Toros
El veto de Roca Rey a Daniel Luque: torero valiente, contrincante ruin
La Taurina de ABC
El veto del torero peruano ha apartado definitivamente a Daniel Luque de su merecido Domingo de Resurrección en la Maestranza de Sevilla
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La esperada ausencia de Daniel Luque del Domingo de Resurrección, confirmada esta semana y resuelta con bastante pericia por Ramón Valencia, ha destapado una vez más las vergüenzas de la fiesta nacional. Un rechazo que no por esperado ha sido menos bochornoso. La ... gran figura del momento, la que arrasa en la taquilla y la del valor descomunal ante los toros, retratando su mediocridad y cobardía ante su gran competidor. Que no sólo lo esquiva en los carteles, sino que se empeña en orquestar la campaña más ruin de los últimos tiempos para tratar de ponerle freno a su intratable momento profesional.
En una entrevista concedida a Rosario Pérez el pasado mes de mayo, el torero peruano reconoció abiertamente esta negativa: «No quiero estar con alguien irrespetuoso en un patio de cuadrillas». Habló de respeto quien ahora se lo está faltando al toreo, quien le niega a la afición de Sevilla su deseo de verlos rivalizar este Domingo de Resurrección en la Maestranza. Y dejaba una perla aún más enojosa en aquella interviú: «Busca provocarme para crear una rivalidad que no existe». ¿Y quién representa entonces ese antagonismo? ¿Acaso Sebastián Castella? El francés, que cerró por la Puerta del Príncipe una honrosa temporada de regreso, será posiblemente quien tome esa vacante que, forzosamente, deja Daniel Luque en Pascua.
La manera en la que este tipo de figuras contemporáneas tratan de demostrar su poder y peso en la fiesta se caracteriza, principalmente, por exigir mejores honorarios que el resto de sus compañeros y, según parece, vetar a quienes les incomodan en un patio de cuadrillas. Un capricho que no sólo tiene que ver con Luque, sino que muchos aún recuerdan como orilló a Pablo Aguado del Domingo de Resurrección de aquel fatídico 2020 con otro tipo de artimañas. Censuraba el peruano al compañero que le había destapado sus costuras en aquella memorable tarde de las cuatro orejas.
Lo apoderaba por aquel entonces la empresa Pagés, a la que ahora ha colocado en el centro de la diana de un conflicto innecesario e inoportuno para el futuro de la casi centenaria entidad. Los caprichos del joven Roca Rey no parecen conocer de agradecimientos, olvidando lo que Ramón Valencia hizo por él durante el arranque de carrera, quien lo subió directamente al vagón preferente sin pasar por la segunda clase. No parece haberle importado, pues en lugar de darle un espaldarazo a la popularidad de la empresa de la calle Adriano, en su penúltimo año de relación contractual con la Real Maestranza, ha preferido comprometer a su gerente: o conmigo o contra mí. Y ahí hay que reconocer la prioridad del empresario, decantándose por quien le asegura cuatro llenos y un empujón a la venta de abonos.
Como queremos creer que Ramón Valencia ha movido cielo y tierra por convencer a su antiguo poderdante, dudamos del fondo humano y torero del peruano. Sabe Roca que este capricho empieza a ser insostenible, y que antes de arrancar el año necesita calmar las aguas para rebajar la hostilidad esperada en los tendidos. Pero en lugar de ofrecerle un mano a mano al apoderado de Daniel Luque en Sevilla o Madrid, donde verdaderamente se deben librar estos pulsos, se plantea un descafeinado encuentro en la siempre ruidosa y distraída Pamplona en el mes de julio o en su feudo francés de Arlés en el mes septiembre. «Quiere un toro grande y fiero, con el que ganarle la batalla a Luque», dicen. ¡Qué decepción!
Mientras aparece un empresario capaz de doblegar al peruano, el engranaje de su proyecto 'vetador' sigue dando la potencia esperada: fuera de la Feria de Fallas y de Olivenza, negado el ofrecimiento de matar seis toros en Castellón y orillado del Domingo de Resurrección. ¿Hasta cuándo, señor Roca Rey? Ya que se niega a verle la cara a Daniel Luque, ¿por qué no se sienta ante la prensa 'hostil' en una valiente rueda de prensa? Le esperamos, matador.
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