SALAMANCA
El Juli corta un rabo en su apoteósica cuenta atrás y en la triunfal despedida de López Chaves
El madrileño volvió a poner banderillas y formó un alboroto en el sexto de una buena corrida. Emotivísima tarde, donde el salmantino se cortó la coleta y la nota amarga fue la cornada de Pilo
Talavante pone el triunfo y Emilio de Justo el toreo caro

La Universidad de Salamanca cabe en la mente de El Juli, que impartió su última lección en la Glorieta. Cuando la tarde parecía escrita para la despedida de Domingo López Chaves, Julián López ingenió una faena cum laude. De dos orejas y ... rabo tras sembrar una locura en los tendidos salmantinos, que se llenaron en tres cuartos largos pese a la baja de Morante y al desapacible tiempo. Que Eolo no quiso perderse ni el adiós del torero de Ledesma ni la cuenta atrás de la figura madrileña. Apoteósico final con una variada buena corrida concurso, cuya nota amarga fue la doble cornada de Pilo.

Se despedía Domingo López Chaves de los ruedos en su tierra salmantina. Una ovación de gala le tributaron. Desde el burladero El Juli aplaudía a su compañero. Un homenaje a su adiós. De torero a torero. Se agolpaban los sentimientos en la máxima figura, que cumplía su antepenúltimo paseíllo antes de su retirada dentro de diez días. Era el mano a mano del que se iba hoy y del que se irá el 1 de octubre en una corrida concurso con ganaderías de la tierra charra.

Cartuchero estrenó la arena, del mismo bautismo que aquel de San Isidro que puso a todo el mundo de acuerdo. Y no falló en cuanto a reata el del Puerto de San Lorenzo, con una prometedora embestida. Y espectacular, pues de modo estrepitoso derribó al picador en un momento de máxima tensión, con Javier Román debajo del peto. Tras un brindis íntimo, el de Ledesma se hincó de rodillas de modo vibrante, pero el pitón sobresaliente para catar era el zurdo, como se vería en la serie de más temple y logro. O en aquel cambio de mano. Tuvieron sabor los doblones del epílogo antes de la efectiva espada. Suyas fueron las dos primeras orejas de un gran Cartuchero, premiado a la postre como ejemplar más bravo.
Y de pronto El Juli paró el tiempo en una media. Casi entera con ese modo de envolverse a Enrollado tras las chicuelinas. Quiso poner largo al estrechito Garcigrande en el caballo antes de la lidia por abajo de Soler en un duro tercio de banderillas. José Núñez Pilo resultó prendido tras perder pie en banderillas. Desde la grada se apreciaba que el pitón se había hundido en la piel del extremeño. Y cojeando se dirigió por su propio pie hacia la enfermería con dos cornadas, una en el muslo y otra en el gemelo. Caras de amargura en el callejón, pero El Juli, en su condición de máxima figura, tiró para delante con una entrega alucinante. Al Niño de la Capea brindó el toro, al que metió en vereda desde las dobladas. Había que llevarlo tapadísimo y pulseándolo. Y así lo hizo el madrileño, que tiró de la embestida y lo empujó a romper. Más y más. En un palmo de terreno cosió un epílogo de maestro. «¡Eres más grande que la catedral de Burgos!», le gritaron. Que la catedral burgalesa y con la listeza de la Universidad salmantina. Aunque la espada no sería la más pura, lo que le privó del doble trofeo. En uno quedó.
Aplaudieron la seriedad del toro de José Enrique Fraile de Valdefresno. Hasta la pezuña sangraba tras derribar a Héctor Piña, elegido mejor picador. Menudo fue en la muleta, con un pitón derecho que se abría tela. Y más aún lo abría López Chaves en una faena algo tosca y de escasa reunión, pero seguida con entusiasta cariño por sus paisanos. Comenzó a despedirse de cada muletazo más desentendido, pero acudía con nobleza al cite. Pinchó antes de la estocada y el puntillero levantó al interesantísimo toro, lo que enfrió algo la petición. Igual dio: era día de despedida y el palco andaba gentil.
Como hiciera anteriormente Chaves, ahora fue El Juli quien brindaría a su compañero el cuarto, un toro cabezón pero a la vez de agradable cara. De Domingo Hernández era, pues el concurso, tras la baja de Morante, se ajustó para que la figura del cartel se encontrase por partida doble con su ganadería predilecta. Más deslucido fue este castaño, protestón y revoltoso en los de pecho, aunque obediente a la técnica julista. Pinchó y saludó una ovación.

Lucía sus puntas negras el quinto, altote pero de guapa cara y con cuello para embestir. Despacito brotaron las chicuelinas del quite a Jabalino. Era el último toro de la vida de López Chaves, que brindó a su mujer y a sus hijos. Se desplomó el de Carmen Lorenzo en el burladero antes del accidentado comienzo de rodillas. Y de esa guisa siguió, con arrestos y templanza. En pie se puso la plaza con una gigantesca ovación al torero, que quiso torear más despacio que nunca. Como si no quisiera que la faena se acabara, como si no quisiera poner el broche a su carrera. Con muletazos cortitos toreó a Jabalino, aprovechando la clasecita de su medio recorrido. Ya con su estilo más acamperado, cuando cambió de senda, sufrió otro susto. Y rápidamente regresó con dispuestas ganas. Desde el callejón le decían que era la hora de matar, pero Domingo siguió con naturalidad diestra. Y otra más de lento son. Un silencio se hizo cuando cuadraba al toro. Ni el fallo con el acero le privó del cariñoso premio, como reconocimiento a la faena, sí, pero sobre todo a su honrada y dignísima carrera. Emotivísima fueron la vuelta al ruedo y el corte de coleta, con sus hijos caminando hacia el platillo junto al padre para simbolizar el inolvidable momento. Se caía la plaza en las ovaciones, se caían las lágrimas.
Feria de Salamanca
- Plaza de toros de la Glorieta. Jueves, 20 de septiembre de 2023. Tres cuartos lagos de entrada. Toros, por este orden, de Puerto de San Lorenzo (elegido mejor ejemplar), Garcigrande, José Enrique Fraile de Valdefresno, Domingo Hernández, Carmen Lorenzo y García Jiménez, variados de hechuras y comportamiento, de buen juego, salvo el más deslucido 4º; el 6º fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
- Domingo López Chaves, de celeste y oro. Estocada corta (dos orejas). En el tercero, pinchazo sin soltar y estocada trasera (oreja). En el quinto, pinchazo, otro hondo, estocada atravesada y descabello (oreja).
- El Juli, de corinto y oro. Pinchazo y estocada trasera (oreja). En el cuarto, dos pinchazos y media tendida (saludos). En el sexto, estocada (dos orejas y rabo).
Pero cuando de verdad crujió el tendido fue cuando El Juli cogió los palos. «Quietos todos». Y con raza colocó tres pares como tres soles, con uno por los adentros de enorme ajuste y riesgo. «¡Torero, torero!», se desgañitaba el gentío. Como un novillero con la hierba en la boca había salido Julián, que saludó ya de rodillas al Ateo de Matilla, entusiasmó en las lopecinas y de hinojos prologó la faena, marcando los tiempos y las distancias. Lo de El Juli era (y es) otra película. Qué capacidad para prender la chispa, para que ardiera la hoguera. Tras conceder espacios, fue acortando terrenos con autoritario temple, con redondos en todas las direcciones, con la ambición propia de un fuera de serie. Si alguien pensó que El Juli se iba a dejar ganar la partida y marcharse a pie es que no conocía a El Juli... De un espadazo reventó al toro, al que cortó las dos orejas y el rabo mientras a Ateo le concedían una exagerada vuelta en el arrastre. Apoteósica la cuenta atrás de Julián López, a hombros con López Chaves.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete