El «enquistamiento» que viene a resolver el nuevo Reglamento Taurino de Andalucía

La Taurina de ABC

El nuevo reglamento andaluz, lejos de protagonismos políticos, es una acertada revisión de la normativa taurina

Éstas son todas las novedades del nuevo reglamento taurino de Andalucía

El nuevo Reglamento Taurino de Andalucía se aprobará el próximo mes de abril Raúl Doblado

Que en plena época de «cambios de criterio» como justificación de las más burdas mentiras venga un político anunciando un nuevo proyecto para resolver los «problemas enquistados», genera, cuando menos, cierta inquietud. Los políticos, por su histórica costumbre de incumplir todo aquello que ... han prometido, hace tiempo que perdieron la confianza del electorado. Que le pregunten a los aficionados a los toros, tan escamados después de ver que aquellos que en su día se daban codazos por aparecer en un callejón piden hoy, tras uno de esos «cambios de criterio», terminar con la «barbarie». Por ello, a muchos se les puso el corazón en un puño cuando, tras la llegada hace un lustro del nuevo Gobierno andaluz, se anunció la intención de renovar el Reglamento Taurino.

Cinco años escuchando en bucle, primero a Elías Bendodo –que fue quien lo impulsó– y ahora a Antonio Sanz –que es quien lo ha sacado adelante–, anunciar que era una revisión para «simplificar y agilizar los trámites, así como para abaratar costes». Aquello sonaba a taurinísimo brindis al sol. Pasaban las semanas, los meses y los años, pero aquello nunca se terminaba de materializar. Hasta que esta semana, reunido por fin el Consejo de Asuntos Taurinos de Andalucía, se presentó y aprobó el borrador definitivo del nuevo marco normativo que regulará la fiesta de los toros en la tierra de Joselito, Belmonte, Manolete y Ordóñez.

El texto, que aún no es oficial, ya ha sido puesto negro sobre blanco. Y las partes, en líneas generales, están conformes. Queda la consulta pública, que será cuando la afición pueda revisar un borrador que este pasado jueves adelantó en exclusiva ABC de Sevilla. Lo paradigmático de este nuevo marco normativo es que no ha despertado grandes controversias, lo que demuestra el acierto político: un lustro escuchando a todos los actores involucrados y consensuando cada paso hasta rematar un reglamento que, sin adanismos, vendrá únicamente a reforzar flecos sueltos y criterios ya caducos de la norma anterior (año 2006).

El nuevo reglamento parece, por fin, cumplir con lo anunciado por la Junta de Andalucía: irá «en beneficio de los protagonistas». Los empresarios, ya sea Ramón Valencia en la Maestranza o un modesto gestor de plazas portátiles, contarán con la Administración electrónica para acelerar los trámites burocráticos de cada festejo y verán rebajado esos costes; los toreros tendrán excepciones puntuales a la hora del sorteo de las reses en corridas singulares, festivales benéficos, manos a mano y alternativas; también podrán robar nuevos utensilios, previa autorización de la autoridad; los ganaderos sufrirán menor presión de los veterinario en plazas de baja categoría; y las cuadrillas permanecerán intocables en su composición, definiéndose con claridad el número de actuantes en función a las reses que se lidien.

La propuesta de la Junta de Andalucía, continuista y sensata, va acorde con los tiempos que corren. Sin grandes cambios, pero con grandes correcciones. Hay innovaciones clave, como la inclusión de los tentaderos como nueva modalidad de espectáculos públicos. Aunque, eso sí, equivocadamente anunciados como «nueva oportunidad de negocio». Este tipo de festejos, más que para ganar dinero, son una magnífica oportunidad para mantener viva la llama del toreo durante los meses de mayor sequía taurina. Pueblos como El Castillo de las Guardas, con una decena de ganaderías en su término municipal, que podrán celebrar, por un mínimo coste, tentaderos públicos con los que promocionar su tradición ganadera, fomentar la fiesta entre los jóvenes y aprovechar el reclamo turístico en beneficio de su hostelería.

También será clave el apartado de la seguridad de los actuantes, con mayor hincapié sobre los equipos médicos y las instalaciones sanitarias de las plazas de toros. Con la entrada en vigor de este nuevo marco normativo, las plazas portátiles, tan socorridas en muchas localidades de Andalucía, deberán contar con un local fijo al servicio del servicio médico del festejo. Aficionados y profesionales agradecerán esta renovación reglamentaria, que esclarecerá, por ejemplo, la entrada en quites de los toreros. Vaya desde esta Taurina el reconocimiento a los impulsores de este nuevo reglamento, del que sacará más rédito el sector taurino que los propios políticos.

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