Qué torero Jorge Martínez... aunque Madrid no se enterara
El debutante Jorge Molina causa también una fenomenal impresión en tarde de lluvia
El impacto de Parejo en un duro examen

Qué torero Jorge Martínez. Lo es de novillero y lo será de matador. Aunque el personal no se enterara de la dimensión que dio en la novillada de Montealto, tanto con el bueno como con el dificultoso. Temple traía el primero, Corcelero, y temple ... aplicó el de Totana, con un concepto clásico para paladares que distinguen entre lo artificial y lo natural. Aroma desprendían ya los bonitos ayudados del prólogo en su cadenciosa faena. Lástima que la calidad del animal no anduviese acompañada de mayor empuje, lo que hizo que el conjunto no calara lo suficiente. Y eso que hubo zurdazos de sobresaliente pureza. Pero allí lo que mojaba era el agua y todo quedó en rácanos saludos.
De mayor calibre aún fue su dimensión en el cuarto, carente de la clase del anterior y con continuos derrotes. Presto acudía a los engaños, pero siempre acababa a la defensiva, áspero e informal. Con firmeza de planta, muy asentado, le planteó faena el murciano, aunque la gente asistía con una extraña frialdad a lo que se guisaba en ese momento. Una cocina de chef con mando y tacto. Hasta dominar completamente la compleja embestida. Muy seria la actuación del discípulo de Ruiz Manuel, que ambicionaba más y pareció marcharse contrariado por el escaso eco.
Sí conectó con el público otro Jorge, el debutante Molina, que exhibió un valor de quilates y una esperanzadora proyección. Nada que ver con el que abrió plaza apuntaba el playero segundo, que mejoró en la lidia de Navazo. Muy bueno el inicio genuflexo del torrijeño, que mostró su aplomo con Veraniego bajo la lluvia. Sincera su entrega, con las telas al hocico y buscando la colocación. Gustó su sello en el mansote quinto y dejó claro que le aguarda un prometedor futuro si mejora con el acero. Fenomenal su toma de contacto venteña.
Feria de San Isidro
- Monumental de las Ventas. Martes, 23 de mayo de 2023. Duodécimo festejo. Casi 18.000 personas. Novillos de Montealto, bien presentados dentro de la desigualdad; bajos de raza, noblotes unos, más deslucidos otros; destacó la clase del 1º.
- Jorge Martínez, de grana y oro. Estocada desprendida (saludos). En el cuarto, estocada corta (saludos).
- Jorge Molina, de marino y oro. Estocada delantera y contraria y descabello. Aviso (petición y saludos). En el quinto, dos pinchazos, estocada y dos descabellos. Aviso (saludos).
- Sergio Rodríguez, de azul pavo y oro. Dos pinchazos y estocada desprendida. Aviso (saludos). En el sexto, estocada y varios descabellos. Aviso (silencio).
Se presentaba Sergio Rodríguez, otro ilusionante novel. Conectó desde su inicio de rodillas al tercero, de mejor condición que el sexto, un deslucido torito –se esperaba más del ganado– en el que se atascó con el verduguillo. Jarreaba entonces en una plaza que apenas se enteró de la importancia torera de Martínez, preparado para dar el salto al escalafón donde crece la barba.
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