos millones de euros en distintas actuaciones», dijo. Valoró que no se ha producido ningún daño significativo pese a la gravedad de las goteras y agradeció a los trabajadores de la casa su rápida actuación: «Somos conscientes del problema y me hago absolutamente cargo de la preocupación que ha levantado esta cuestión. Quiero dar un mensaje de tranquilidad. Estamos actuando». A preguntas de los periodistas, eso sí, cerró el grifo y nada dijo de posibles negligencias de la empresa que está arreglando la cubierta.
Fue después de este encuentro con la prensa cuando los trabajadores de la BNE le entregaron el kit de bienvenida y, tras el acto celebrado por la FIL de Guadalajara, se acercó a hablar con ellos. Luego, seguramente sin chubasquero, visitó con su secretario de Estado y su subsecretaria las zonas afectadas. La última vez que Urtasun se refirió a los problemas de la BNE fue en marzo, cuando este diario publicó imágenes de los daños causados por las lluvias de la DANA de septiembre de 2023 y un documento del Ministerio de Cultura que hablaba de una situación de «grave riesgo de pérdida del patrimonio bibliográfico e inmobiliario de la institución» si no se actuaba de inmediato. El ministerio -con Iceta y con Urtasun, pues esto ocurrió mientras la cartera pasaba de PSOE a Sumar- tardó cuatro meses en poner en marcha esas obras de emergencia. «Tan pronto como vimos el problema, actuamos y, por lo tanto, eso está ahí en vías de solución», dijo entonces Urtasun.
Las cosas, a la vista está, no se solucionaron. Después de que la DANA mojara mil documentos que en una respuesta parlamentaria Cultura dijo que no presentaban «un valor patrimonial ni económico destacable», en agosto volvieron los problemas. Un fuerte aguacero caído a principios de mes provocó más goteras en la institución. En aquella ocasión, se mojaron libros de fondo antiguo y moderno de la sala de lectura María Moliner que se encontraban en las estanterías de las peticiones anticipadas que hacen los usuarios. El agua inundó el depósito de música y llegó también a la sala de lectura de la sede de Recoletos. Según reveló hace unos días el director de la institución, Óscar Arroyo, esas goteras fueron incluso peores que las vividas hace unos días. La primera vez que Cultura reconoció estos problemas fue en diciembre de 2023, y porque no le quedó más remedio, después de que el Consejo de Ministros aprobara obras de urgencia por valor de 1,9 millones. Todo lo atribuyeron a la DANA de unos meses antes, sin precisar mucho más. «No hay más información que la disponible», dijo Cultura, pero el tiempo va demostrando la magnitud del desastre.
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