Tomás Rufo indulta un toro de El Juli en su triunfal encerrona en Talavera
El toledano corta ocho orejas y rabo (tres de los trofeos simbólicos) y sale en hombros en su corrida en solitario, demostrando ser un torero largo y capaz
Emilio de Justo, a hombros hasta el hotel en su memorable aventura con Victorino
A hombros hasta el hotel de llevaron a Rufo tras salir victorioso al lidiar seis toros en su tierra. Llenó los tendidos y ofreció estar en un gran momento profesional al vérsele muy por encima de todos sus adversarios, y lograr estar a la altura ... del gran Rebujino, de El Freixo. Habría sido interesante ver al torero abrir un poco el abanico en o que a encastes se refiere, pero cada toro tuvo un comportamiento distinto, y a todos supo adaptarse, demostrando que caben muchos Rufos, muchas versiones, algo fundamental en un buen torero. Hasta banderillas puso. ¿Qué más se puede pedir? Por ser «quisquillosos», una presentación adecuada. Eso fue lo que le faltó al novillo (digo, toro), de El Freixo, picado horriblemente mal y, pese a ello, de calidad, duración y humillación excepcionales. Una perita en dulce, con el hocico por los suelos. Supo administrarlo a la perfección Rufo durante toda la faena, desde el inicio sin exigirle, hasta unos naturales fabulosos a pies juntos. A sus padres correspondió el brindis del toro, que no se cansó de embestir, al igual que Rufo de torearlo.
Bueno fue también el tercero, premiado con la vuelta al ruedo, al que fue a recibir a chiqueros. Se libró de milagro de un susto, al ir Calesero hacía él. Enrabietado, le pegó unas verónicas de templada factura. El de Victoriano peleó en varas, y quitó Tomás por gaoneras con el animal transmitiendo. Tras unos buenos pares de Larios, se puso de hinojos en el tercio. Fue largo el de Victoriano, con genio y humillación por la diestra, aunque con tendencia a vencerse, por lo que había que llevarlo muy sometido. Al natural metía la cara con más calidad, por lo que Rufo decidió basar la obra en la mano del dinero, con muletazos de trazo largo, aunque faltara ajuste en algunos pasajes.
Antes de que comenzara el festejo, la afición talaverana sacó a saludar a su torero, que correspondió brindándoles a Sureño, el primero de la tarde. El de Garcigrande echaba miraditas a tablas cada vez que podía, especialmente al natural; mas tuvo muchísima clase y, cuando iba, metía la cara de un modo espectacular. Destacaron las series por la diestra, templadas y ligadas. Cantó la gallina, por lo que la faena terminó en tablas, y, tras una estocada trasera, cortó la primera oreja.
Los mayorales iban de un lugar a otro de la plaza, mientras el público no sabía lo que pasaba en toriles, a la espera de que saliera el segundo. Y por fin apareció el de Santiago Domecq, con pocas ganas de salir. Las mismas pocas que tuvo de embestir. Extraño que el peor toro de la tarde fuera de una de las ganaderías triunfadoras de la temporada.
El inválido quinto fue devuelto, por lo que salió Finito, de Daniel Ruíz. Tras el escaso paso por el caballo, quitó Rufo por tafalleras toreando, a lo Morante. Se desmonteró Fernando Sánchez, tras un buen par, y comenzó Rufo pasándoselo por la espalda. Le faltó al toro humillación y chispa, a parte de entrega. Iba, a veces largo, pero con la cara alta. Un final de cercanías, anterior a las luquecinas finales, terminaron de caldear el ambiente. Otras dos orejas.
Talavera de la Reina
- Plaza de toros de la Caprichosa. Sábado, 21 de septiembre de 2024. Casi lleno. Toros de Garcigrande (1º, con clase), Santiago Domecq (2º, manso), Victoriano del Río, (3º, vuelta al ruedo), El Freixo (4º, indultado), 5º (Daniel Ruiz, sin entrega pero con movilidad) y Núñez del Cuvillo (6º, ). De desigual presentación, aunque vareados en líneas generales.
- Tomás Rufo, de blanco y plata. Estocada trasera (oreja). Dos pinchazos y estocada (silencio). Pinchazo y estocada traserita (dos orejas). Indulto (dos orejas y rabo simbólicos). Media caída tendida (dos orejas). Pinchazo y estocada (oreja).
Y, para demostrar que no se dejaba nada dentro, volvió a ir a chiqueros en el último. De rodillas continuó por faroles a Aguaclara, que se le coló por el derecho cuando ya había recuperado la vertical. Picotazo, y a otra cosa. Y esa otra cosa fue un tercio de banderillas protagonizado por el propio matador, ante el entusiasmo general. En postura penitente en los medios comenzó la faena. Pero las fuerzas no acompañaron al de Cuvillo, un noble animal sin demasiada historia que contar.
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