LA TAURINA DE ABC
Entre el resultado y la intención de los toreros
Si en Sevilla sigue pesando más la intención y el estilo que el resultadismo, el Domingo de Resurrección no tendría discusión
![Particular galleo por chicuelinas de Juan Ortega, rectificando sólo medio paso atrás –o hacia adelante–, en la pasada Feria de San Miguel](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/07/juan-ortega-flores-R2qOY619lHOhrSf2yUF6E6K-1200x840@diario_abc.jpg)
El nuevo éxito de convocatoria de la reciente Feria de San Miguel, con los tendidos de la Maestranza colmados las tres tardes y un cartel de 'no hay billetes', deja un elogioso montante de la presente temporada taurina de Sevilla: en trece de las ... dieciséis corridas de toros programadas se ha llenado la plaza. Una cifra insólita, pese a la apocalíptica situación que algunos tratan de vender, en la que han influido factores tan indiscutibles como la atracción que este invierno despertaron los dos puntales del serial –Morante y Roca Rey– y el consiguiente empujón que sus llenos dieron al resto de carteles 'libres', la favorable temperatura tanto del mes de abril como de un veranillo de San Miguel que no despertó hasta el arrastre de los dieciocho toros del ciclo otoñal –por cierto, que pocos pañuelos verdes se han visto este año– y la marcha atrás de la plataforma audiovisual de retransmisión, que paradójicamente fue el espaldarazo a la única corrida que pendía de un hilo a tres días de su celebración. De rondar los tres cuartos la corrida del viernes, a llenarse a última hora.
Si antes hacíamos mención al escaso número de devoluciones de toros, ahora conviene recordar el exceso de trofeos concedidos y la devaluación de una Puerta del Príncipe que ha perdido su histórica entidad. Un año más, el ciclo otoñal se ha saldado con una salida a hombros por el Paseo de Colón. Fue del intermitente Alejandro Talavante, que pasó de un feroz inicio de faena a sucumbir al afán de un módico triunfo, dejando escapar la oportunidad de lograr una faena rotunda ante el luminoso Dalia de Victoriano del Río. Fue de hecho la faena al quinto lo medular de su tarde, por el reposo y la hondura de su toreo. Volvió a preocupar el estado de un Sebastián Castella que empieza a resultar amortizado –al menos para la afición, seguramente no tanto para el entramado empresarial– y corroboró Daniel Luque su estado de plenitud ante la adversidad.
Si importantísima fue la corrida de toros de Victoriano del Río, incluso más por la finura de sus toros que por el destacado comportamiento, muy deficiente fue la que el sábado mandó Justo Hernández a través de su hierro de Garcigrande. Sólo aquel quinto toro de un Borja Jiménez salvó los honores de un encierro sin defensa alguna: feos y huérfanos de raza. Con un José María Manzanares en plena rampa de salida y un Roca Rey voluntarioso con el tercero y vacilante con el 'cierraplaza', fue ésta la tarde de Borja Jiménez que terminó autocensurándose con su angustiante espada.
Juan «hipérbole» Ortega
Más desapercibida pasó la despedida de Pablo Hermoso de Mendoza, pues ni se había aclarado si era ésta la última corrida de su carrera, ni el torero había mantenido una vinculación especial con esta tierra –hay que recordar que estuvo varias temporadas anteponiendo su campaña mexicana a su comparecencia en la Feria de Abril–, ni Sevilla olvida que sus caprichosos deseos son los culpables de que la gran figura del toreo a caballo, don Diego Ventura, siga sin haber sin debutado en una plaza como la de Pamplona.
Además de eso, el interés del postrer festejo se había centrado en el choque entre Juan Ortega y Pablo Aguado, un 'mano a mano' en el que la fortuna sonrió especialmente al primero de ellos, quien cuajó los momentos más hondos y rotundos de toda la Feria de San Miguel. Frente a quienes sólo parecen preocupados por los resultados, lo alado de Juan Ortega fue la reconciliación del resto con el toreo eterno. Por su intención y por su estilo. Un toreo que despierta la pasión, la enajenación y lo «hiperbólico». Mal que le pese a quienes no conocen qué es salir toreando de una plaza...
Si en Sevilla sigue pesando más la intención y el estilo que el resultadismo, el Domingo de Resurrección no tendría discusión: Morante de la Puebla, Daniel Luque y Juan Ortega.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete