Rústico salva el honor de una insufrible novillada de López Gibaja

Menos mal que en quinto lugar saltó Rústico, que a la postre llegó para salvar el honor malherido de un insufrible conjunto de López Gibaja. Ni por presentación ni por fuerzas ni por bravura destacaron los otros cinco astados del hierro titular del tercer festejo de la Feria del Pilar. Inválidos, sin casta ni fuelle para mantenerse en pie, algunos con malas intenciones, y en cuanto a trapío, una escalera.

Falló el ganadero a la hora de traer una novillada acorde con la categoría de una plaza de primera y el prestigio del ciclo pilarista. Protestados ya de salida, el segundo un becerro indecente ante el que los aficionados se hacían cruces de cómo pudo pasar el reconocimiento; otros plegándose en el caballo, y rodando por la arena en cuanto les plantaban cara con capotes y muletas. Una novillada para olvidar, como un mal sueño.

En medio del infumable festejo salió Rústico, bien armado y con intención de embestir por abajo. El oasis, que puso la cordura de lo que debió ser toda la tarde y no fue. El novillo cumplió en varas y se arrancó con presteza a los engaños. Enfrente tuvo a un Diego García entusiasta, pero que no puso en su muleta todo el poder y el mando que pedía Rústico. La faena, brindada al público, fue larga, con muchos muletazos a izquierda y derecha, valerosa, pero… Todo quedó en una ovación tras fallar con la espada. En el segundo dio una vuelta al ruedo al reconocerle algunos buenos momentos.

Santana Claros pechó con dos novillos ayunos de fuerza ante los que lo intentó todo, pero sin que sus trasteos levantaran el vuelo por culpa del ganado. Silencio y ovación fue su balance. Como también fue silenciado Álvaro Alarcón, que toreó al natural muy templado y largo al deslucido tercero y pasaportó con eficacia al sexto, un manso que se puso más que complicado.