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ABC Cultural

FERIA DEL MILAGRO

Andrés Roca Rey, el torero que volvía locas a las masas

Corta cuatro orejas y sale a hombros con Manzanares en una tarde de lleno total en Illescas

Roca Rey: «Si he venido desde tan lejos, si he venido desde Perú, es para ser el número 1»

Roca Rey torea de rodillas al sexto de la tarde Efe
Juan Antonio Pérez

Juan Antonio Pérez

Illescas (Toledo)

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Hay ganas de jarana, hay ganas de primavera y hay ganas de toros. Se demostró este sábado en Illescas, en su Feria del Milagro, con un lleno a reventar en un cartel de relumbrón para ver a tres figuras. El triunfador de la tarde fue, cómo no, el peruano Andrés Roca Rey, el cóndor que encandila a las masas y que cortó cuatro orejas en un derroche de valentía. José María Manzanares, quien quizá hizo el toreo más profundo de la tarde, se quedó en dos; y Talavante, que parece recuperado del inmenso bache del 2022, se conformó con una.

Esta temporada, después de casi 20 de alternativa, Manzanares se ha decidido a abrir carteles. Nunca es tarde. En el primero se lució con el capote, muy asentado, sacándose el toro a los medios. Y sería lo único digno de destacar, pues al tercer muletazo Miedoso rodó y ya no hubo nada que hacer. Al cuarto le dio tiempo. En cuanto bajaba la mano, Morisqueto hincaba los cuernos en la arena. La sospecha era que enseguida se iba a acabar lo que se daba, pero Manzanares sabe bastante más que la gente del tendido y poco a poco, a media altura, le fue metiendo en el canasto. Se prodigó con la izquierda más de lo que en él es habitual y logró buenos naturales. Y con la derecha enlazó series de cuatro o cinco muletazos rematados con los de pecho, donde es imbatible. No hay nadie con su empaque. Aunque el subalterno levantó con la puntilla a Morisqueto, le premiaron con dos merecidos apéndices y el toro fue aplaudido en el arrastre.

Feria del Milagro

  • Plaza de toros de Illescas. Sábado, 11 de marzo de 2023. Primera de feria. Lleno total en tarde primaveral. Toros de la ganadería de Daniel Ruiz (incluido el sobrero, 5º bis), los dos primeros lamentables. El tercero humilló, aunque se acabó pronto. Bueno el cuarto, Morisqueto, aplaudido. Nobles los dos últimos.
  • José María Manzanares, de rioja y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el cuarto, estocada (dos orejas).
  • Alejandro Talavante, de rioja y oro. Cuatro pinchazos y estocada corta (silencio). Estocada y descabello (una oreja).
  • Roca Rey, de grana y oro. Estocada (dos orejas). En el sexto, estocada (dos orejas).

Si Miedoso era un inválido, Lechón también castaño, era usuario del Hospital Nacional de Parapléjicos de la vecina Toledo. ¡Vaya nombres les ponen a los animales! «Qué vergüenza», gritó un señor cuando el varilarguero de Talavante le aplicó cuidados paliativos y el matador ni siquiera hizo el intento de disimular el fraude. Con el quinto, un noble (por algo se llamaba Duque), Talavante realizó ese toreo por el que siempre se le espera. Muy apretado y muy ligado, enroscándose con el animal, al que mató de una estocada. Sin embargo, el descabello dejó el premio en una oreja.

Lo de Roca Rey es un mundo aparte. Tan sólo con echarse el capote a la espalda en un quite enloqueció a los tendidos. La faena del tercero la inició en los medios, con estatuarios. No se movía el tío, y eso siempre causa furor. Este Travieso no es que fuera un derroche de bravura, pero al menos humillaba. Cuando perdió fuelle, se arrimó y hasta le tocó un pitón. Y el público tan contento. Al último, ya puestos a presumir de arrojo, le toreó de rodillas. Dos y dos orejas. Ese fue su botín.

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