La sombra de Ruiz Muñoz, sobrino-nieto de Curro Romero
El matador de toros gaditano reside en La Puebla del Río y quiere presentarse esta temporada en la Maestranza
![El matador de toros lancea al viento junto al cortijo de Gambogaz](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/01/26/ruiz-munoz-lance-RO6V2aTFJ9Mn75NPb7F3RjN-1200x840@abc.jpg)
Las palmas de sus manos lancean desde Camas al viento de la Maestranza. Esa brisa que río arriba le brindaba los primeros oles al niño que ahí pastoreaba. Su recibo es una entelequia de quiméricos lapazos que pretende rematar al otro margen del Guadalquivir. Como ... si fuera posible darle distancia al abismo. Ése que intenta dejar atrás mientras que su sombra acaricia la cal del cortijo de Gambogaz. Es el reflejo del peso que lleva portando sobre su espalda desde que salió torero de las entrañas de una nieta de Andrea López, aquella tierna y eterna madre que engendró al único faraón que ha tenido el toreo. Los castellanos de José, su bisnieto, tienen una capa de polvo de haberlos clavado y enterrado sobre los terrones de aquella llanura que aún conservan los herederos de Queipo de Llano. Una tierra que siempre fue tan fértil para la producción agrícola como para la siembra de la semilla del toreo, que espigó con el fertilizante de Radiador y floreció un jueves de la Ascensión.
José Ruiz Muñoz es sobrino-nieto de Curro Romero, una 'papeleta' que intenta lidiar con orgullo. La sensibilidad con la que se refiere a los suyos debe ser congénita. La manera con la que habla de su madre, de su mujer o de su hija recuerdan directamente al cariño que el Faraón de Camas siempre ha desprendido de las 'suyas'. Pepe, así lo llaman sus amigos, se casó hace tres años. Y al siguiente llegó la pequeña, su impulso de cada mañana. A la que despierta para llevar a la guardería y la que le despierta su ambición torera: «Me hace recordar todos los días por qué quiero triunfar en el toreo: para solucionarle la vida». Es la otra reminiscencia faraónica del sobrino, que recuerda a cuando Curro quiso jubilar a su padre del Barranco del pescado y a su madre del almacén de aceitunas con aquellas primeras trescientas mil pesetas que ganó en la temporada de su debut en la Maestranza.
José reconoce que «si no fuera por ellas» hace tiempo que hubiera colgado los trajes. Los que le quedan, después de haber tenido que vender algunos «para tirar adelante». La utopía de sobrevivir exclusivamente del toreo en una situación profesional como la suya es una asfixia equiparable a la opresión del corbatín cuando el diestro intenta tragar saliva frente al morlaco. En estos años en los que, nunca mejor dicho, se ha tenido que apretar los machos, ha ejercido como repartidor y ha aprendido a cuadrar las cuentas de su casa mejor que un economista : «Nos conformamos con tener para comer y poder estar juntos».
Para el sobrino-nieto del Faraón de Camas, el toreo es «una vocación adictiva y dolorosa». «Cuando no toreas te vuelves loco; y cuando toreas, sufres una barbaridad. Pero sientes la obligación de hacerlo porque Dios te lo ha encomendado. Por eso odio que me deseen el 'disfrute' ante un animal, porque realmente se pasa mal. Y si te acoplas con el toro, vives tal éxtasis que te impide saber dónde estás. Es un cúmulo de miedos; como el físico, que te descompone literalmente el cuerpo, o el de la responsabilidad».
A esa responsabilidad es a la única que culpa de que su carrera no despegara en el albor. Las miradas esperaban ver a Curro Romero en la talla del sobrino. «Y es que eso era imposible, porque mi tío es único, inigualable». «Esa responsabilidad me hundía moralmente. No quería defraudar a nadie, y menos a mi tío». Ahora, a través de la fe, se considera un hombre más sereno y un torero más maduro. Que espera poder demostrar al aficionado «de Sevilla», adonde quiere regresar como matador de toros tras haber recibido el doctorado de manos de José María Manzanares y en presencia de Roca Rey en Requena (Valencia) en 2021. Paradójicamente, tomó los trastos de los maestros el mismo día en que Gonzalito, el fiel mozo de espadas de Curro Romero y su primer mentor, cambió el capote de brega terrenal por el del paseo celestial.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete