Roca Rey conmueve a La México y corta cuatro orejas y un rabo
Tarde grande del peruano, a hombros con el ganadero de Xajay
Disturbios fuera y tres avisos dentro
El matador peruano Andrés Roca Rey conmovió a la Plaza México. Cortó cuatro orejas a los toros de Xajay y un rabo, el 131 en la historia de la Monumental, que mañana cumple 79 años de vida.
Después de escuchar los tres ... avisos el pasado año, en esta ocasión obtuvo el triunfo máximo con un lote de enorme calidad. Dos toros bravos, de distintos matices, de Xajay. Aunque les exigió mucho, ambos respondieron, rebosantes de transmisión y recorrido. Esto es un dato no menor porque en las últimas corridas los lotes de las diversas ganaderías habían dejado, en general, mucho que desear.
Rocar Rey protagonizó una faena de enorme categoría, en la se puso de rodillas, para después alargar los muletazos, templar y dejar una buena estocada consiguiendo sus primeros dos apéndices, se fue a la puerta de toriles también de hinojos a esperar a su segundo, otro buen toro de Xajay, bravo y con calidad, al que le hizo una faena igualmente entregada, pero ahora con más tersura que terminó por convencer a los aficionados.
Y es que la del segundo toro de su lote fue una faena grande, en la que Roca Rey cuajó bellas verónicas y chicuelinas y luego, más que una larga, un eterno remate. Sus intenciones eran claras: de rodillas, con un péndulo, inició su faena eslabonando varios pases en esa postura. Después hubo emoción y buenos momentos, con temple y mando, por ambos pitones.
Los alternantes Joselito Adame y Arturo Gilio no tuvieron la misma suerte. Adame ligó ajustadas y templadas chicuelinas a su primero de Xajay, que fue bravo al caballo.Luego con la muleta, el astado marcó su querencia a las tablas, hasta donde un esforzado Joselito lo buscó para conseguir meritorios muletazos que el público le reconoció. Mató de estocada.
Con su segundo, Adame tuvo más colaboración y se lo llevó a los medios para estructurar su faena, que no fue fácil porque el astado desarrolló bravura seca. Sin embargo, Joselito, quien no estuvo a gusto, dio la cara con un toro incómodo. Tardó en matar y escuchó un aviso.
Gilio batalló con su primero, que no fue fácil. Se ponía por delante y aunque Arturo intentó por ambas manos, poco fructífero fue su esfuerzo. Pinchazo y estocada para retirarse en silencio. Luego el sexto, deslucido y huidizo, no fue propicio para la voluntad del lagunero.
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