Juan del Val: «Nombrar a ese tipo ministro de Cultura es una provocación, pero como no nos dan nada, tampoco nos pueden quitar mucho»
El autor de 'Bocabesada' y Paco Ureña acompañan a Federico Arnás en la puesta de largo de su obra '¡Qué sabras tú... de toros!'
El toro que se coló en un cine y otras cuestiones imposibles: ¡qué sabrás tú de toros!

El Ateneo de Madrid colgó el 'No hay billetes' para acoger la presentación del nuevo libro de Federico Arnás, '¡Qué sabrás tú... de toros!'. Una obra sobre la historia de la tauromaquia que plantea 365 preguntas (una para cada día del año), con tres ... soluciones posibles, dividido en once capítulos. «A medida que iba buscando datos, me iban surgiendo más preguntas», cuenta el autor sobre cómo surgió la idea de la obra, y lanzó a los presentes una pregunta: ¿sabemos, o creemos saber de toros?
«Hay veces que no sé nada de toros», comenzó diciendo Paco Ureña. «Cada día aprendo algo. Se llega a conocer muchas cosas de este mundo gracias a aficionados o ganaderos». Todos los que formaban la mesa coincidían en que el eje de este espectáculo es el toro: «Si no se comprende cómo es el toro, no se puede ser buen aficionado», dijo Juan del Val, mientras que el torero lorquino asentía explicando que «el toro es el que te enseña todo. He tenido toros extraordinarios que no he sido capaz de comprender, y también he tenido el caso contrario, con toros malos que he sabido entenderme con él».
Esto dio pie a una anécdota de Paco. Ocurrió durante el San Isidro 2017, mientras toreaba al toro Pastelero, un fiero animal de Victorino: «Recuerdo que estaba delante de él, y me sentía tan intimidado, parecía que me iba a arrancar la cabeza. En la segunda tanda iba yo hacía él, y empecé a abrir los ojos, como para marcarle, y es curioso, porque a medida que yo iba abriendo los ojos, él también lo hacía. Pensé que era casualidad, pero siguió haciéndolo y me dejó marcado. Los toros con su mirada dicen mucho». Sobre el libro que nos ocupaba, dijo que era un libro muy ameno, hasta para los poco lectores, porque se puede leer poco a poco y sin orden, «pero me he dado cuenta de que no sé nada», comentó riéndose.
«Yo de joven no entendía lo que es el toreo. Como casi todo en la vida, es mucho más difícil ver lo bueno que lo malo», dijo el periodista Juan del Val, que siempre que puede muestra públicamente su afición. «Siendo un mundo complejo, el sitio donde más valores, talento, alegría, brillantez y profundidad es el toreo. Casi todo lo que yo he hecho y escrito tiene unos pilares que tienen mucho que ver con el toreo». El escritor, optimista por naturaleza, augura un buen fututo a la Fiesta: «Yo he vivido en los medios que desde el 2015 hasta la pandemia era tremendo decir que se era aficionado, era demoledor, y eso ha bajado. Ahora hay muchos aficionados jóvenes y adolescentes». Muy de cerca ha visto la afición de la juventud, ya que su hijo Pau es un enamorado de este mundo («es capaz de saberse todas las preguntas de este libro, me cae fatal», dijo su padre entre risas), y sus otros hijos se están empezando a interesar.
Esto, inevitablemente, nos hace pensar en el nuevo ministro de Cultura, un antitaurino declarado. Un aficionado, presente en el Ateneo, sacó el tema, preguntando que qué se puede pedir al nuevo Gobierno. «Que se queden quietos», exclamó Ureña. «Libertad, basada en las leyes que nos amparan», respondió Arnás. «A mí no me da miedo ese Ministerio... peor puede ser el de Infancia y Juventud con el acceso a los menores y las Escuelas». Juan del Val, por el contrario, opinaba que ese Ministerio no es nada. «Nombrar a ese tipo ministro de Cultura es una provocación. Pero como no nos dan nada, tampoco nos pueden quitar mucho. Y respecto al Ministerio de Infancia, creo que no se va a mover, porque no hay capacidad operativa en ese Ministerio para hacer nada malo. Ni bueno tampoco, claro...»
También ha observado este cambio generacional en los tendidos David González, que animaba a los aficionados a hacer apostolado taurino. «Estamos iniciando una remontada, está volviendo esa naturalidad del anaquel de librerías dedicadas a la tauromaquia, que hace años era imposible. Tenemos un buen pálpito, y no sin motivo: ya vamos por la tercera edición de este libro». Incluso una segunda parte podría hacer Federico, que llegó a escribir 700 preguntas en un principio.
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