Ponce, más Ponce que nunca, a hombros en la Misericordia

Ante el cuarto, un juampedro de 630 kilos, dejó lo mejor de sí, su guante de seda, su poder, las supremas elegancias, y todo siempre a más en una obra para el recuerdo. De mazapán el toraco y de dulce y oro el diestro, que más parecía que estaba disfrutando del día de su debut en los noventa, que de la tarde de su despedida. Un adiós con un nudo en la garganta cuando se fue a brindar el primer toro a doctor Val Carreres y a Mariano de la Viña con el recuerdo amargo de la tarde del 13 de octubre de 2019. Fue como romper un maleficio.

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Por la puerta grande debieron acompañar al maestro Emilio de Justo y el aragonés Jorge Isiegas, que se entregaron e hicieron méritos para conseguir un triunfo más rotundo que la oreja por cabeza que se llevaron. Isiegas toreó con profundidad y raza de torero hambriento de éxitos al tercero. Lo tenía en la mano, los naturales plenos de temple sobresalieron en una faena de gran compromiso, pero el pinchazo le privó del ansiado doble premio. Y otro se lo quedó el palco al negarle una oreja en el sexto ante el que anduvo firme y solvente.

Como Emilio de Justo, arrebatado desde que se fue a porta gayola en el quinto al que cuajó una faena de enorme intensidad y bien rematada a espadas, que el usía no consideró de dos orejas.