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Albacete

Lo clásico (también en el toreo) se escribe a mano y con renglones torcidos

El Cid de los grandes tiempos y un extraordinario Emilio de Justo pinchan lujosas faenas a una premiada corrida de La Quinta, en la que ambos debieron marcharse a hombros

Roca paró la tormenta en su último combate con El Juli

La izquierda de Manuel Jesús 'El Cid' Alcolea
Rosario Pérez

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Sólo los que escriben a mano echan borrones. Sin teclados ni programas que corrijan palabras ni el verbo del toreo. Con la pureza de las yemas, con las muñecas rotas. A mano. Qué bonito suena. Y qué extraño... Querido Bruno, siempre nos quedarán los ... viejos mayorales, los de la libreta Oxford y el boli Bic Cristal. Los hombres del campo que aún apuntan en hojas blancas y sacos de papel Covap. Con sus tachones y sus borraduras. Una rareza en estos tiempos, en los que a este ritmo ya nadie escribirá con renglones torcidos. Ni siquiera Dios, al que algunos ya rezan con el catecismo digital. Pero siempre nos quedarán aquellos que se santiguan con una mano, como el ganadero de La Quinta, que lidió dos toros de vuelta al ruedo. Y siempre nos quedará El Cid de las nostalgias, que ha vuelto como en su mejor época, con el toreo en la palma (de la mano, claro). Sin cadenas ni presión para encadenar contratos, que por cierto se cuentan con los dedos de una mano; lo opuesto a otros reaparecidos...

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