Hablando de José Tomás el día de Morante: «Va a torear este verano»
Camino de la primera corrida de San Isidro, me contaron con toda la naturalidad que «mató seis toros» en una finca cercana a Galapagar hace unos días y que «está a punto de firmar para matar cuatro toros» este verano. Si es o será, dentro de muy poco se sabrá
No es política, son toros, los únicos que dicen la verdad
![José Tomás, en la plaza de Alicante](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/11/tomas3-RPFCnCOAbQFTsEYJsugwnzL-1200x840@diario_abc.jpg)
Camino de la plaza, mientras soñábamos con la torería de Morante, un señor me preguntó dónde iba la gente tan arremolinada y con tanta prisa. «Hoy torea Morante», le dije. Y el hombre, cuya profesión no desvelaré para no ponerlo en un brete, me soltó: « ... Qué malo es Morante». Se me cambió entonces el gesto a miureño, mientras pensaba: «Señor, perdónalo porque no sabe lo que dice». Y me limité a responder: «No estoy de acuerdo». No tenía ganas de arrancar la feria con una discusión. «El bueno de verdad es José Tomás», me dijo. «El más íntegro, el más de verdad», le respondí. Y no es que lo diga yo, sino que recordé las palabras que un día me dijo Martín Arranz sobre el «tío más auténtico». Entonces me contó que se había encontrado recientemente a Joselito por el barrio Salamanca, «pero no vive aquí».
Y regresó a José Tomás. «Qué tío, el finde pasado quiso matar seis toros al lado de Galapagar. Es de otra planeta, a mi padre le encanta, es al que le gustan los toros de verdad. Somos amigos del pueblo». Se refirió a sus barbas, a su canoso pelo, a su enjuta cintura, a un dios terrenal. «Pues va a torear este año, está a punto de firmarlo. Cuatro toros». Yo, incrédula ante lo que la Avenida de los Toreros me ofrecía sin esperarlo, le pregunté entonces: «¿Usted cree?» «Me lo dijo él, que se va a anunciar pronto. No sé si me dijo Alicante o Granada». ¿O Málaga?, pregunté, pensando que era una feria aún no anunciada y con la picassiana pendiente. «Como yo no suelo ir, no presté atención bien al sitio, pero sí me contó que iba a torear. Creo que dijo Granada o Alicante (se quedó pensativo un rato). Le puedo preguntar y mandarle un mensaje, aunque lo mismo y tarda una semana en responderme. No es muy de móvil».
El hombre, cuyas iniciales tampoco desvelaré, habló tanto, y todo bueno, con una admiración mayúscula de José Tomás, que se refirió a su generosidad, a lo que ayudaba a los suyos, a su amistad con toreros como Manzanares, a su valor descomunal y a sus valores. Más grandes aún. Habló y habló y mis prisas se olvidaron.
A la llegada a Las Ventas comenzó de nuevo la espera a Morante. Y a la salida pensaba otra vez en José Tomás. ¿Será verdad que torea este verano? El hombre, al que quizá alguno reconozca en estas líneas, no tenía por qué inventa. Él no sabía que yo era periodista, aunque sí aficionada. De las que han pagado y pagarían por ver a José Tomás.
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