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Aarón, un torero de Palacio, capaz de aficionar hasta a una madre antitaurina

El novillero de las Cinco Villas, con la hierba en la boca, entusiasma con su puro e ilusionantísmo concepto y corta una oreja como Jarocho, que tuvo el mejor novillo (el sobrero) de José Cruz

¿Cuánto dura el desamor? Un mar de trincherazos de Pablo Aguado

Aarón Palacio, de rodillas en el quinto BMF
Rosario Pérez

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Salió un novillero con la hierba en la boca y Vista Alegre se embelesó. Querer. Querer. Y querer. Y volver a querer. Siempre queriendo. Sin dar un paso atrás. Con un valor desbocado para interpretar el toreo despacio, con un concepto que bebe en ... las fuentes más puras –desde José Tomás a Morante–, con ese aroma de arte que atrapa e incita a esperarlo, tanto que es capaz de aficionar a su madre, otrora antitaurina. Porque la sorpresa de Aarón Palacio conmovió como ninguna. Con el verdor lógico de su bisoñez, con ese punto que le falta para asentar la mente tanto como sus zapatillas. Del talento de las Cinco Villas, el de más frescura, con enorme conexión y un aroma de torero grande, salió hablando la afición bilbaína. Y eso que sus compañeros también ofrecieron motivos para la ilusión, desde el cuajado Jarocho, a diez días de convertirse en matador de toros, a Javier Zulueta, con sus lentificadas maneras. Para parar aún más los seis minutos de retraso del reloj del coso, a los que se sumarían la parsimonia entre capítulo y capítulo y la devolución del primero. Hasta tres horas duró el espectáculo...

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