ENTREVISTA | TOROS
El Cid: «Quiero que el aficionado vea en mí una versión remasterizada»
El torero de Salteras afronta la celebración de sus veinticinco años de alternativa con la ilusión de volver a las principales ferias

–Retrocedamos un par de años: me dijo que de quedarse fuera de las ferias, no sería una decepción. ¿Sigue pensando igual?
–Entiendo que al principio tuvieran dudas sobre cómo iba a reaparecer, pero he demostrado en estas dos temporadas que estoy mejor de ... como me fui. Sé que las ferias se han acortado y que hay muchos toreros con interés, pero seguiré luchando por estar en esos sitios en los que creo que debí estar.
–Para muchos, entre los que me incluyo, fue una sorpresa aquella reaparición en la Feria de Abril del 2023 con toros de Victorino.
–Aquel tiempo parado me vino bien para resetear mi concepto y forma de torear. Mi toreo ha mejorado, ahora soy capaz de cuajar mejor los toros. Sabía que en aquella reaparición no iba a estar mal, no sentía presión por la plaza, ganadería o compañeros. Sabía que si un toro se escurría, lo entendería.
–Pero cómo es posible que a su edad, y después de varios años sin ponerse el traje de luces, estuviera incluso mejor que en sus últimas temporadas en activo.
–Tuve una gran preparación mental. Además, creo que he evolucionado o perfeccionado mi técnica a la vez que la selección del toro, que nada tiene que ver con el de hace veinte años. La embestida y situación del toro es clave para el torero. Por ejemplo, mi carrera, que siempre estuvo ligada a la ganadería de Victorino, atravesó una etapa complicada cuando ésta atravesó aquel bache de dureza. Eso me lo tragué yo y, lógicamente, hizo mella. Ahora, su toro ha evolucionado, como el de Juan Pedro o el de Victoriano del Río.
–Pocos habíamos reparado en la simultaneidad de los baches de Victorino y su propia carrera.
–En las ferias importantes siempre mataba sus toros. Fue una ganadería que me lanzó y que me dio mucho, pero que inició un nivel medio-bajo a partir de aquel mano a mano con Morante. Fueron años en los que era muy difícil torear un toro bien. ¿Pudo eso afectar a mi carrera? Pues sí, y más cuando mi trayectoria se mantenía arriba gracias a los triunfos. A eso se le unió la muerte de mi padre, que me afectó especialmente. En el momento en el que no llegaron los habituales triunfos en Sevilla y Madrid, todo se desmoronó.
–Cuando ese tipo de toro pierde su entrega y celo en los engaños, el torero comienza a ganar inseguridad. Incluso duda de si es el toro o es él.
–Es un toro que hasta que no coges la muleta no sabes a dónde irá. Para eso se necesita muchísima seguridad en uno mismo. Te crea dudas. Además que yo siempre he tenido claro que es de tontos que te coja un toro malo que sólo te quiere rebañar. Al que hay que cuajar es al toro bueno, ése es el que te da grandeza y se queda en la retina de los aficionados.
–Ésta, como tantas otras ganaderías, parecen ahora más 'muleteras' que nunca.
–Todo ha evolucionado en positivo. Ahora embisten muchos toros en plazas como Sevilla y Madrid, que es algo muy importante. Y se ha abierto el abanico de las ganaderías, que ya no son siempre las mismas.
–Analizando estas dos temporadas, fue una sorpresa que a Madrid sólo fuera, a última hora, por la vía de la sustitución.
–No quiero menospreciar a nadie, pero pienso que en Madrid he tenido un gran currículum. Acepté sustituir a Morante aquel 12 de octubre y no se devolvió ni una entrada.
–Tampoco le atendieron en otras plazas.
–Entiendo que el primer año, después de cuatro temporadas fuera, las empresas tuvieran dudas; pero el año pasado debí estar en algunas ferias más. Como Bilbao, donde hice la gesta de mi vida y sólo me llamaron para una corrida que no era la acorde para mí.
–¿Fue ese el detonante de la ruptura con Santi Ellauri?
–No, es mi compadre y mantenemos la relación. Llegó el final de temporada y vimos que la cosa no había despegado como habíamos querido. En las ocho corridas que he toreado he demostrado un nivel muy bueno. Dos tardes en Zaragoza con corridas muy duras, una de Miura en Sanlúcar... De mi parte está el cortar las orejas y del apoderado llamar. Santi lo intentó, pero no le dieron el sitio que él merecía. Le hicieron un feo, gente que creía que le iban a atender.
–Ahora tiene nuevo apoderado: Josete. ¿Quién es?
–Un chaval joven relacionado con la empresa de Alicante. Es amigo mío desde hace tiempo y tiene ilusión. La persona que menos te pienses puede ser clave. La gente ya sabe quién es El Cid y creo que él me puede encajar. Es una nueva aventura para los dos.
–¿Qué proyecto os habéis marcado?
–Es un año muy especial para mí. Hago veinticinco años de alternativa, una cifra que no todos los toreros alcanzan. Me gustaría ir a plazas importantes en mi carrera a las que este año no he ido: Bilbao, Madrid, Santander... Y también volver a Francia.
–En estos veinticinco años, como hemos hablado, ha cambiado el toro y el público, ¿pero en qué ha cambiado 'El Cid'?
–El tiempo te da poso. No soy la misma persona, tengo otra soltura y reflexiono las cosas. Pido un favor cuando sé que me lo pueden dar, no pido cosas imposibles. Con el tiempo descubres que ni todos eran tan buenos como parecían ni todos son tan malos. Miras desde otro prisma. Ahora trato de estudiar al toro desde que sale por la puerta para poder cuajarlo. Al principio, con la bisoñez, sólo quieres cortar las orejas sin tratar de cuajar los toros como cuando ya tienes esta tranquilidad. Por eso tienen tanto mérito los toreros que desde jóvenes se han convertido en figurones. Son elegidos.
–Dice que trata de analizar al toro cuando sale. ¿Acierta en esa radiografía?
–Hay veces que sí, y otras en las que me engaña. Intento fijarme en lo positivo, en los detalles que me pueden beneficiar. Hoy día salen toros muy cambiantes que parecen que te van a ayudar y no te ayudan. Como no andes listo con ellos, se te van en un momento.
–Sigue compartiendo fotos con el futbolista Joaquín Sánchez en el campo. ¿Por qué no toreó finalmente ese festival?
–El festival estaba organizado para final de temporada en El Puerto de Santa María, pero sus compromisos profesionales y televisivos le obligaron a paralizarlo, de momento. Tiene la ilusión de hacerlo de manera benéfica para su fundación, con la que ayuda a mucha gente y a niños con cáncer. Nunca ha escondido su vocación torera, pese a que le pueda perjudicar reputacionalmente. Hace unas semanas volvimos al campo y toreó su vaquita.
–¿Qué le pidió a los Reyes Magos para el 2025?
–Suerte para todos los toreros, que haya pocos percances y disfrutar de la temporada. Que se cumpla el esquema que tengo ahora mismo y que vean mi nueva versión, una versión clásica remasterizada.
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